Nosotros somos los encargados de recoger lo que sembramos en medio de un país en vía de desarrollo y con una desigualdad aterradora. Los problemas climatológicos del trópico son bien conocidos, pero nosotros desde hace medio siglo estamos acabándonos sin darnos cuenta. Por más que evolucionemos positivamente y la tecnología nos facilite la productividad, dejamos un lastre que la atmósfera nos la cobra. No nos ganamos nada con mejorar nuestros planes de desarrollo en lo social y económico, si cuando terminamos de invertir, una sequía o una temporada de lluvias acaba con todo. Millones se pierden cuando en una temporada invernal, por los deslizamientos e inundaciones, se destruyen las vías principales y terciarias; mucho se pierde cuando las laderas se vienen, destruyen sembrados, acaban con viviendas y hay incalculables gastos cuando una inundación acaba con cosechas, vías y vidas humanas. De igual manera sucede cuando un exagerado verano provoca una gran sequía que acaba con el agua de los acueductos, se pierden otra vez las cosechas y las pérdidas económicas son incalculables. Como pueden observar, por donde se mire nos encontramos con consecuencias del cambio climático que afectan el desarrollo económico, cualesquiera sean las causas. En un país como Colombia se nota más la afectación pues nuestros recursos económicos son limitados; pero a pesar de ello y habiendo muchas justificaciones, nosotros somos los culpables de todo. Las emisiones de gases de las industrias, de los vehículos en mal estado, son causas, el no reciclar y enviar a quebradas, ríos y mares los residuos, son causas; desviar los cauces de los ríos para beneficiarse de cultivos son causas, la tala de árboles también; sembrar cultivos en laderas y valles prohibidos permiten deslizamientos e inundaciones. A pesar de tener identificadas zonas de riesgo, al año mueren miles de personas que tenían ubicadas sus viviendas a la orilla de un rio; mueren personas que tenían viviendas en la cima de una ladera de riesgo y mueren personas que se ubicaron en sitios donde había sucedido una tragedia. El cambio climático es el agente o autor material, pero nosotros somos los autores intelectuales de estos desastres. Los industriales bajo el interés particular de sus ingresos no son cautos en las emisiones, a los grandes terratenientes les interesa la riqueza de un cultivo, los trasportadores no gastan en mantenimiento por no afectar sus ingresos, allí debemos cambiar de actitud. Por último, el mayor problema es la laxitud de las autoridades que no ejercen control para prohibir y evitar cultivos y viviendas donde hay riesgos. No busquemos el ahogado rio arriba y culpemos lo que no es, contribuyamos al orden y respetemos la autoridad.