Aldous Huxley, uno de los más importantes representantes del pensamiento moderno, en su prólogo de la última edición de “Un Mundo Feliz” aclara que, en esta obra “Los únicos progresos científicos que se describen específicamente son los que entrañan la aplicación a los seres humanos de los resultados de la futura investigación en biología, psicología y fisiología”.
Esta claridad establece una importante diferencia de Huxley con Alvin Toffler quien, en épocas diferentes, sí profundizó a finales del siglo XX, en una especie de predicción del futuro a partir de fundamentos históricos, técnicos y tecnológicos. Huxley, investigador científico, hijo y hermano de eminentes biólogos, publica “Un Mundo Feliz” en 1932, describiendo ese mundo feliz que debía haberse producido por inercia a partir de una premisa fundamental: El ser humano que es lo suficientemente inteligente, debió haber aprendido de las dolorosas lecciones que dejó la primera guerra mundial y entonces, ahora sí la humanidad enderezaría su destino. En esto sí se equivocó Huxley, en lo demás, muy acertado, dos décadas después analizó minuciosamente sus propias profecías y demostró que varias se realizaron antes del plazo previsto.
La clonación que se concretó en la oveja Dolly, procedimiento que avanza peligrosamente hacia el género humano; la concepción fuera del útero (los bebés in vitro); la hipnopedia, consistente en el aprendizaje durante el sueño; se han cumplido ya. Otras creaciones de su imaginación están por cumplirse en plazo relativamente corto o se están gestando.
Como su descripción se fundamenta en biología, psicología y fisiología, no podía faltar la deducción lógica de a dónde debería dirigirse el mundo en materia de salud y es apenas lógico que en un mundo que se supone liderado por cuerdos, capacitados e inteligentes, la medicina preventiva es la solución.
Lejos, muy lejos están estos principios de quienes han convertido la salud en los insensibles y aberrantes negocios que van desde los químicos envasados como medicinas, hasta los deprimentes e insensatos sistemas de atención a los enfermos, el monstruo que han creado, particularmente durante los últimos veinte años, los ministerios de salud.
Por esa razón, cuando la «gran» prensa (televisión, diarios, radio e inclusive revistas como Semana) presentaron al posible candidato a la presidencia Alejandro Gaviria exhibiendo un libro, se trataba precisamente de “Un Mundo Feliz”, la obra de Aldous Huxley a la que hemos hecho referencia en párrafos anteriores, Gaviria nos dejó enormes dudas, particularmente por incoherencia.
Ha hecho en el Ministerio de Salud precisamente lo contrario de lo que se puede entender en “Un Mundo Feliz”. Es el autor de la inequitativa reforma a la salud (proyecto de ley ordinaria No. 210 de 2013) rechazada por médicos y pacientes porque en ella prima la sostenibilidad financiera sobre la atención en salud, restringe el acceso al derecho a la salud y vulnera la red pública hospitalaria, de acuerdo con los comunicados oficiales de La Asociación Nacional de Internos y Residentes (ANIR) y además fue presentado al congreso sin conciliar con la Asociación de Pacientes de Colombia.
“La actual reforma a la salud debería solucionar todos los males, pero lo que cursa en el Congreso no resuelve ninguno… Hay una perversidad peor y en esta reforma se legaliza el robo por parte de las EPS, que se llamarán Gestores, pero ganarán tanto por los servicios que prestan como por los que dejen de prestar” indicó, en su momento, en Blu Radio el Secretario de Salud de Bogotá, Aldo Cadena, refiriéndose a la reforma de Alejandro Gaviria.
Esa reforma, presentada por Gaviria, redactada por él con el actual ministro de salud de Duque, Fernando Ruiz, que era su viceministro, es algo que evidentemente no soluciona el problema real: una manifiesta crisis de la salud frente a la que han diseñado una solución integral que beneficie y ofrezca garantías a todos los actores del sistema.
¿Qué es, entonces, lo que Gaviria extrajo del pensamiento de Huxley? No lo leyó o no tiene razonamiento crítico.
Que no nos vuelva a suceder lo mismo que cuando la gran prensa presentó en sociedad al actual presidente Duque diciendo que había sido formado en Harvard. Gracias a la intrepidez de algunos periodistas que solicitaron a Harvard la información se supo que él no se formó en esa institución y que lo que hizo fue un seminario corto.
Corremos el riesgo de repetir los errores cometidos en 2018 de los cuales es necesario señalar quiénes indujeron la tragedia que ha vivido Colombia estos tres años de desgobierno, desaciertos y absurdos.
Obviamente los principales equivocados son los ciudadanos electores porque se confiaron de quien les dijo que ese era el candidato ideal, que estaba lleno de atributos, preparación y cualidades para gobernar y ellos le creyeron sin verificar.
Ustedes sugerirán que el principal culpable es el expresidente Uribe y yo coincido en gran medida, pero agrego que hay otros más que cargan sobre sus hombros el peso de semejante error con el que contribuyeron a que el país caiga, como cayó, en la mayor ineptitud e incompetencia.
Entre los causantes están también, por un lado, las empresas encuestadoras que tuercen la realidad a la ciudadanía, amparados en la determinación de que este es un pueblo manipulable que acude a votar por el que cree que va a ganar y no por el que cree que debería gobernar. Enorme responsabilidad recae también sobre la gran prensa (televisión, radio y medios escritos) que ocultaron la verdad para que el ciudadano elector no se enterara de las falencias, fallas, errores y carencias propias del candidato preferido de ellos.
A propósito: El mismo Aldous Huxley sostiene: “Los mayores triunfos de la propaganda se han logrado, no haciendo algo, sino impidiendo que ese algo se haga. Grande es la verdad, pero más grande todavía, desde un punto de vista práctico, el silencio sobre la verdad”.
Yo seguí detalladamente todos los debates, el primero fue el Foro Nacional Ambiental en el que Duque dejó escapar esta perla:
En un debate con formato mediante el cual un candidato debe leerle a otro la pregunta previamente preparada, le correspondió a Viviane Morales formulársela a Iván Duque y ésta es su desconcertante respuesta:
¿Qué podía esperarse?
Antes de su posesión como presidente, DUQUE sorprende al mundo en una visita inolvidable al Rey Felipe de España:
Recién posesionado, en un evento de la Unesco en París, hace la presentación de su programa de industrias creativas que tiene previsto poner en marcha, dejando perplejo a su auditorio con estas barbaridades:
“Pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla».
Tengamos cuidado, no sea que esta nefasta prensa nos esté tratando de llevar por el mismo camino que en 2018 para que en 2022 también nos volvamos a equivocar, obviamente a favor de los intereses económicos que ellos representan.
Los medios han sido y serán influenciadores de las decisiones porqué cada uno de ellos se ha convertido en defensores de los modelos que ellos mismos representan a través de quienes han adquirido el pensamiento de sus informadores, recordemos que hoy quienes son sus dueños también lo son del poder económico.
Respetado Columnista:
Las verdades a medias es que también son mentiras a medias.
El adoctrinamiento existe y se da en todas las esferas.
Cuando una persona entra a un grupo y ese grupo y este se encarga de asimilarlo a su modo de ver la vida.
Eso pasa con los medios de comunicación al servicio del sistema: adoctrinan a un cúmulo de audiencia: visual, escrita y oral, a punto de entrevistas conducidas para vender dizque lo grande de ese candidato.
El adoctrinamiento de los medios de comunicación existe: unos más que otros , pero todos lo hacen.
El peligro es la forma en que los medios inflan a los candidatos del sistema, como influyen en la conducta de las persona a punta de verdades a medias.
Está en cada uno de nosotros rechazar la influencia de los medios o dejarse arrastrar por ellos.
Excelente artículo. Supone uno que el mundo feliz de gaviria será el del neoliberalismo en una versión pintada de tricolor. Un eufemismo.un cambio de fachada de una casa en ruinas como Colombia.
Los medios han sido y serán influenciadores de las decisiones porqué cada uno de ellos se ha convertido en defensores de los modelos que ellos mismos representan a través de quienes han adquirido el pensamiento de sus informadores, recordemos que hoy quienes son sus dueños también lo son del poder económico.
Respetado Columnista:
Las verdades a medias es que también son mentiras a medias.
El adoctrinamiento existe y se da en todas las esferas.
Cuando una persona entra a un grupo y ese grupo y este se encarga de asimilarlo a su modo de ver la vida.
Eso pasa con los medios de comunicación al servicio del sistema: adoctrinan a un cúmulo de audiencia: visual, escrita y oral, a punto de entrevistas conducidas para vender dizque lo grande de ese candidato.
El adoctrinamiento de los medios de comunicación existe: unos más que otros , pero todos lo hacen.
El peligro es la forma en que los medios inflan a los candidatos del sistema, como influyen en la conducta de las persona a punta de verdades a medias.
Está en cada uno de nosotros rechazar la influencia de los medios o dejarse arrastrar por ellos.
Excelente artículo. Supone uno que el mundo feliz de gaviria será el del neoliberalismo en una versión pintada de tricolor. Un eufemismo.un cambio de fachada de una casa en ruinas como Colombia.