No debe sorprendernos que los grandes medios de comunicación, la politiquería tradicional y muchos ciudadanos, pongan cara de sorpresa y asombro, cuando escuchan del origen y las cuantías de dinero que movieron Nicolás Petro y Day Vásquez. Es la hipocresía de un gran sector de nuestra sociedad, que ha tolerado por años, la corrupción y el saqueo de nuestros recursos y patrimonio.
Son los mismos que guardan silencio con la forma como se financian nuestras campañas electorales, el enorme dinero que se invierte, la utilización abierta y descarada de la contratación pública para financiarlas y enriquecerse a la vista de todos. Mansiones y vehículos de alta gama, como los que la Fiscalía muestra en este proceso del hijo de Petro, son los que se ven en nuestra ciudad en poder de dirigentes y funcionarios, nada tienen que envidiarle las mansiones de Cerritos a las de Barranquilla. Lo que han movido Nicolás y Day, es una simple caja menor, ante lo que hoy ostentan muchos de los que han gobernado estas tierras.
La situación con ribetes de telenovela venezolana de los años 80, pero no por ello menos grave por las circunstancias, ha puesto al gobierno en difícil situación, pues los partidos de oposición enfilan baterías para sacarlo del cargo y frenar su agenda de reformas necesarias para mejorar la vida de millones de colombianos. La audiencia ante el Juez 74 Penal Municipal con Función de Control de Garantías que solicitó el Fiscal Mario Burgos para imputar a Nicolás y a Day, su expareja sentimental, por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito, acapara la atención de la opinión pública nacional e internacional.
La Fiscalía presentó pruebas de que gastaban dineros a raudales, “como si ganara $200 millones al mes”, dijo el Fiscal Burgos. Aseguró que estos dineros provenían del ex narco Santander Lopesierra, el contratista el “turco Hilsaca”, investigado por paramilitarismo, y de otros empresarios de la contratación. En la audiencia se conoció que Day fue beneficiada por el Secretario General de la gobernación del Atlántico, Raúl José Lacouture Daza, con un contrato para atender personas de la Tercera Edad por $400 millones, a través de la Fundación Conciencia Social en junio de 2021. Otro que salió salpicado en las pruebas presentadas fue Alex Char, quien en un chat le expresa a Day que le hará llegar 5 puntos como colaboración. Los investigadores judiciales establecieron que los puntos son millones de pesos.
Esta conspiración tiene origen en aportes de dineros provenientes de la corrupción. Como estos sabían la imposibilidad de ingresarlos a las arcas de la campaña, procedieron a gastarlos y darse vida de multimillonarios. Adquirieron dos mansiones, un vehículo Mercedes Benz, y gastaron en lujosas vestimentas y artículos de uso personal. Los que estuvimos en la campaña presidencial de Petro nos consta la dificultad de conseguir dinero para su financiación y los engorrosos trámites para que autorizaran su recepción. Fue una campaña erigida y realizada con voluntarios y ausencia de recursos.
Volvamos a Pereira, a este terruño que queremos entrañablemente y en el cual las autoridades son complacientes con los gastos multimillonarios en publicidad y compra de líderes y electoreros en las diferentes campañas. Es imposible cuantificar los gastos en vallas y eventos con costosa y moderna logística. Se utiliza la contratación por prestación de servicios para esclavizar hombres y mujeres y ponerlos a funcionar en la aplicación KONTACTO, algo que debe avergonzarnos y llamar a la reflexión. ¿Puede una sociedad elegir buenos líderes, probos, meritorios y honrados, en medio de este festín de dinero, sin que el ciudadano haga una reflexión y analice si es esto lo que le conviene a nuestra sociedad hoy en crisis? Seguiremos viendo dirigentes y mandatarios salir llenos de dinero de sus cargos, sin que nada ocurra. Las anteriores y actuales campañas se financian con los recursos obtenidos del saqueo de las rentas públicas y completan con otras. ¡Qué realidad tan dolorosa!