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CulturaLos borrachos sin control

Los borrachos sin control

Por JUAN CARLOS PARRA SANABRIA

El efecto más conocido del alcohol en el cuerpo humano, es sin lugar a dudas, que afecta de manera directa el sistema nervioso central, se manifiesta en la persona al no poder realizar con seguridad las actividades de alto riesgo, por ejemplo, la conducción de cualquier tipo de vehículo.

En Colombia se ha luchado contra esta conducta de riesgo, que deja tantas víctimas a lo largo y ancho del país, pero el fenómeno no es únicamente un problema que afecta a la familia y a las comunidades por el dolor que causa la pérdida de un ser querido, también tiene un impacto social porque se pierde un líder, un estudiante, un padre de familia y el ingreso económico generando pobreza.

Otra externalidad de la siniestralidad vial generada por la conducta del conductor en estado de embriaguez, es la institucional, el estado colombiano y su capacidad de ejercer justicia se ve opacada cada día más por un manto de impunidad que las mismas redes sociales denuncian y vulgarizan cada vez con mayor frecuencia.

La Ley 1696 de 2013 se quedó corta ante un fenómeno que crece exponencialmente, el malestar de las comunidades no se hace esperar y esto afecta todo el accionar de la justicia, la política y se enfrentan en vano el derecho penal con los principios del derecho administrativo quedando caricaturizados ante la realidad, una cosa es el espíritu de la ley y otra bien diferente la realidad fáctica.

Ya se ha vuelto costumbre escuchar la noticia de un conductor en estado de embriaguez que atropella a un ciclista y le causa la muerte, una conductora pierde el control bajo el efecto del alcohol y atropella a un grupo de personas que esperan ordenadamente el bus en un paradero, de esa tragedia se recuerda que murió un menor de edad, son varios las personas fallecidas en la vía de condina en la ciudad de Pereira, pero el común denominador de estos conductores en estado de embriaguez que han asesinado a personas inocentes, es que han sido dejados en libertad por no ser un peligro para la sociedad y luego de un tortuoso proceso penal, donde los familiares de las victimas sufren de nuevo la tragedia y se revictimizan al escuchar los argumentos de la defensa y a los victimarios, los  conductores beodos tímidamente reciben  el castigo de casa por cárcel, ante la estupefacción de toda la comunidad.

Se necesita una reforma al código nacional de tránsito y al código penal, donde se puedan llenar los vacíos que entorpecen la administración de justicia y se sumerge en un abismo de desconfianza, el congreso debe legislar en la materia, para que se avance más allá de los límites del delito culposo y se brinden las herramientas necesarias para sancionar ejemplarmente la conducta del infractor ,que sabe del riesgo y conoce las consecuencias de conducir un vehículo bajo los efectos del alcohol, pero irresponsablemente naufraga en el  peligro con gusto y de manera cotidiana, con los resultados conocidos a nivel nacional.

Se convoca a los familiares de las víctimas de los siniestros viales, a la sociedad civil que está consciente de la violencia vial y en especial de este flagelo de conductores en estado de embriaguez, para que se apoye un movimiento cívico, que promueva una reforma seria y contundente que nos salve de la caída libre al abismo de la impunidad.

Además de una Ley que brinde las herramientas a fiscales y jueces para que administren justicia fortaleciendo los principios del estado social de derecho, es necesario que la norma exija a las empresas privadas, oficiales y públicas, cumplan con la política de prevención de alcohol y drogas, exigida por el sistema de gestión de seguridad y salud en el trabajo y el plan estratégico de seguridad vial como política de regulación del pilar de comportamiento humano y anunciar serias sanciones para quienes sean permisivos con este mal hábito.

Realmente no podemos continuar recogiendo a nuestros familiares mal heridos o fallecidos en las vías públicas, porque las autoridades, las normas y el estado se quedan cortas y caen de rodillas ante la dictadura de los borrachos.

Hay que trabajar en equipo , recordemos que la seguridad vial es compromiso de todos.

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