Por Ferley Henao Ospina
Si la constante de la Unidad Nacional de Protección es lo que ha sucedido con Carolina Giraldo Botero, la pregunta debe ser: ¿A quién es que protege la Unidad Nacional de Protección? Carolina lleva mes y medio totalmente desprotegida pese a que el 24 de junio fue amenazada de muerte y al día siguiente formuló la denuncia correspondiente e inició el proceso ante este organismo. Lo único que le han confirmado es que sí han recibido toda la documentación.
En todo este tiempo no ha sido posible que el funcionario que debe ponerse en contacto con ella, que es el experto, la llame y concreten qué pasos hay que seguir. Se suponía, por la información que han suministrado, que ese contacto se daría cuando ella terminara de llenar uno y otro requisito para completar el complejo conjunto de trámites burocráticos, pero aún después de cumplida toda esa tramitología tampoco aparece el funcionario.
La pregunta ahora es, si eso ocurre con Carolina que dispone de todos los recursos técnicos y tecnológicos, en una ciudad como Pereira, ¿qué será lo que le sucede a todos esos líderes campesinos, ambientales y sociales en regiones apartadas?
Es muy preocupante la suerte de nuestros líderes y lideresas que, a lo largo y ancho del país, tratan de reivindicar legítimos derechos en las regiones rurales, sometidos a semejante nivel de desprotección. ¿Será esto la consecuencia de un centralismo absurdo que está costándonos tantas vidas y causando el terror en todo el país?
Pese al liderazgo social, al liderazgo cívico, la raigambre que tiene Carolina en nuestra sociedad y estando aquí en ésta que es la capital de un departamento y una de las ciudades importantes del país, no somos objeto de una mirada seria por parte de la Unidad Nacional de Protección, eso nos lleva a pensar en cuál podrá ser la situación en la otra Colombia que es donde habita la mayoría de líderes sociales que resultan silenciados por balas desconocidas, algunos de ellos en sectores totalmente apartados de la protección del estado.
¿Puede funcionar una institución de esa naturaleza, que tiene la responsabilidad de velar por la vida de personas amenazadas, con semejante negligencia o descuido o desidia o irresponsabilidad?
Esto es un absoluto desprecio por la vida. En 2020, hasta julio 15, han sido asesinados 166 líderes y/o defensores de derechos humanos. Los conflictos agrarios por tierra, territorio y recursos naturales representan el 70% por ciento de las causas atribuidas a estos hechos.
A Carolina, en medio de esta situación que se ha venido alargando en el tiempo, solo le ha quedado clamar: «Me siento prisionera de la Unidad Nacional de Protección».
Considerando esta ineficiencia y tratando de encontrar una explicación, hemos acudido a la información del presupuesto asignado a la Unidad Nacional de Protección para la vigencia 2020 y resulta que disponen de una asignación de 940 mil millones de pesos y que tienen camionetas blindadas sin darles uso y que algunos políticos cuentan con escolta sin necesitarla e inclusive sin pedirla. Entonces, ¿por qué no actúan?
¿Qué hacen con ese dinero y con esos recursos disponibles?, ¿por qué están constantemente cayendo nuestros líderes? ¿A quién es que Sí protege la Unidad Nacional de Protección?
Unidad Nacional de Protección requiere de un debate público.
Es un organismo inoperante para los lideres y lideresas, que debaten, que cuestionan al sistema.
Es un organismo sin control ciudadano, ni politico, ni social.
Es un organismo que interviene y aparece cuando ya se ha atropellado, asesinado. .
Es un organismo sin decisión efectiva para proteger los ciudadanos en situación de riesgo.
Cómo duele mi país… 🙁