Luis García Quiroga
Hacer de Pereira una ciudad universitaria es la premisa de una organización denominada Red Universitaria de Risaralda que opera de tiempo atrás impulsada por directivos universitarios.
Se basa en que, como ciudad región, Pereira lo tiene todo. Buen clima, centralidad estratégica en relación con Bogotá, Cali, Medellín y el mar Pacífico, excelentes servicios públicos, comercio dinámico, industria, banca, telecomunicaciones modernas, distancias cortas entre el centro de la ciudad y la periferia, enorme zona rural, aceptable infraestructura vial y en general, un ciudadano amable y hospitalario como corresponde al proverbial estilo pereirano.
Los estudiantes que desde otros países vienen en intercambio a Pereira, destacan la calidad de vida local, dicen que aquí les rinde el dinero y que el nivel académico es bueno. Se van encantados. Bianca, una chica argentina de Santiago del Estero me contó que el taxista que la llevó del Aeropuerto Matecaña al alojamiento, le bajó la maleta, tocó el timbre y se marchó sólo cuando ella entró a la casa.
Si tuviera apoyo de la Gobernación, las alcaldías de Pereira, Santa Rosa de Cabal, Dosquebradas y del empresariado, Pereira Ciudad Universitaria sería un proyecto exitoso dadas las condiciones específicas que tenemos como ciudad región. Son evidentes los beneficios sociales, culturales, económicos y de posicionamiento que ya tenemos, pero debemos consolidar.
La cercanía es uno de los factores mas valiosos. La centralidad estratégica de Pereira la entienden mejor los cacaos empresariales que montan aquí sus bodegas y grandes superficies, pero nosotros no hemos sido capaces de montar una plataforma sistémica de desarrollo como se planteó hace quince años. El calor se nos queda en las sábanas y recuperar ese proyecto con enfoque en la Educación Superior es una opción, pues como bien lo dice Abad Faciolince: “Aunque la educación esté mal repartida, el entendimiento es parecido en todos”.
Es así como en medio de las rivalidades creativas necesarias, las universidades locales compiten, pero se colaboran; y como corresponde a la academia, estudia la competitividad, posibilidades, ventajas y beneficios del entorno.
Esta coyuntura histórica del Covid-19 debería ser la oportunidad para estimular a los padres de familia que exponen a sus hijos enviándolos a estudiar a Bogotá o Medellín e incluso al exterior en donde los riesgos de contagio, de inseguridad y de costos son mayores. Estudiar en una universidad en Pereira es alejar la incertidumbre de estar lejos del teflón familiar.
La ciudad ya tiene profesores con doctorados y maestrías en universidades con vasta experiencia y acreditadas en alta calidad; y las que no, ofrecen calidad probada por los profesionales egresados que hoy están al servicio de la sociedad risaraldense y ayudando a la reactivación económica, a movilizar la demanda interna y adaptarnos a este nuevo estado pandémico, que va para largo.