Dedicado a Eduardo García.
Para descansar de los rumores, escándalos de la pasada campaña electoral, hablaré de uno de los medios de comunicación y conquista más populares, el género epistolar, pasado de moda y en vías de extinción a raíz de internet, el celular y los medios modernos de comunicación.
En uno de mis viejos recortes de prensa encontré la motivación para este escrito: “Oficio/ Los carteros del país se limitan ahora a entregar recibos. Ya no llegan cartas de amor”, “El Tiempo” Domingo 23 de septiembre de 2001, página 1-10, dice el artículo: “Eran hombres importantes. Unían corazones y recorrían en bicicletas los barrios enlodados. Conseguían novias y les huían a los perros. Pero la tecnología acabó con ellos”
Los jóvenes no imaginan que una manera de comunicarse, era una llamada telefónica generalmente costosa, o una carta donde se podía explayar en explicaciones, y que las comunicaciones urgentes se hacían vía Marconi o telegrama, cuyo mensaje era transmitido en clave Morse, un lenguaje basado en puntos y rayas, que un operario transmitía desde la ciudad de origen y otro recibía, decodificaba y pasaba a letras (se cobraba por el número de palabras), que serían escritas y enviadas en un sobre a la residencia del destinatario, los telegramas eran para entrega inmediata, tenían lenguaje lacónico y preciso, por ser casi siempre de asuntos urgentes. Las cartas llegaban y se clasificaban para ser enviadas al destinatario, cuando las ciudades eran pequeñas, tanto las cartas como de los telegramas eran entregadas en bicicleta, que luego fueron reemplazadas por motos al aumentar la población.
En las tiras cómicas que los jóvenes tampoco conocieron, el cartero era conocido sobre todo por ser víctima de los perros, que lo atacaban al ingresar a las casas a entregar la correspondencia, uno de los más conocidos era el Cartero de “Lorenzo y Pepita” (ver Foto 1). Aquí en Santa Rosa el más famoso cartero por su gentileza, simpatía y bonhomía es mi gran amigo Eduardo García, quien está jubilado y goza de amplio aprecio ciudadano.

Cuando viví en San Gil, enviaba a mi mamá largas cartas, a veces acompañadas de postales de sitios turísticos o históricos de Santander; esas postales podían ser cartas, porque en ellas se podía enviar un mensaje. Ocasionalmente enviaba a mi mamá fotografías de mi vida cotidiana, en alguna ocasión mi mamá me llamó angustiada preguntándome si había notado que, detrás de la foto que le había enviado, había un letrero que decía Viva Carlos Toledo Plata y, si sabía quién era el personaje, le expliqué a mamá que era un médico santandereano que se había ido a la clandestinidad después de ingresar a las filas del M-19; mi mamá sabía ya la historia que acababa de contarle y me interpeló: “cuidado, yo sé que a Ud. le gustan esos grupos, recuerde que tiene familia, mucho cuidado con meterse con esa gente, y dejar abandonados a su mujer y sus tres hijos”. Yo le confesé a mamá que, aunque simpatizante no era tan fanático como, para dejar atrás mis obligaciones familiares. Como no era raro que las cartas enviadas por mí, demorasen más de un mes sin llegar a manos de mi mamá, ella me hacía burla diciendo que esas cartas las enviaban en burro por el Cañón del Chicamocha.
La velocidad envío de un e-mil, la facilidad para comunicarnos telefónicamente, mirarnos en video- llamadas, tomar fotos y selfies, grabar mensajes o enviar emoticones y videos elaborados por otros, que pueden ser usados para explicar lo que se quiere decir, y los bajos costos, acabaron con estos tradicionales medios de comunicación, hoy sin palabras, con emoticones, es posible expresar nuestro enojo, desilusión, alegría y otras emociones a seres queridos y amigos (ver Foto 2).

Las cartas podían tenían muchas modalidades, hay famosos mensajes en la literatura universal, uno de ellos, de carácter motivacional es la “Carta a García” “un ensayo de amplia distribución escrito por Elbert Hubbard en 1899, que expresa el valor de la iniciativa individual y la conciencia en el trabajo” (Wikipedia). Una carta esperada con ansiedad dio origen a una novela “El coronel no tiene quien le escriba”: “una historia de injusticia y violencia: un viejo coronel retirado va al puerto todos los viernes a esperar la llegada de la carta oficial que le responda por la justa reclamación de sus derechos por los servicios prestados a la patria” (www.librerianacional.com)
Las más famosas son las cartas de amor, enviadas casi siempre por una persona lejana, generalmente eran hermosas misivas de queja por la desdicha de estar separados del ser amado, y de anhelo de regresar a su lado para disfrutar de su compañía.
También hay canciones que nos hablan de las cartas de amor, siendo ellas mismas cartas de amor para dedicarle al ser amado; de las diversas situaciones que ocurren entre enamorados ausentes y los amantes que esperan sus noticias, hay varias versiones muy conocidas: “La carta número tres”, es una canción con letra y música de Alfredo Gutiérrez donde cuenta que recibió dos cartas de un amor lejano, la primera manifestándole su amor, la segunda pidiéndole lo espere y, la tercera que dice esperar aunque sabe que no llegará. “El dueto de antaño” interpreta “La carta” donde cuentan de una carta enviada a la mujer amada, que ella rompió y fue recogida por la madre del enamorado, quien reconoció que los pedazos de esa carta eran pedazos del alma del autor. Julio Jaramillo canta” Quema esas cartas” donde confiesa la traición de la mujer amada a quien dice haber amado casi más que a su propia madre. En la canción “No me escribas” interpretada por julita Roos, ella dice preferir que su ausente ser amado no le escriba porque tiene miedo de saber algún día que la haya olvidado y cambiado por otra mujer, como no puede borrarlo de su mente, conservó las primeras cartas donde le aseguraba que jamás de su cariño se habría de olvidar, al recibir la última carta, angustiada y sin abrir el sobre la rompió.
Hay poemas de amor como los nocturnos de José Asunción Silva que pueden considerarse una carta de amor a una mujer no nombrada, se especula estaban dirigidas a su hermana Elvira, por la que sentía un amor incestuoso (ver video 1). También es famoso el poema 22 de Neruda. (ver video 2).
Muchos vallenatos son canciones de amor para una mujer real, con nombre propio, como Alicia Adorada y Matilde Lina, Alejo Durán es autor de más de 500 composiciones, muchas de ellas con nombre de mujer, una de esas canciones “Fidelina” se considera una carta musical, es la historia de una joven mujer con un hijo, a quien el juglar enamoró y le propuso fugarse, cosa que no se pudo realizar porque la mamá de ella lo impidió, se la llevaron a otro pueblo y meses después, Alejo recibe una carta donde Fidelina le reprocha haberla olvidado, el responde con esa composición que la hizo famosa y conocida.
Para los puristas, esta es una época de un manejo chabacano del idioma español, en mis últimos años escolares, cuando se iniciaba el uso de la marihuana para fines recreativos circuló una versión bufa de la pasión de Jesús, que decía: ”Estando chucho en el monte de los oliverios, llegaron los soldados romanos a ponerlo preso y pedro sacó la espada y le cortó una oreja a uno de ellos, chucho lo reprendió, Pedro, estamos como estamos y te pones a cortar audífonos”. Cada generación impone su propio argot, recrea las palabras y la comunicación; sí el lenguaje actual es más rustico y ordinario, tiene la ventaja de ser más directo, sin dobles interpretaciones, como en el caso de “El serrucho” de mister black, o Farruco en su “pasión whine” “Quítate la ropa lento, toma tu tiempo/que yo me quiero disfrutar todo el momento/ pon música suave, mueve tu cuerpo/ y pon en práctica todo tus movimientos”.
Ya pasó la época en que para conquistar a una mujer, diciéndole de manera almibarada “las perlas de tu boca” para hablar de sus dientes, un lenguaje que resulta anticuado y hasta ridículo; lo que es moda no incomoda, en esta época, en el caso de amantes, amigos con derechos u amigovios, es más fácil para ellos comunicar sus deseos a través de un explícito video porno, que de un hermoso poema.
Mil gracias Don José Danilo, por remitirme a esas épocas de juventud, en las que los medios de comunicación eran maravillosos a pesar de la diferencia ante los actuales; antes yo enviaba una carta desde «El Palmar» Montelibano Depto de Córdoba, y al mes me llegaba la respuesta de mi padre, porque a ese paraje sólo llegaban canoas a motor por el río San Jorge.
De todas maneras los avances en la tecnología son extraordinarios. Dios lo bendiga por facilitarnos sus escritos a los lectores. Confieso que hay días en los que las ocupaciones no me permiten leerlos oportunamente, pero los leo aunque un poco tarde. Muchas gracias.
Don Néstor: mil saludos, me alegra remontarlo a tiempo de buenos recuerdos, en esos tiempos una carta demoraba mucho en llegar, pero causaba una enorme alegría recibirla, mil gracias por leer mis escritos, mil bendiciones.
Don Danilo que buen escrito!, me acordé de mi queridísima abue que siempre me hablaba de los marconi que recibía de su mamá, que generalmente era una urgencia y le tocaba salir volada al pueblo.. También, llego a mi mente el recuerdo de mi vida de colegio donde nos colocaron una tarea de los medios de comunicación y elegí una postal, recuerdo que mi trabajo fue seleccionado como el mejor…Lástima que se haya perdido ese medio de transmitir emociones, expresiones e incluso amor, la verdad en mi opinión era la forma más sincera y romántica de comunicación, gracias por hacerme recordar esos buenos momentos …..Felicidades y como siempre sus maravillosas letras, evocan un momento agradable de mi vida!!
Don Néstor: mil saludos, me alegra remontarlo a tiempo de buenos recuerdos, en esos tiempos una carta demoraba mucho en llegar, pero causaba una enorme alegría recibirla, mil gracias por leer mis escritos, mil bendiciones.
Hola querida Luisa: me alegra saber que personas jóvenes supieron también de esos tradicionales medios de comunicación. Esos medios eran una de las vías de comunicación que teníamos los colombianos, y si es cierto,tenían su lado romántico, pero estamos en tiempos donde solo son un bonito recuerdo.Me alegra haberle recordado buenos tiempos, y agradezco mucho sus generosas palabras. Mil abrazos y bendiciones
Hola Germán: mil gracias por sus generosas palabras, mil gracias por leerme y compartir mis escritos, es un orgullo tener un amigo y lector como UD. Mil saludos y bendiciones.
Felicitaciones mi gran amigo y periodista Danilo Salazar! Leo con gran interés sus escritos y los reenvio a amigos y familiares!