Por JAIME CORTÉS DÍAZ
Es importante en los medios de comunicación mantener relación de objetividad en la divulgación de situaciones con entrevistas que involucran deterioro de imagen de un tercero de buena fe, cuando la parte interesada aboga en condición de victima esgrimiendo su propia incuria o error.
Esta introducción apunta a presentación pasada que hizo Caracol TV acerca del caso de Bonnie Prado, una brillante estudiante chocoana y hoy aplaudida científica, quien cursó un doctorado en astrodinámica y aplicaciones espaciales en una reconocida universidad de los Estados Unidos, y que cuenta ahora en ese país con un empleo particular en el campo de rastrear innumerables satélites que giran alrededor de la Tierra para evitar colisiones en aras de mantener seguridad, eludir choques entre ellos y en la cantidad de “basura cósmica” que ha desplazado el ser humano, creando otro tipo de polución y contaminación de alta peligrosidad. Para soslayar fenómenos de tal envergadura, su quehacer contractual es construir algoritmos para medir las trayectorias de los objetos (unos 250.000 de todos los tamaños) que sí se llegaren a topar, saldrían de órbita. “Es muy bacano lo que hacemos porque es estar siempre monitoreando, enviando mensajes a los dueños de los satélites si hay algún riesgo de colisión”, explica la calificada profesional.
El noticiero televisivo se refirió a la científica Bonnie Prado (35 años de edad), resaltando “su historia fascinante” que de verdad lo es, a la par que denunciaba a Colfuturo por pasarle a ella una cuenta acumulada que va supuestamente en cuatrocientos millones de pesos, producto de un desembolso recibido para realizar estudios de posgrado en Estados Unidos, impagado y por lo tanto acrecentado por el transcurrir de muchos años.
En tal entrevista, Bonnie expresa que después del pregrado en ingeniería electrónica empezó en la U. de Texas su maestría, y en 2012 en la U. de Pardue inició su doctorado en ingeniería aeronáutica y astronáutica, manifestando que gestionó un crédito-beca con Colfuturo, hoy Ministerio de Ciencia, que cubriera una cuarta parte del costo y fijó como fecha probable de graduación el 2018, pero tuvo problemas y además se enfermó de depresión por largo lapso, lo que la hizo incumplir, según su relato, aunque la entidad le pidió justificar para poder ampliarle el término, cosa que no hizo, diciendo a los periodistas que no estaba para trámites de formularios y optó por “aislarse del mundo”.
Ante la insuficiencia comunicativa, Colfuturo procedió a decirle que la financiación que ella misma requirió en el 2014, ya no era condonable y por eso debería pagarla con los intereses causados hasta la fecha. La doctora Prado al lamentar este pronunciamiento, expresó que la están castigando por no haber entregado a tiempo “un requisito burocrático”. Sin embargo el instituto aclara que tiene hasta 15 años para pagar y no es cierto que esté actuando el organismo como un banco comercial, y que llevaba más de 30 meses en procura de finiquitar el compromiso adquirido, sin respuesta alguna. La viceministra Aljure, de MinCiencia, dice que si se hubiese aportado en su momento las evidencias requeridas sobre su salud, “otra sería la historia” pero ella, como lo acepta, ignoró las llamadas y se aisló. Agregó la funcionaria que la mencionada profesional fue exonerada de regresar al país para la aplicación pro témpore de sus conocimientos para contribuir al desarrollo nacional y quedar entonces el beneficio como crédito sin convertibilidad en beca, por extemporaneidad. De todas maneras dejó abierta la funcionaria la posibilidad de revisión del tema dentro de un marco de racionalidad por tratarse de recursos públicos debidamente reglamentados.
Como colofón, el ciudadano Jorge H. Beltrán P. comenta en aparte de un Twitter, “que lo más paradójico es que la doctora Bonnie acudió a Colfuturo aceptando condiciones y reglas, pero ahora vía tutela y presión de medios, pagando abogado, daña reputación de entidad que la apoyó”, y concluye: “los colombianos debemos aprender a asumir nuestras responsabilidades”.