Criticar es muy fácil piensan algunos y seguramente así es. Pero hay hechos y realidades que asombran porque se estrellan contra la sensatez. Pronostiqué con absoluta precisión el resultado electoral de las pasadas elecciones, no porque tuviera una bola de cristal, sino simplemente porque apliqué la lógica y una buena dosis de aritmética. Es claro y evidente que en estos comicios el equipo del Cambio maniobró con absoluta ingenuidad. La estrategia elaborada para Maicol Lopera fue un rotundo fracaso. Sus diseñadores sabían que la «máquina» tenía 60.000 votos. Ya se habían contado en el 2019 cuando contribuyeron para que Maya fuera alcalde y esos fueron los mismos votos que obtuvo Juan Pablo Gallo en Pereira para el Senado. En este nuevo proceso político había que planear a partir de esa realidad. El equipo de gobierno sabía que el desgaste del poder iba a pasarles factura especialmente por la impresionante impopularidad del saliente alcalde. Era algo totalmente predecible y definitivamente el quid del asunto. Cualquier plan debería estructurarse sobre esta realidad. La meta era fácil de precisar: trabajar para mantener esos votos y crecerlos al menos un 20%. Así se harían inalcanzables.
Pero no fue así y se equivocaron de cabo a rabo. Es increíble que hábiles expertos en esta materia cometieran errores que parecen infantiles. En los sesenta mil votos de la «máquina» estaban los votos del MIRA. Ese partido era un socio crucial e indispensable. Estaba contado pues su lista para el Concejo de Pereira obtuvo 12.000 votos en las anteriores elecciones. El primer propósito de la estrategia debería haber sido mantenerlos como aliados o al menos buscar otro partido político con igual o mayor número de votos. Ahí fracasaron. El día en que el MIRA se alineó con la candidatura de Mauricio Salazar el Cambio perdió las elecciones. La llegada del Centro Democrático fue apenas un premio de consolación y un espejismo pues ni siquiera arribaron completos.
El nuevo alcalde de los pereiranos, Mauricio Salazar, obtuvo hace cuatro años 55.300 votos (apenas cinco mil votos menos que Maya). Con la llegada del MIRA para estas nuevas elecciones su potencial se incrementó en los mismos 12.000 votos que los del Cambio perdieron. Basta sumar las dos cifras para llegar a 67.000 sufragios, una barrera inalcanzable para los del Cambio que se quedaba con 48.000 o sea con una distancia de casi 20.000 votos que al final fue la que Salazar le tomó a su contendor y que le bastaron para el triunfo.
Muy meritoria la meta obtenida por Lopera de mantener los mismos 60.000 votos que la «máquina» había probado tener. Eso comprueba que toda la estrategia diseñada apenas le alcanzó para reponer los 12.000 votos que dejó ir. Soportar el proyecto en «cuidar a Pereira», «la mejor ciudad de Colombia para vivir» y descuidar la aritmética electoral fue un error imperdonable y parece que los pereiranos no creyeron en aquel mensaje. Mira tú.
Para el Concejo de nuestra capital también acertamos en el pronóstico: los liberales se quedarían con siete curules (incluyendo la de Maicol), los conservadores con tres (incluyendo la de Salvación Nacional), los verdes y el Polo con dos, el Centro Democrático con dos, el Mira y la U con otros dos, Cambio Radical, Colombia Renaciente y la Agrupación en Marcha con uno cada uno. También simple aritmética y un poco de lógica.
El gran ganador de las elecciones fue sin duda Mauricio Salazar Peláez y los grandes perdedores el equipo del Cambio y el partido Alianza Verde que bajó estrepitosamente en los votos para alcalde y también en los votos para el Concejo y que en la Asamblea no obtuvo curul después de haber sido el gran ganador de las pasadas elecciones cuando alcanzó dos de las cuatro curules de Risaralda a la Cámara de Representantes.