Desde hace décadas se viene presentando por todo el país, un conflicto de grandes proporciones, que ha girado en torno al acceso a la tierra. Tan vasto es este fenómeno, que los estudiosos del conflicto social y armado en Colombia, lo ubican en el centro del mismo, y, por tanto, solucionarlo equivale a dar un paso definitivo hacia la paz total.
Varios millones de campesinos (as), reivindican el derecho a la tierra, pero en el país, se ha atornillado una élite que ha hecho de la propiedad de la tierra un mecanismo de poder no sólo económico, sino político. Y, de paso, se le ha vendido la idea a la sociedad colombiana, pregonando que la gente del campo ya no quiere vivir allí y menos cultivar la tierra. ¡Falso!
Lo que ha pasado y pasa, es que un puñado de propietarios son los dueños de más del 80% de la tierra productiva, mientras que millones de campesinos, no tienen dónde cultivar para el propio sostenimiento de sus familias. Lo que ha pasado realmente, es que el campesinado ha sido expulsado del campo, y se le ha lanzado a las ciudades, sin ninguna garantía de sus derechos económicos y sociales, se les ha lanzado a las laderas, a las riveras de los ríos, a los extramuros de esas ciudades y pueblos.
Por una parte, el conflicto social y armado que se presenta en el país de los años 60s el siglo pasado, ha despojado a los campesinos (as) más de 6.5 millones de has. de tierra que han ido a parar a manos de ganaderos, narcos, políticos corruptos y hasta ciertos encopetados servidores del Estado, empotrados en el sistema judicial, en el congreso, en notarías, superintendencias, y a empresas creadas a última hora para disfrazar el despojo, dedicadas a diferentes cultivos, como la palma de aceite, y un largo etc.
Donde el campesinado ha logrado sostenerse, no hay vías que les permitan llevar sus productos al consumidor final; la salud, la educación, la vivienda, el saneamiento básico, la conectividad, entre otros derechos, son artículos de lujo, lejos de su alcance.
En las últimas tres semanas, he estado en reuniones con campesinos de Risaralda, quienes aspiran, unos, a retornar a sus territorios de donde fueron expulsados, y otros, que quieren tierra para cultivarla, y no me cabe la menor, que la vocación campesina de centenares y miles de familias campesinas, es tener tierra para ponerla a producir. Falta es que este gobierno del Cambio, haga lo necesario para que la tierra sea para quien la necesita y no para unos cuantos acaparadores, que la han acumulado como medio de poder y sometimiento.
A PROPÓSITO:
1. Se requiere con una urgencia, la instalación de una mesa de concertación con los campesinos asentados en predios de Miralindo y la Judea, vía La Virginia, Viterbo y Belalcázar. La Gobernación de Risaralda está en el deber de poner ese mecanismo en marcha con la mediación de la Defensoría del Pueblo de Risaralda.
2. “El Opinadero”, portal de opinión, absolutamente libre e independiente, cumple este 9 de febrero de 2023, tres años de fructífera vida. Mis reconocimientos a su inspirador, amigo LUIS FERNANDO CARDONA. Sin su denodado concurso, este medio no existiría ni se sostendría.