El decreto con el cual el gobierno colombiano estableció el aumento del 9,54% en el salario mínimo legal mensual para el 2025, situó este en $1.423.500 y con el subsidio de transporte en $1.623.500.
Si bien esta medida busca mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, surge un interrogante crítico: ¿representa este aumento una verdadera mejora económica o se trata de una «ilusión monetaria» que será absorbida por el incremento de tarifas y costos atados al salario mínimo?
La «ilusión monetaria» ocurre cuando un aumento nominal en los ingresos no se traduce en un incremento real del poder adquisitivo debido al aumento paralelo que ocurre en los precios.
En el caso del salario mínimo legal mensual en Colombia, su incremento impacta directamente una amplia gama de tarifas y costos que están indexados, es decir, ligados al aumento del salario mínimo, como servicios públicos, matrículas escolares, SOAT, multas, cuotas moderadoras, notariales y otros bienes y servicios esenciales.
Esto significa que, aunque los trabajadores percibirán un aumento en sus ingresos, gran parte de ese incremento será absorbido por los ajustes en los costos de vida a partir de enero de 2025.
En este escenario, el beneficio real para los trabajadores podría ser mínimo, lo que refuerza la percepción de que este incremento es, en gran medida, una ilusión.
Estos incrementos limitan significativamente el impacto positivo del aumento salarial, especialmente en hogares que destinan una alta proporción de sus ingresos a cubrir estos costos básicos.
A pesar de que la inflación anual en 2024 se proyecta en 5,0%, el aumento salarial del 9,54% podría generar un repunte inflacionario en los primeros meses de 2025, agravado por el impacto de las tarifas indexadas.
Esto no solo reduciría el poder adquisitivo de los trabajadores, sino que también afectaría a los consumidores en general, generando una sensación de estancamiento en los niveles de vida.
Si bien el incremento del salario mínimo es nominalmente significativo, su impacto real estará condicionado a la capacidad que tengan el gobierno y el sector privado de controlar los costos indexados.
Sin una estrategia clara para desacoplar estos aumentos automáticos, el beneficio real será percibido como marginal o nulo por los trabajadores, especialmente aquellos en los sectores más vulnerables.
El gobierno enfrenta el desafío de equilibrar la mejora de los ingresos laborales con la sostenibilidad económica y social, evitando que los beneficios del aumento salarial se evaporen en medio de un alza generalizada de precios.
Lograr este balance será clave para asegurar que los trabajadores colombianos experimenten un verdadero progreso en su calidad de vida.
Efectivamente a los empleadores se les suben los costos laborales, y como es lógico, tendrán que trasladar esos costos a los precios de los bienes y servicios de actividad empresarial que desempeñan. 😱
Respetado Columnista:
Cómo persona con desconocimiento del impacto positivo o negativo del incremento en el salario mínimo, percibo que el mismo ha tenido históricamente reducidos aumentos, que generaron desigualdad en el poder adquisitivo en el trabajador colombiano.
Todos somos trabajadores que en mínimo o mayor porcentaje , sentimos que el incremento tiene sentido .
Es verdad, puede ser » ilusorio» pero es un proceso de iniciativa que permite poco a poco aproximaciones más dignas en este complejo mundo laboral del país.