Por HERNANDO AYALA MELGAREJO
- Renovación, condenados a nacer y morir todo el ciclo vital, cada día.
- “Los niños buscan todo el tiempo, humanos adultos a quienes respetar y admirar. Ser dignos de ese respeto es todo.” Humberto Maturana.
En periodismo es recurrente el socorrido versículo aquel de “un océano de conocimientos a un centímetro de profundidad” para etiquetar la vocación diletante común en el ejercicio mediático del oficio. Diletante es la referencia que hoy quiero hacer sobre la vocación de un latinoamericano de excepción que vivió 92 años focalizado en su pregunta sobre la vida y el amor entre los humanos. Finalizó su ciclo físico en este planeta el biólogo filósofo chileno Humberto Maturana, referente de generaciones de profesionales desde el siglo pasado por su dimensión universal de pensador humanista, centrado todo el tiempo en la perspectiva de lo mejor posible en la especie.
Ganarse el respeto para hacer posible sentir respeto por el otro y todos los otros, era un leitmotiv sin fin en Maturana. “Todo el tiempo hablaba para dar valor a nosotros, la raza humana. Para él éramos seres amorosos, que nacíamos amorosos, para vincularnos, para coordinarnos, cooperar, para la solidaridad, parar querernos” refiere sobre la fe de Matura en la humanidad, su amigo el periodista chileno Fernando Paulsen.
Maturana se dio el gusto de ir por el mundo con ideas propias, creando pensamiento, conceptos, conocimiento y palabras originales que para él consistían en agregar valor a la esencia de ser humanidad, vida. Autopoiesis, vida autónoma, fue el término que fundó en los sesenta, para definir que la vida, los seres vivos, son una sucesión de eventos de repetición para revivir, renovar su existencia de manera autónoma. Como la molécula del coronavirus que en el organismo humano se convierte en covid, la vida se renueva de manera autónoma y automática, por cuenta propia. Los seres vivos producimos nuestra vida a partir de alcanzar el primer instante de arranque, el estartazo vital. Somos nuestro propio alternador. En esa secuencia se es vida.
Filosofo del respeto, la coexistencia, convivencia, la interdependencia, el optimismo, sus aportes a la humanidad tuvieron como epicentro los principios para legitimar el merecer ser y estar vivos, con honestidad, integridad. Sus preguntas existenciales cuestionaron a los acumuladores sobre la apuesta, el sentido de lo alcanzado a partir de saber ¿qué queremos conservar? ¿Cuál es el propósito de vida con lo alcanzado? La finalidad de todo lo que hacemos, es la gran pregunta de Maturana. Pensar y preguntarnos todos es posible porque todos somos personas y podemos preguntar, dice. “Me gustó hacer lo que hice”, eso legó Humberto Maturana, un ser humano de gran dimensión, central en el espíritu de Chile y Latinoamérica. Paga la boleta al espectáculo de vida, conocer seres humanos como Humberto Maturana. Un deleite para diletantes que quieran dejar de serlo sobre su pensamiento en su conocimiento profundo.
Proceso #EMPATE_21 Integridad Juego Limpio #EticaDiversidad. Humanizar humanidad.
Escrito por Hernando Ayala M. Periodista Proceso DISNNET SOCIEDAD PARA TODOS 30_DS.