Lo que sucede con el proyecto vial Risaralda-Norte del Valle tras la reunión del ministro de Transporte Guillermo Reyes con la dirigencia de Pereira, me recuerda al genial y malgeniado vasco, Miguel de Unamuno, quien dijo: “No agoniza quien está muriendo, sino quien lucha por no morir”.
El inicio fue la polémica hace casi cuatro años en campaña política cuando el concesionario Conalvías incumplió en el peaje Cerritos II y Colpatria (como todo banco) hizo una patética propuesta. Saltó el gobernador electo Víctor Manuel Tamayo con su promisoria propuesta de que, con veeduría cívica, el peaje fuera manejado por el gobierno nacional y las gobernaciones de Risaralda y Valle.
El empresariado pereirano no se opuso, pero exigió viabilidad técnica y financiera. Reuniones van y vienen hasta el augusto anuncio de un paquete de obras por un billón 200 mil millones de pesos que, con la inflación y sus consecuencias, hoy no alcanza ni para la mitad de esas obras, porque como dice el alcalde Carlos Maya, “Vías del Samán tiene más cosas que una piñata”.
La banca privada con tasas de interés por las nubes no quiere financiar el paquete vial. Los excesivos intereses regionales, la crisis económica y la lentitud paquidérmica de todo lo público, tienen hoy agonizando a “Vías del Samán”.
Luego de la reunión con el ministro Reyes, es claro que proponer que algunas obras de ese paquete se paguen por valorización, es anunciarle al enfermo la extremaunción, pues contribución por valorización y peaje, configuran doble pago de una misma obra.
Triunfa la tesis de Luis Guillermo Velásquez, ex gerente de Autopistas del Café: $60 mil millones de recaudo anual es poco para ejecutar el abultado paquete de obras viales.
Sumemos que el nuevo director de Invías, Juan Alfonso Latorre, no quiere saber nada de la saga técnica de sus antecesores, lo que dilata el proceso. Y que a Pereira le urgen las soluciones viales, pero Valle también presiona por lo suyo. Menos mal, se salva la intersección Galicia.
Y una más: la vía Zaragoza- Aeropuerto Cartago atraviesa las hermosas tierras de Hernando Gómez alias Rasguño, hoy en manos de la SAE. ¿Pagaría Findeter la valorización? Salvo que el propio gobierno las tome para la reforma agraria, creo.
Conclusión: Quienes entonces abogamos por el auspicioso modelo público de ejecución de obras por las bondades de economía de recursos, hoy tenemos la convicción de que si los codiciosos privados no quisieran pan y pedazo debajo del brazo, y la puja por la concesión no tuviera corrupción a bordo, Vías del Samán ya estuviera contratada y moviendo tierra para aliviar el caos vial de Cerritos.
Agoniza el paciente porque quiso mucho, pero carece de dinero para tener lo que quiere.



Amanecerá y verá el ciego?….