CONTRACRÍTICA: Con Humor, Amor.. y .. Ardor
POR Carlos Alberto cardina Montoya
El viejo se sentía un poco fatigado, acababa de tomar sus medicamentos para la presión, 3 pepas más para la diabetes, las gárgaras de ajo para la próstata y el jarabe para la memoria; para él, solo había tomado café.- El momento fue interrumpido por un delicado golpeteo en la puerta, tres “Toc toc toc”, lentamente el viejo se incorporó y avanzó hasta abrir la puerta; se lo topó de frente; sin duda, se trataba de alguien con clase, bien trajeado y con cara de hacerla a la entrada o a la salida.
Muy cortés, saludó, mientras trataba de ocultar algo extraño debajo de su elegante Borsalino, “Hola abuelito, se te nota que estás muy bien”, dijo mientras asomaba una sonrisa algo fingida y un extraño olor a azufre invadía el lugar.- “Tienes una casa muy bonita” apuntó, y agregó “Seguro es el resultado de muchas jornadas de trabajo, tienes cara de haberte esforzado mucho en la vida” , y volvió a sonreír.- Así es, dijo el viejo, ahora dígame qué quiere.
El visitante ingresando sin autorización tomó asiento y abrió su portafolios y extrajo algunos documentos que, igual, olían fuertemente a azufre; le dijo al viejo que regresaba lentamente: “Hoy es el día de la recompensa que estabas esperando, la justicia para el final de tus años, esta casa empieza a tener magia, solita va a empezar a producir mucho dinero, no vas a tener ninguna obligación hasta el final de tus días, solo tienes que firmar aquí, encima de la figura del chanchito” y dejó una espléndida sonrisa mientras acomodaba su elegante sombrero tratando de ocultar como unas protuberancias en su cabeza.
“En mis escasos 70 años, nunca había escuchado algo parecido, pero es que de eso tan bueno, no dan tanto”. A ver, ¿Cómo es que es la cosa?”
“Mire abuelito” agregó el personaje “Durante ésta cuarentena ustedes los abuelitos lindos se han portado muy juiciosos, se dejaron enjaular por decreto, les dimos media hora tres veces a la semana para hacer chichí, como los perritos, y ha llegado la hora de premiarlos; les vamos a dar platica, nosotros le damos una cantidad mensual hasta que usted muera, y no tiene que pagar nada, los muertos no pagan; además cuando firme aquí le conseguimos el permiso para que pueda salir todos los días, vaya a reuniones, no va a tener que usar tapabocas ¿No le parece increíble?
El viejo, visiblemente sorprendido, tomó el lapicero y cuando se disponía a firmar, escuchó una voz chillona, apurada “Vieeeejooo Vieejoooo despierteeee que ya es hora de sacar el perrito y pa que camine, Viejo sooordoooo”.-. Mija, dijo el viejito, Mija, tuve una pesadilla, se me apareció el diablo, tenía cachos y cola, y casi me quita la casa”.
La historia llega porque el diablo anda suelto, se llama Hipoteca Inversa y es otro favorcito que el Show de Tuerquita le hace a los bancos; el precio es el patrimonio de viejos solitarios que irremediablemente irán a dar a manos de los codiciosos banqueros, que ya afilan el pico y las garras para competir en busca de más y más viejitos con casa.
En Colombia casi el 10 % de la población pertenece al segmento de la tercera edad y solo un porcentaje muy bajo está en condiciones de pensión y bienestar económico; los demás aun deben madrugar a producir para comer; solo que en el marco de la pandemia, el gobernante en su emergencia sanitaria los ha declarado en nivel de idiotas que, no pueden tomar decisiones y por decreto ordenó su encierro y engavetó su sensatez, sabiduría y capacidad para aportar en la emergencia. Entre nosotros, a muchos viejitos no los mató el coronavirus, los mató el hambre y el abandono, y ahora sale con el regalo para el día del padre, la Hipoteca Inversa, otra infamia del mandato neoliberal.
Desde ésta humilde columna, solo me queda invocar el raciocinio que al respecto hizo la fenomenal Kaiser Angela Merker cuando dijo que “Aislar y despojar a los ancianos para recuperar la normalidad pos Covid, es éticamente inaceptable”. Medidas como las que tomaron en Colombia contra los viejos, fueron reversadas en Alemania y Francia, y en el Reino Unido, en medio de su desastre, tuvieron que recurrir a los sabios viejos ochentones que, finalmente, les dieron luces para pelear con un enemigo invisible, por que el viejo sabe más por viejo que por otras vainas.
Esta víspera de celebración del padre es un gran motivo para reivindicar al viejo, ser viejo con casa o sin casa es una categoría en la escala de la vida, y a esa categoría no llegan todos, con virus o sin virus.- Eso bien lo debería recordar el diabólico emisario de la OCDE.- Los griegos aseguraban que en los ancianos está el saber, Los indígenas Embera tienen su amparo en los saberes de los taitas, los mayores y las mayoras de la tribu, ellos son un enorme tesoro; pero no se lo digan a Duque, porque va y los empeña ó se los regala por decreto a un banco.
LA ÑAPA: “Mami, mami, puedo jugar con mi agüelito? ….Si mija, pero cuando termine de jugar, vuelve a guardar el esqueleto”