Esta semana, Alfonso Gómez Méndez, en su columna de El Tiempo hace una crítica a la gran cantidad de partidos políticos que fueron revividos o creados y a su poca identidad política. Muchos partidos se han limitado a servir como mecanismo para otorgar avales y obtener financiación del Estado, sin ningún compromiso ideológico, ni responsabilidad política.
Considera el Exministro de Justicia y Ex Fiscal General de la Nación, Gómez Méndez, que el problema es mayor cuando las candidaturas se tramitan a través de la recolección de firmas de un grupo significativo de ciudadanos porque se permite que los aspirantes realicen una precampaña que puede terminar superando los topes de gastos electorales. Tampoco hay relación entre las firmas y los votos y en muchos casos se contratan empresas para conseguirlas.
Válida y oportuna la crítica del doctor Gómez Méndez. El caos electoral se está observando en las regiones de cara a las próximas elecciones territoriales en el mes de octubre. Hay una proliferación de candidatos, de partidos nuevos y de movimientos significativos de ciudadanos, dando avales al por mayor para los aspirantes a los concejos municipales, asambleas departamentales, alcaldías y gobernaciones. No es clara la ideología que defienden o los principios que orientan su accionar político.
También hay “precampañas” políticas para la recolección de firmas que empezaron hace meses a hacer publicidad política en diferentes municipios del país. No necesariamente estas campañas como cree el doctor Gómez Méndez son las más proclives a superar los topes de gastos permitidos por el Consejo Nacional Electoral, en la mayoría de los casos, son las campañas de los movimientos o partidos que tienen el poder las que los superan.
En el país se ha avanzado en la reglamentación sobre las campañas, igualmente, en la participación de organizaciones como la Misión de Observación Electoral (MOE) o de Transparencia por Colombia, apoyada en la región por la Corporación Vigía Cívica para hacer seguimiento al cumplimiento de la normatividad electoral, incluyendo el registro de ingresos y egresos de las campañas (Cuentas Claras). No obstante, es muy difícil el control y con el exagerado número de candidatos aún más.
Lo que está pasando merece una reflexión sobre el tipo de democracia que se ha venido impulsando en Colombia, sin partidos fuertes, sin ideologías, sin políticos formados y con experiencia, sin controles efectivos y sin formación ciudadana para una participación electoral responsable e informada.