Clase media, la carne de la hamburguesa

Por: Angélica María Ramírez  

Cada vez que ocurre un desastre, una tragedia natural, económica y social en el país, la clase media (entiéndase por estrato 3 , 4 y en algunos casos y con mucho esfuerzo 5), es la más afectada, olvidada y menos subsidiada y aunque la verdad y personalmente no estoy de acuerdo con monetizar las tragedias, es necesario exponer la grave situación por la que atraviesa esta clase social, donde se ubica la mano de obra capacitada: profesionales, técnicos, tecnólogos, empresarios medianos y pequeños, emprendedores, trabajadores independientes, free lance y familias  que logran algunas comodidades porque todos en la casa trabajan y aportan.

La clase media ha sido por décadas el sustento de los ricos y los padrinos de los más necesitados. ¿La razón? El estado teme quitarle a los más ricos y con los subsidios garantiza la aprobación y el voto de los mas vulnerables.

¿Han notado que la palabra “subsidio” es usada en exceso en época electoral? ¿Y de dónde provienen dichos recursos? De su bolsillo y el mío, del sueldo que usted se gana y por el que paga estampillas, cuatro por mil y subsidio en las facturas de servicios públicos, donde financia a los estratos 1 y 2 y así, sin querer queriendo, le damos la “manito” al gobierno haciéndonos cargo de sus obligaciones, cargando la cruz por haber podido estudiar o tener un negocio propio.

Ahora sí, hablemos entonces del tema de moda, la crisis mundial por la epidemia del COVID-19. Esto que se vino con toda volvió a dejar a la clase media como carne de hamburguesa, entre los mas ricos -que reciben todo el apoyo del gobierno para que sus bancos y multinacionales no sufran y no se vayan del país- y los más necesitados que exigen subsidio para todos sus gastos, saliendo a las calles a protestar; poniendo en riesgo su salud y la de los demás. ¿Y la clase media? ¿Que la salve el Chapulín Colorado?

Y no digo que sean las pobres víctimas; esto nos afecta a todos, pero los de la mitad no tienen subido, ni hacen parte de Familias en Acción; muchos de ellos son jóvenes emprendedores que deben hasta las “medias” por invertir en su idea de negocio, que poco a poco han logrado abrir un local, generar algunos empleos y hoy con esta situación se debaten entre cerrar definitivamente o mantenerse a flote como puedan por sus propios medios; y como ellos, todos los que con esfuerzo y trabajo alcanzan a hacer parte de la “clase media”, esa que nunca es tema en campaña, esa que vota con la opinión y no con la barriga, esa que le apuesta a la educación, a la productividad, a ser parte de la construcción de país.

Somos un país de malcriados, en esta crisis nos hemos dado cuenta que la vida no es tan importante; salimos a la calle como si nada y al llegar a casa desde nuestro celular de última tecnología con nuestro internet banda ancha exigimos por redes sociales los decretos que generen subsidios, el no pago de los servicios públicos, mercados con ciertas especificaciones, pero no proponemos nada; podríamos, por ejemplo renunciar a las Fiestas de la Cosecha”  y pedirle en una sola voz al gobierno local que considere la idea de usar ese dinero, con el que nos traerán al artista popular de moda a nuestro barrio, para amortiguar la emergencia dejando a un lado la “rumba” y pensando en un bienestar colectivo. Usar esos miles de millones de pesos para invertir en el sector cultural, en los emprendedores, en las ayudas que necesitan los vendedores informales, en las madres cabeza de hogar, que perdieron sus empleos etc.

En esta situación todos, todos estamos en riesgo, todos carecemos de algo, todos vivimos nuestro propio drama; es hora de pensar también en los que están en la mitad, es hora de pedir por todos, es momento de entender que todos pueden ayudar y todos necesitan ayuda. Si puede done, si puede #CómpreleAlParcero, si puede renuncie alguna comodidad y dé gracias por lo más valioso que tiene y que estamos tratando de cuidar entre todos, LA VIDA.