¿Abuso o tontería?

Hemos conocido a través de las redes sociales y de los medios de comunicación el abuso en algunos restaurantes en Cartagena, especialmente con los turistas extranjeros. En Barú hay evidencias de precios que rayan con el fraude, parecen más un pillaje de algunos empresarios de la gastronomía; por ejemplo: una picada mixta en $850.000, arroz con camarón $295.000, langosta grande $730.000, un consomé $120.000, cervezas nacionales entre $45.000 y $55.000, un Gatorade $45.000, una botella de agua $15.000. En muchos casos no informan la cantidad del gramaje de las proteínas ofrecidas.

En 2023 hay más de 10.000 las quejas en la alcaldía de la Heroica. Ir a la playa es toda una odisea, el acoso de vendedores ambulantes ofreciendo todo tipo de productos y servicios hacen que un plan vacacional se convierta de lo más harto por el acoso que no permite el disfrute. Lo peor es que ya se ven casos en Santa Marta con precios que se salen de los márgenes razonables de utilidad. Si un turista hace el reclamo, se conocen casos de que la pasará mal, pues tienen mecanismos no santos para hacer efectivo de cobro de la factura que en muchos casos no cumplen con las normas de facturación electrónica, y se asemejan más a un robo. Cartagena no ha prestado suficiente atención a este problema de la informalidad para mejorar la imagen que tienen hoy los turistas en las playas con los nativos, al parecer no tiene una estrategia efectiva para protegerlos. 

En Alemania el valor de una buena cerveza en un bar cuesta en promedio (5) cinco euros, es decir unos $21.500, menos de la mitad de lo que cobran en Cartagena. Europa es un continente con una gran acogida de turistas y los diferentes gobiernos se han ocupado de proteger la industria del turismo; es un importante renglón de sus economías. En este sentido el gobierno nacional y en los territorios deberían proteger esta industria con políticas serias y hacer inversiones que motiven a propios y foráneos en visitarnos. 

En las recientes festividades de Blancos y Negros en Pasto, que ya tienen un prestigio notable como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se notó más conciencia en proteger la economía local, los precios en los restaurantes son bastante competitivos, acompañados de una ciudad muy limpia, donde la cordialidad y el respeto de los pastusos es contagiosa, ni hablar de sus espectáculos llenos de colorido y belleza. Mucho que aprender de nuestro entorno de lo que se debe y no se debe hacer en Pereira, no más las mal llamadas “Fiestas del Chupe”.

Ya se presenta cierta resistencia en programar vacaciones a Cartagena, comenzando por los altos costos de los tiquetes aéreos, pues en varias épocas del año es más barato ir a México o a los Estados Unidos. ¿Dónde queda el control efectivo de la Aeronáutica Civil en el transporte aéreo en materia tarifaria? En 2023 se presentó una caída del 3% en la ocupación hotelera.

De no existir la intervención adecuada con acciones y políticas certeras de los gobiernos locales y del gobierno nacional, el abuso se puede extender a otras regiones, dando al traste con el desarrollo sostenible de esta importante industria. Si bien estamos en un mercado marcado por la competencia, la calidad es vital en su desarrollo; no es menos cierto que existen límites y se debe proteger al más débil, pero muy importante – el turista – pues es quien tiene el poder de compra y dependiendo de su experiencia decidirá si regresa o no, como también hará las recomendaciones en favor o en contra de potenciales turistas. De no mejorar seremos unos tontos al perder la oportunidad de potenciar nuestra economía.