¿A quién creerle?

Han aparecido nuevas maneras de entender conceptos fundamentales tales como la verdad, los acontecimientos, la historia, lo que es correcto y lo que no lo es, todo ello dependiendo del sujeto que participa al mirar y relatar los hechos de una parte y de quienes están comprometidos en los eventos de la otra; algo así como la cuántica aplicada a la sociología y a las ciencias del comportamiento, asi los eventos cambian cuando cambia quien mira o juzga, de la misma manera que ocurre en la física que apenas empezamos a entender, donde la presencia del observador modifica lo que existe o deja de ser.

Términos como postverdad, como la verdad relativa, se aplican para entender los acontecimientos de acuerdo al código de conducta del observador, así los sucesos aparecen o desaparecen como por arte de magia y la verdad se convierte en algo relativo.

Ante algún hecho, anuncio o desliz realizado por la gente del Pacto Histórico o de sus afines, si es punible, si es un esperpento, si acaso es una mentira o un engaño y lo peor, si estamos ante crímenes y masacres, ante la imposiblidad de encontrar una jusificación de tal despropósito, se recurre a santificacar lo inaceptable con la pócima mágica de: Uribe, o Duque, o Gaviria, o el bobo de la pila lo hicieron antes, así un crimen, que lo es independientemente de quien lo cometa, deja de ser un delito dado que antes otro tanbién mató, una promesa incumplida, un engaño sin bemoles deja de ser un acto cometido por alguien sin hígados para delinquir siempre y cuando el analista encuentre algo parecido en el pasado reciente; este comportamiento de las bodegas pagadas, es compartido por quienes tienen un código ético y moral que se puede acomodar como un sastre acomoda una prenda al cuerpo de quien la va a usar, así hemos llegado al fondo del abismo cuando lo malo deja de serlo porque su actor es un copartidario, si los otros hacen algo punible, pues yo también lo puedo hacer, si otro rompió la ley, ello deja de ser delito puesto que otro ya lo hizo, valiente manera de defender y justificar, de cambiar el color del delito; ¿recuerdan a quien aconsejaba mover el lindero de lo ético para atacar a los adversarios en la anterior campaña?.

El todo vale tuvo su más reciente éxito en el campeonato mundial de futbol, el equipo campeón rompió el record de penaltis a favor, nunca antes se había logrado que le otorgaran 6 de ellos en los primeros tiempos del partido, algunos de ellos los consiguieron sin que siquiera se diera un contacto por parte del adversario, parece que el entrenamiento contaba con una materia inédita, como engañar al árbitro; los argentinos han sido maestros en las artimañas como la mano de Dios que le dio, a través de Maradona, otro título a los australes y ahora presenciamos esta versión que estuvo llena de picardías y marrullas,  en síntesis no solo el comportamiento en la cancha distó mucho de ser uno de caballeros, el post juego mostró el talante de un equipo que tiene calidad y jugadores hábiles que no necesitan de trampas y trucos pero, como el alacrán que pica a quien en su lomo lo transporta, eso hace parte de su idiosincrasia; mal campeón y pésimo ejemplo para un deporte que debería ser una palestra donde se diera ejemplo de buenas maneras, de honestidad y de caballerosidad, mismas que el portero del equipo coronado mostró dónde se encuentran y dónde buscarlos.