Cada vez que termina un año realizamos una serie de promesas y propósitos con los cuales pretendemos cambiar ciertos aspectos importantes en nuestro estado físico y mental. Uno de los propósitos más frecuentes es el de bajar de peso con la consecuente desintoxicación y cambio de hábitos alimentarios que nos con lleven a bajar esos kilos de más que ganamos durante las festividades de navidad y año nuevo. Si bien pretendemos cambiar dichos hábitos debemos ser ante todo muy sinceros con nosotros mismos y no pretender echarnos mentiras ya que es muy dado que cuando se inicia un programa de adelgazamiento y desintoxicación, la persona lo comienza con mucho ánimo las primeras semanas y posteriormente vuelve a incurrir a sus viejos hábitos con las consecuencias por muchas conocidas. Recordemos que la obesidad y el sobrepeso no son solamente cuestiones de tipo estético sino un grave problema de salud y no solo puede considerarse un trastorno físico en sí mismo, sino también porque las consecuencias que le ocasiona al organismo son muchas y muy serias. Por eso son cada vez más los hombres y mujeres que tratan de luchar contra ella, ya que la obesidad se ha convertido en una epidemia a nivel mundial que puede comprometer el aparato cardiovascular, el sistema músculo esquelético, el sistema endocrino y otros más. De allí que esta obesidad sea la que predispone a un buen número de personas que la poseen, a desarrollar enfermedades serias como la diabetes, la hipertensión arterial, artrosis temprana en rodillas y alteraciones posturales en columna por mencionar algunas. La obesidad puede ser definida como la acumulación excesiva de tejido adiposo en el organismo por encima del peso medio normal y cuando esos kilos de más dejan de ser unos pocos y se transforman en permanentes, entramos en el terreno de la obesidad. A veces es el resultado de disfunciones glandulares y metabólicas, es decir no solo es consecuencia directa del tipo y cantidad de alimentos. En estos casos solo la atención y el tratamiento médico adecuado pueden ayudar a encontrar la solución. Pero en general la fórmula que la origina es sencilla: la ingestión de manera permanente y habitual de alimentos cuyo valor total en calorías excede las necesidades de nuestro cuerpo. Si ingresamos más combustible del que gastamos, el organismo, de manera natural lo almacena como tejido adiposo en cantidades cada vez mayores. Aunque puede sonar irónico, la obesidad se realimenta a sí misma Por un lado comer habitualmente de manera excesiva provoca un agrandamiento del estómago, lo que obligará a mantener igual o mayor cantidad de alimentos para alcanzar la sensación de saciedad. Por el otro, el aumento de peso y corpulencia demandará mayores requerimientos alimenticios para abastecer un cuerpo más voluminoso. Se trata de un círculo vicioso que es necesario romper. De todas maneras, el encontrar el método ideal para bajar de peso y limpiar nuestros tejidos puede variar, pero sin lugar a duda uno de los primeros pasos con que se debe iniciar esta reducción será unas muy buenas normas de alimentación sana con un equilibrio adecuado de carbohidratos, grasas y proteínas, hay que recordar que somos lo que comemos. Una vez establecido este primer paso se puede entrar a considerar sin la mesoterapia, los inhibidores de apetito o los movilizadoras de grasa pueden ser opciones que contribuyan a la disminución del peso teniendo en cuenta que, para cada paciente en particular, se utilizará una técnica individualizada.
Excelente