“Colombia entre los países que menos lee” titula Infobae abril 8/2023 para destacar esta frase de la ministra de Educación Aurora Vergara: “Nos preocupa la baja capacidad lectora en el país”.
¿Será esa la causa para que la clase dirigente colombiana haya cometido tantos errores y siga perseverando en ellos, convencidos de que son aciertos?
El día que cayó el muro de Berlín en 1989 los periodistas consultaron la opinión de los líderes mundiales sobre su significado y repercusiones. A Francois Miterrand, entonces presidente de Francia, le preguntaron si lo consideraba como el fracaso del socialismo y por lo tanto el triunfo del capitalismo, a lo cual contestó: «No. No es ni lo uno ni lo otro. Se ha producido la victoria de una nueva corriente a nivel mundial, que se llama PRODUCTIVIDAD».
Las palabras Productividad y Competitividad no han cabido en las cabezas de nuestra dirigencia y siguen rigiendo los destinos del país, departamentos y municipios, de espaldas a esas realidades que han contribuido a transformar al mundo evolucionado, al que estos líderes no creen que pertenezca Colombia.
Frecuentemente se escucha hasta en medios considerados serios, confundir el término Productividad empleándolo para significar: Producción. Producción, según Larouse, es la “Acción de producir/suma de los productos del suelo o de la industria”. En cambio, Productividad es “Incremento simultáneo de la producción y del rendimiento debido a la modernización del material y a la mejora de los métodos de trabajo”.
Con la palabra “Competitividad” sucede exactamente lo mismo. En una de las mesas de trabajo previas a la construcción del Plan Nacional de Desarrollo, se mantuvo la idea de que quienes tienen menos de 5 hectáreas requerían que se les completen 10 para poder volverse competitivos. ¡Nada que ver!
En esa misma dirección se han venido empleando conceptos absolutamente equivocados para orientar la economía, anclados en el pasado, por ejemplo, consideran “inviable” reconocer o recuperar los derechos de la clase trabajadora, ignorando que el Nobel de Economía 2021 galardonó precisamente a quienes estudiaron y fundamentaron que Sí se deben reconocer los derechos y que sí se puede aumentar el salario mínimo sin mezquindad.
La Academia Sueca de las Ciencias galardonó con el Nobel de Economía 2021 al canadiense David Card, al estadounidense-israelí Joshua Angrist y al neerlandés-estadounidense Guido Imbens. A David Card lo destaca la Academia por sus ‘contribuciones en el campo de la economía del trabajo’, entre ellas la “que rebate la idea generalizada de que una subida del salario mínimo o el reconocimiento de los derechos laborales, siempre acarrea pérdidas de empleo, como se pensaba hasta entonces” El País de España
El empresariado y la dirigencia política colombiana tenía que saber que Sí se puede reconocer el trabajo por encima de esas variables que han sido los techos impuestos por el capitalismo salvaje, ya citábamos la nota de EL PAÍS referente a que “Card y Krueger, a principios de los 90, demostraron que los aumentos en el mínimo salarial no tienen por qué conducir necesariamente a la destrucción de empleo”. Ignorarlo podría enmarcarse dentro de lo que la academia española de la lengua denomina ignorancia supina: “Ignorancia de lo que puede y debe saberse”.
Todos los lectores comunes y corrientes deberíamos saber esto divulgado como trabajo exitoso desde los años 90, a no ser que estemos hablando de ese común denominador que solo lee en su vida lo que tuvo que leer obligatoriamente en el colegio y la universidad. Al quedarse apenas con esos conocimientos primarios, carecen de acceso a la innovación, anquilosados, obsoletos.
Así, la dirigencia política de inicios de este siglo, cercenó de un solo tajo los derechos adquiridos por la clase trabajadora.
Con la Ley 789 del 27 de diciembre 2002 hicieron el ensayo de demostrar que quitándole los derechos a los trabajadores se aumentaría el empleo. entonces “la jornada ordinaria era de seis de la mañana a seis de la tarde y quedó de seis de la mañana a 10 de la noche sin lugar a ningún recargo por trabajo suplementario”.
Este ensayo fue un fracaso total, en este gráfico desde 2002 hasta 2022 (20 años) queda demostrado que el desempleo siguió en niveles muy altos, veamos eneros: 2003, 16,3%; 2004, 17,3%; 2005, 13,3%; 2006, 13,4%; 2007, 14,3%; 2008, 13,3%; 2009, 14,5%; 2010, 14,9% pese a que estábamos en pleno esplendor de la bonanza petrolera con precios del crudo entre 100 y 145 dólares/barril.
Así llegó el desempleo a niveles récord de 22% en mayo 2020 aunque, perseverando en esa formula fracasada, el 7 de agosto de 2018 el gobierno obsequió 10,5 Billones en exenciones tributarias para que el empresariado dizque genere empleo. En ese momento el desempleo estaba en 9,2% y a los seis meses febrero de 2019, en lugar de reducirse subió a 12,1%. Se perdieron los 10,5 Billones (la mitad de la cuestionada reforma tributaria) se empobreció más a los trabajadores y se restó dinamismo a la economía.

Si usted desea explorar más detalladamente esta estadística, puede ampliar este otro gráfico

O ingresar al vínculo del DANE https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/empleo-y-desempleo#:~:text=Para%20el%20mes%20de%20marzo,2022%20fue%2063%2C5%25 y descargar el Boletín técnico 28/04/2023.
¿Qué es lo que pasa? Como no se lee, no se entiende que significa competitividad y en ese mar de confusiones piensan que la competitividad se logra esquilmando al trabajador o haciendo lobby en las oficinas públicas para conseguir algunos privilegios que reemplacen la productividad y la competitividad por utilidades artificiales que les permitan sobrevivir y nada más.
Llevamos 20 años con la misma receta fallida, y ahora sí podemos contestarles como al final del poema de Juan de Dios Peza “Reir Llorando” cuando el médico le dice que visite a Garrik y él responde: “Yo soy Garrik, cambiadme la receta”.
Gracias por la columna. Tenemos una clase dirigente perversa y además ignorante de lo que significa la justicia social. Además aterra mucho que con la llegada de un gobierno progresista al poder, el primero en la historia que hace los cambios en democracia ahora lo quieren sacar. El escritor J G Vásquez cada vez nos recuerda más que desde los asesinatos de Uribe Uribe y Gaitán Colombia entró en un ciclo de violencia que no para. Lo más grave es el fortalecimiento de una nueva «Regeneración» conservadora brutal e intolerante que no acepta los cambios
Apreciado Ferley, su opinión sobre las causas de la incapacidad de nuestra dirigencia es benévola porque la ubica en la falta de lectura -que es cierto que no leen-. Creo que la causa de su incapacidad es el egoísmo en el que fácilmente cae una persona que goza de privilegios, que lo lleva a la indiferencia por el dolor ajeno y a la falta de interés en el progreso del prójimo.
Disfruto mucho sus artículos.
Cordial saludo.
Muchas gracias Carlos. Si creo también lo que tu agregas. Esa es una de las causas de los males que no nos dejan salir adelante
Este es un análisis contundente del engaño al que nos sometieron y nos decían que ellos son los que saben.
Bien didáctica tu columna. Gracias Ferley. El primer paso es desarrollar el hábito de la lectura. Pero ¿cómo van a leer los niños si no ven el ejemplo en sus padres? Y el segundo es entender que si una fórmula se aplica durante mucho tiempo y elmpaciebte no mejora o se alivia, simplemente está mal formulada y de no cambiarla, el paciente se va a morir. Así han pasado con nuestra Colombia. A no ser que los beneficios entregados tuvieran otra finalidad específica a favor de la clase dirigente, sin importar si perjudicaba a los trabajadores. Un abrazo.
Exactamente, Olga Cecilia. Perseveran en algo que ha fracasado. Es una clase dirigente que se aprendió una fórmula y no puede ir más allá.
Cordial saludo