Buses, busetas, volquetas, camiones y carros viejos deambulan por todas las calles con una chimenea negra permanente; esas pequeñas cosas que nada tienen que ver con contaminación industrial, deforestación o huella de carbono, producen contaminación, tos y cáncer de manera permanente. Ese aparente humo paisajístico que se diluye en el aire y se esfuma definitivamente, produce un daño terrible que si no mata, produce cáncer o demasiadas enfermedades. Si un niño de meses en un andén recibe bocanadas de humo seguidas de varios de éstos vehículos, puede morir en el acto. Si es el caso de un adulto, puede morir posteriormente víctima de cáncer. Este diagnóstico es diario y demostrado científicamente por los que saben. La legislación es abundante y contundente, sin embargo los tubos de esas chimeneas no salen hacia arriba sino hacia abajo o los costados. La chatarrización existe y hay muchas prohibiciones al respecto. Las instituciones y autoridades de todo tipo lo saben, conocen el problema y la solución. Los transeúntes no caminamos amigablemente, los deportistas, ciclistas, trotadores en vez de tener ambiente sano, recibimos toxinas. Ese es el problema actual y debemos actuar para evitar muertes, accidentes y enfermedades. No esperemos una muerte en la calle por este problema tan fácil de solucionar. A diario nos quejamos de las consecuencias del cambio climático, a diario nos quejamos de oleadas de calor inusuales, a diario nos quejamos del incremento desaforado de lluvias por encima de los niveles de hace décadas, a diario nos quejamos de inundaciones, avalanchas y daños en cultivos; lo triste es que la cultura nuestra es contradictoria, por un lado sabemos lo que esta ocurriendo como fenómenos atmosféricos y le echamos la culpa al “cambio climático”, pero de otro lado todos los días nosotros mismos somos los culpables. No sé a quién inculpan los medios y ciudadanos como responsables de esos cambios ambientales esperando foros mundiales y que alguna generación por fin le ponga el cascabel al gato; es muy sencillo, cada uno de nosotros es el responsable, no se necesita ser un industrial contaminante, un avión, un barco o tirar bolsas plásticas a la basura; por eso veo en el caso de esta columna, que a diario en las calles los vehículos de trasporte público y muchos privados están contribuyendo a que el cambio climático nos la cobre. La pregunta es quienes deben actuar frente a esta denuncia, creo que son muchas las autoridades a las que les compete actuar de manera inmediata; no le echemos la culpa a que el espíritu santo es el que contamina y propicia el cambio climático.
Jorge Eduardo, hay que hacer el ruido que sea necesario … tantos viajes y vitrina para hablar de descontaminación, de cuidar el planeta, y aquí en el «rancho» la contaminación rondando por calles, avenidas de pueblos y ciudades. Sabes que transito buena parte de mi tiempo en moto, el tema en Bogotá, ni en Cali, ni en Medellín es menor. Los carritos, busetas, camioncitos viejos los ponen a trabajar entre y en pequeños municipios donde la autoridad se hace el de la vista gorda. Yo me quedo sin entender para qué tanta joda con revisiones técnico mecánica y de gases, si sobre las mismas vías de los Centros de Diagnóstico o zonas cercanas transitan esos esperpentos contaminadores y por qué no decirlo … hasta los mismos vehículos de los sistemas de transporte … resultan ser un muy buen ejemplo i.e. la foto que ilustra este artículo es una buena evidencia … ayer en menos de cinco kilómetros me encontré con tres de estos buses varados, obstaculizando aún más el ya deteriorado tránsito este Distrito Capital!!!
Muy buen análisis acerca de los efectos de la contaminación generada por los vehículos “contemplados” por las autoridades ambientales. Otra pregunta es dónde se encuentran las autoridades de tránsito , quienes también deben velar por el bienestar general, solicitando el Certificado técnico mecánico.? Por supuesto que sólo les interesa activar las grúas, el resto no importa. Bien Murillo
A trabajar agentes del tránsito, para los patios con esas chimeneas ambulantes…!
Y después de los patios … para chatarrización inmediata !!!
La circunstancia denunciada constituye, por sí misma, una infracción a las normas de tránsito. No hay que esperar a que los organismos de control actúen. Basta una orden del Alcalde, impartida, categóricamente, al Director del IMTTP, para que se le ponga orden a ese problema tan evidente, perjudicial y tolerado.
Como dice la frase bíblica: ‘Con una palabra suya, bastará para sanarlo’. ¡Hay que dar la orden!
Excelente artículo Jorge Eduardo, es imperativo que de una vez se tomen los correctivos y se den sanciones contundentes contra estas empresas que poco se duelen de la salud de los Pereiranos . Hasta cuando??? Alcalde??? Consejo?? Se habla constantemente de contaminación; pero nunca pasa nada.
Excelente columna, la verdad es que los entes de control casi que es mejor de que no existan, en 2017 le solicité a la Personería de Pereira su apoyo en el proceso de hacer una revisión técnico mecánica a un concesionario de Megabus e hizo nada, una vergüenza. Pero dicho concesionario manifestó que era una persecución contra su empresa, así tratan a quien ejerce una interventoría que trata de ejercer las cláusulas supervisión y control del contrato de concesión que firmaron. Es bastante triste el panorama.