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Civismo, cultura ciudadana, espacio público y política

Por: Danilo Salazar

Vemos con asombro, que se repiten en nuestra capital de departamento, investigaciones y sanciones por procederes  políticos poco éticos; casos estos que, de finalizar con destitución del cargo  y castigo judicial, probarían que definitivamente, muchos de nuestros líderes políticos usan con frescura y frecuencia procederes  bandidescos, aunque no faltan los defensores de oficio de esos mandatarios, que  ponen en duda lo que encuentran los jueces investigadores, queriendo dar la sensación de que no se ha cometido delito alguno, y que por lo contario solo se trata de: rumores, falsas acusaciones y  rencillas de malos perdedores .

Extraña uno, las épocas pasadas de la “Perla del Otún” décadas de los sesentas y setentas, en especial, por el calificativo de ser la ciudad cívica por excelencia  y por el orgullo de ser la única ciudad del país, que era propietaria de su aeropuerto, construido a punta de  convites y movilización ciudadana, recuerdo las furias y agitaciones de los años de lucha, buscando la separación del viejo Caldas, en nuestro afán por ser dueños de nuestros destinos como nuevo departamento, el fervor que lograron inculcarnos los líderes de esa gesta emancipadora, en esos años en que queríamos cortar el cordón umbilical que nos unía a caldas y Manizales, ciudad ésta última, a  la que odiábamos nosotros, quiénes éramos  jóvenes estudiantes en esos tiempos, porque creíamos que se quedaba con la mayoría del presupuesto departamental, por ser capital de nuestro antiguo  departamento, dejando raquítica y asfixiada a  nuestra hermosa ciudad, sin  los dineros necesarios para que nuestra ahora capital, dejara de ser un pueblito y se convirtiera en una ciudad próspera y boyante, todo esto ocurría, sin que en esos años se oyera hablar de corrupción, o de escándalos deprimentes como los actuales.

Les cuento, que mi familia estuvo dividida en dos bandos, uno que podríamos caracterizar como el bando de los godos, con la ilusión de seguir apegados a su antigua ciudad capital, y el bando de los liberales, deseosos de cambiar de departamento. Recuerdo a mi tío, Félix Ríos, quien rememoraba con orgullo, la gira que él y algunos dirigentes opositores a Risaralda, realizaron por los municipios que estaban de acuerdo con el cambio de departamento, buscando convencer a los dirigentes tibios, esperando resucitar la fidelidad a su viejo departamento, o “voltiar “a quienes ya habían decidido de ser parte del nuevo.

Recuerdo con orgullo, cuando se pregonaba en la radio: “villa olímpica haremos en Pereira, moviendo tierra tal como ayer, cuando a Pereira le entregamos Matecaña, sin fuerza extraña que agradecer”.

¿Dónde quedó la ética, la cultura y el civismo de nuestra ciudad? Pareciera que a nuestra amada Pereira como en el poema del célebre tuerto López, aunque distorsionando un poco su verso original, dijéramos” ya no la gobiernan águilas caudales, sino una caterva de vencejos “.

Con los años, he sido un poco escéptico frente a los supuestos beneficios de la creación de Risaralda, y he creído que lo que se consiguió fue crear nueva burocracia y nuevos cupos para representantes a la cámara y senadores, y muchas veces he visto con estupor, que los congresistas que son los representantes naturales dela región, ante el gobierno nacional, ni siquiera actúan como bloque, ni defienden los intereses regionales. Incluso, algunas veces han llegado a actuar de espaldas a nuestras necesidades y prioridades, por obediencia a los acuerdos de sus partidos, o a la línea política que les haya trazado su jefe electoral, siendo así ¿para qué queremos representantes o senadores elegidos en nuestra región? Me pregunto, sin tener la respuesta, que seguramente muchos de los lectores, sí conocen, ¿nos trajimos la circunscripción electoral, para Pereira y Risaralda, pero se nos olvidó también traer  a nuestras tierras,  la ética y la decencia?.

Infortunadamente, por lo visto en los últimos tiempos, parece que se volvió cultura o paisaje, eso de la corrupción electoral, ya no podemos decir, ante los escándalos políticos recientes en nuestros lares, que los corruptos son: los costeños, los antioqueños u otros, y regocijarnos hipócritamente, queriendo tapar el sol con los dedos, porqué aquí, esas cosas no pasan.

Eso sí, veo con orgullo que nuestra Pereira, despegó como una ciudad con futuro prometedor, hoy por hoy, me alegra oírla llamar “la capital del eje”, verla posicionarse como ciudad universitaria, ver su crecimiento como ciudad comercial e industrial, me enorgullece nuestro zoológico, espero que llegue a ser el mejor del país.

De lo negativo de la actualidad de nuestra capital, me llena de tristeza que, el Museo dell Oro que tenía su sede aquí, fue trasteado para Manizales, privándonos a los admiradores de nuestros ancestros indígenas de ver y disfrutar de sus inigualables obras de arte. Añoro las gestas ciclistas de antaño, cuando el  equipo de ciclismo de Pereira, disputaba de tú a tú, el título de la vuelta a Colombia, recuerdo con nostalgia, cuando el deportivo Pereira era protagonista en la disputa del campeonato de fútbol, a propósito, yo era un jovencito cuando hubo el  escándalo de un soborno al arquero Achito Vivas, que si mal no recuerdo, llevó a nuestro equipo a perder la punta y terminar de tercero, en algo así como  tres jornadas dominicales, confieso, que  desde esa época  no volví al estadio, aclaro eso sí, que el día que decida ser hincha otra vez, lo seré del Pereira, en la A, la B, o en la C , y nunca del Once Caldas, ni aunque fuera ganador de la Copa Intercontinental de Clubes.

Por supuesto, me gusta contar que en esos lejanos días, Caldas, era el único departamento del país que se daba el lujo de contar con tres equipos de futbol profesional. ¿Qué pasó con los dirigentes deportivos de la ciudad?

La falta de cultura ciudadana y de gobierno, con orden y autoridad, nos tiene agobiados a todos los ciudadanos respetuosos de la ley,  del vecino, de la urbanidad y  amantes de la convivencia ciudadana pacífica, para poner un ejemplo de causantes de conflictos cotidianos en nuestra sociedad señalemos a los señores taxistas y buseteros, que paran y recogen pasajeros fuera de los sitios autorizados, que quieren descargar sus pasajeros puerta a puerta, y como si fueran choferes de vereda, se atraviesan  en la vía, la bloquen y se sienten dueños de las calles; lo mismo tengo que decir de los moto taxistas, se brincan las normas de tránsito, sin que haya un solo guarda, que así sea, de manera coloquial, les llame la atención, y les haga caer en cuenta de su falta, para ver si la corrigen ,eso sí, como demócrata, me agrada ver que cualquier coge-café, ahorre, se compre una moto y se vuelva su propio patrón, eso está bien, pero que aprendan manejar como seres humanos, no como bestias y que les exijan todos los documentos y revisiones de rigor, el problema es que a ninguno de los  tres gremios citados antes, los meten en cintura, y si algún guarda serio y honesto quiere hacerlo, le caen en montonera, amenazando y vociferando, de manera que a los maleducados de estos gremio y de todos los demás, nadie los corrige, ni castiga ni multa ,de manera que como nadie ejerce control, nadie siente respeto o temor ante las autoridades y ninguno evita obrar mal. Aclaro que, por supuesto también hay personas serias y honorables en estos oficios, lastimosamente y mientras no tenga pruebas en contrario, creo que son una ínfima minoría.

Cualquier niño, jovencita, deportista, o viejo pendejo, monta en bicicleta en contravía, se sube a los andenes, sin que ningún policía le llame la atención y le reproche la estupidez, casi lo mismo ocurre con los mensajeros en moto, a quienes sus patrones no les enseñan, ni les piden respeto por las normas de tránsito y quienes: violan vía, andan en zig zag, adelantan por cualquier lado, no saben que las motos tienen  frenos y creen que pitando como locos, la calle se ensancha, y que los demás ciudadanos, debemos abrirle paso, tenerles paciencia y soportar su falta de educación, si alguna persona, por desespero, cansancio o ganas de educarlos, se atreve a llamarles la atención por sus chambonadas, solo logra ser insultado o desafiado y en el mejor de los casos , no se salva del madrazo y de ser llamado sapo, eso sí, cuando el insultado reacciona para defenderse, se viene la” gavilla de delincuentes” en taxi o moto a intentar matonearlo, si hubiera más seriedad de la autoridad, los casos de violencia de este tipo serían mínimos.

Existe una falsa dicotomía, entre el derecho al trabajo honrado, ocupando el espacio público, o la creencia que si no se les deja ocupar la calle para hacer lo que les dé la gana, van a  terminar haciendo actividades  delincuenciales, de manera que se argumenta, que es preferible ocupar el espacio público para actividades comerciales, que garantizar a los ciudadanos del común, el derecho a transitar por él, no siempre el que se apodera del andén para vender sus productos y nos obliga a caminar por la vía pública, arriesgando nuestra salud o vida, es un “pobre ganándose la vida “, hay casos en que comerciantes tienen dos, y hasta tres negocios, uno de ellos formal y otros informales, alguien me hizo notar que, muchos de los vendedores que taponan las vías públicas en Pereira, venden los mismos productos, que según su teoría serían entregados a ellos en consignación, por verdaderas mafias de contrabandistas y lavadores de dineros de dudosa procedencia, juraría que eso no es cierto, pero ojalá no lo sea,  sería bueno hacer un censo de quienes usan el espacio público para sus negocios e intentar formalizarlos, sin que tengan que pagar vacunas o sobornos a funcionarios que controlan este tipo de actividades, y de paso, se aprovecha para verificar la verdad o falsedad de los rumores.

Aunque todos los tópicos anteriores parecen ser temas sueltos, creo que en realidad son aristas de la misma situación, de una sociedad con padres de familia, poco letrados e incultos, que viven y transmiten a sus hijos la informalidad y falta de disciplina, muchos de ellos sin autoridad moral para guiar a sus hijos y en muchos casos progenitores ausentes, que se ganaron el título de padres por el cuarto de hora que duró la desnudada para fabricar su hijo, ¿qué más puede esperarse?

De una sociedad permeada por el narco y el culto al dinero fácil y rápido, que desprecia el trabajo honrado y admira a bandidos y corruptos, ¿Qué más puede esperarse?

Si en campaña electoral, ante la presión gremial y por deseo de ganar a los adversarios, se negocian cosas, que dejan hipotecada la autoridad y seriedad del próximo gobernante, ¿qué más se puede esperar? Muchos acuerdos de los candidatos, con algunos gremios, son un intento de quedar bien con Dios y con el diablo, y representan una colisión de intereses opuestos, me explico, si pacto con los taxistas, que se consideran a sí mismos como la legalidad en el transporte, no debería pactar con la moto taxistas, a quienes se considera la informalidad e ilegalidad en el transporte, ¿si hago pactos con ambos, a quien le voy a cumplir y a quién le voy a mamar gallo?

El espacio público es ocupado por la permisividad o la complacencia o falta de autoridad de muchos mandatarios, quienes seguramente han pactado con ellos como gremio, para logar sus votos, a cambio de mantener el statu quo. Resultando el ocupante informal, que es un invasor, dizque dueño del espacio público, que ocupó de manera ilegal, incluso llega a vender su negocio con derecho sobre dicho espacio. Si todo lo anterior es cierto, pregunto, ¿quién es héroe, que va a resolver con pantalones, seriedad y responsabilidad, todo este caos social?,¡ Póngame a bailar ese trompo en la uña ¡

El panorama es desolador, pero quizá educando en cultura ciudadana, a tanto irresponsable y desadaptado, en una o dos generaciones, se vea el cambio de paradigmas.     

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