
Esta es una columna para exigir que los dineros pertenecientes a cultura sean pagados por parte de quienes tienen la concesión del aeropuerto. No puede ser que unas empresas privadas se nieguen a cumplir con los pagos que benefician nuestra ciudad.
Es cierto que el sector cultural a veces suele verse débil y complejo, quizás sea uno de los sectores con menos músculo político de cualquier contienda electoral, pero eso no implica que no asuman una postura frente a lo que sucede en la ciudad, en el país y en el mundo. Siempre tendrán algo que decir y si no lo hacen, su silencio terminará sepultándolos. Acá, en esta columna, poco interesan los términos legales, administrativos o jurídicos que hay detrás del no pago de las estampillas que le corresponde a los concesionarios del Aeropuerto Matecaña, acá lo que realmente importa es lo ÉTICO. Eso es todo. Que se haga lo correcto y se pague.
Las empresas que tienen en concesión el aeropuerto están sacándole el cuerpo a pagar los dineros que le darían, entre otras cosas, un impulso vital a la cultura en Pereira, y cabe anotar que la cultura ha estado casi siempre en un tercer plano de los intereses de la ciudad. Pero, todo lo que se haga en cuanto a construcción de infraestructura y cemento poco sentido tiene sino está atravesado por lo cultural, es decir, por la capacidad de apropiación y resignificación humana de la obra material que se realiza. No en vano el aeropuerto hace uso de murales para embellecer su nueva infraestructura. Pero, ese gesto quedará en un mero acto insustancial si no se cumple, de manera correcta con los pagos que le corresponde realizar por parte de las entidades privadas a las que se les concedió el aeropuerto y cuyos dineros beneficiarán, sin duda alguna, el desarrollo de otras obras y proyectos con destinación específica a la cultura.
El aeropuerto Matecaña es quizás de lo más pereirano que tenemos, y su transformación debe involucrar todos los frentes culturales para no perder ese sentido de identidad y pertenencia que nos despierta. El alcalde de Pereira ya rota un video en el que aclara a la ciudadanía que va a exigir por todos los medios posibles que se paguen esos dineros.
Entonces la movilización no debe ser solo jurídica o administrativa, sino socio cultural. La presión debe empezarse a sentir por parte de toda la ciudadanía y ante todo de un sector que para nada debe verse ahora débil, confuso ni dubitativo. Es hora, de hacer sentir que esos dineros con los que se quieren quedar, pertenecen a la ciudad, a la cultura, y servirán para nuestro desarrollo, para infraestructura en las periferias, para formar niños y niñas conscientes de sus derechos, para estimular la creatividad, para seguir despertando el espíritu cívico, aguerrido y proactivo del pereirano.
Original publicada en El Diario y reproducida con previa autorización del autor.
OPAM: EL PEOR SOCIO EN MATECAÑA.
El alcalde lo sabía antes de firmar el contrato.
https://drive.google.com/file/d/1XF8ADp5BVurKLpjLEmZmw9VErCEwsKJc/view?usp=sharing