Podría sonar extraño el título de mi artículo dominical, pero no es así. Partimos de tener hoy en Colombia en la presidencia de la república un presidente, GUSTAVO PETRO URREGO, acompañado de una mujer forjada en las luchas del pueblo afrocolombiano, FRANCIA MÁRQUEZ, quienes interpretan a cabalidad el ideario de un proyecto histórico que se propone adelantar los cambios sociales, políticos, culturales, económicos y medio ambientales, a través de reformas democráticas, sin las cuales es imposible construir un país próspero y en paz para toda la población.
El presidente, coherente con sus propuestas de gobierno, le presenta al órgano competente -Congreso de la república-, los proyectos de reformas para que las estudie y las apruebe o no. Hasta ahí, todo bien.
El lío surge cuando revisamos con ojo crítico, quiénes integran ese Congreso, pues allá no hay ángeles, querubines ni serafines, no señores, allá hay personas de carne y hueso, que además de sus propias inclinaciones, debilidades, prejuicios de todo tipo, aspiraciones y veleidades, representan en el fondo, intereses principalmente económicos, políticos e ideológicos, en una palabra “intereses de clase”.
Son varios los ejemplos que podríamos traer para ilustrar mejor lo dicho, pero sólo tomemos el último caso: La denominada ley de financiamiento, con la cual el ejecutivo pretendía recaudar en principio, una suma cercana a los 12 billones de pesos, pero que fue hundida por los partidos de derecha que se expresan en el congreso, apoyados por ciertos personajillos que se hicieron elegir diciéndole a sus electores que trabajarían por sus intereses, y resultaron “haciéndole pistola” a su propia gente, como es el caso del casi innombrable Paulino Riascos, elegido con los votos del Pacto Histórico y hoy posa como un minúsculo ser domesticado, al lado de la ultraderecha en el congreso.
Volviendo a la ley de financiamiento, me apoyo en los datos del profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nal. UNAL y director de la DIAN, Jairo Orlando Villabona Robayo, publicados recientemente en el periódico de dicha Institución de Educación Superior. Dice el profesor:
El proyecto de Financiamiento proponía, ojo 1) “rebajar el impuesto de las micro y pequeñas empresas en 8 puntos, lo que les permitiría competir de una manera más justa frente a los grandes monopolios”. 2) “rebajar del 35 al 30% el impuesto de renta de las otras empresas, de manera progresiva; 3) en más de 1.050 municipios del país se eximiría del IVA a los hoteles, impulsando así sus economías; 4) se creaba un bono por inversiones en energía de fuentes renovables; 5) se proponía que las indemnizaciones a las víctimas fueran unos ingresos no constitutivos de renta ni de ganancia ocasional; 6) se otorgaban alivios importantes a los morosos en sanciones e intereses; y, 7) se ampliaba la exención del IVA para reposición de vehículos de transporte de pasajeros, siempre que cumplieran ciertas normas ambientales.
Dice el profesor que “No entiende cómo varios congresistas apoyaron que NO se graven con el IVA los juegos de azar en línea, que no son una actividad desinteresada, mientras que los juegos de azar físicos ya se gravan, al igual que los licores, cigarrillos, y hasta los yogures”. Pero la respuesta está en que durante la discusión del proyecto, vieron muy activos a los “Lobistas” de esas empresas en el Congreso. ¿Qué hacían? ¿Para quién legislaron los congresistas? Blanco es y gallina lo pone. Votando en contra el proyecto, legislaron para los grandes negociantes de los juegos de azar, es decir, en beneficio de los capitalistas.
Continúa el profesor: “Se proponía otorgar recompensas superiores a $235 millones por denuncias sobre evasión de impuestos y contrabando, superiores a $470 millones. Se estima que la evasión es superior a los $100 billones anuales. Es inconcebible que algunos congresistas se hayan opuesto a que los evasores sean denunciados”. Suena un poco ingenuo el profesor, pero nosotros sabemos que a los poderosos les gusta amasar grandes fortunas así como no pagar impuestos, que son una forma de redistribuir la riqueza, y cuando la ley les impone pagar algo, entonces se inventan mil formas para evadir el pago. Son los mismos con las mismas. Con cara ganan ellos y con sello, perdemos todos los colombianos (as).
En resumen, los poderosos intereses económicos y políticos, prevalecieron en el Congreso, y lo mismo podría pasar con las reformas a la salud y laboral si los trabajadores no nos movilizamos para que esos congresistas no se vuelva a salir con la suya. Quienes apoyamos las reformas que impulsa el gobierno del cambio, nos ubicamos claramente en la orilla de los intereses populares, de los trabajadores, de la juventud, las mujeres, en una palabra, al lado del pueblo; quienes se oponen a esas reformas, así digan lo contrario, están en la orilla de los poderosos de nuestro país. ¡Eso es lucha de clases, claro está en un escenario menor aunque muy intenso!
¡La nota! Felicitaciones a los directivos de la Casa de la cultura de Marsella, que por estos días festeja sus primeros 50 años de vida institucional. Reconocimiento al amigo Gilberto López Ángel, con quien tuve la oportunidad de trabajar cuando dirigí el Instituto Risaralda Cultural (1992-1994). Por dicha casa de la cultura, orgullo de los y las marselleses, han pasado muchísimos cultores y gestores culturales, y allí se han formado muchísimas generaciones de niños, niñas y adolescentes, así como adultos en áreas como la música, el teatro, la danza, las artes plásticas, entre otras artes. Un aplauso para Marsella y su Casa de la Cultura, patrimonio arquitectónico de la nación.