Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadConcesión burila y el comienzo de la falsa titulación de tierras

Concesión burila y el comienzo de la falsa titulación de tierras

Si alguien describe con magistral exactitud y soltura el proceso de la colonización del Quindío, es el abogado y escritor pereirano Benjamín Baena Hoyos. Todo el concepto costumbrista a partir de diferentes y variados personajes son expuestos con esmerados detalles: El alcalde, el militar, el juez, el policía, el culebrero, el vendedor de cacharros, el talabartero, el jugador, la partera, el guaquero, y otros que en conjunto construyen el tejido de la vida social y económica de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX en la hoya del Quindío,

Con el libro “El río corre hacia atrás”, Benjamín Baena, visibiliza el conflicto por la titulación de tierras en el Quindío, señalando la confrontación entre una empresa constituida en Manizales en 1884 (La Burila) y los colonos que con anterioridad a la creación de la constitución de 1886, ya estaban establecidos en el Quindío y que en su gran mayoría habían llegado de diferentes municipios de Antioquia y del Cauca.

Las elecciones presidenciales de Colombia de 1884 dan como ganador por segunda vez a Rafael Wenceslao Núñez Toledo (Liberal, Conservador) con su propuesta de regeneración. Mayoritariamente votaron por Núñez los estados de: Panamá, Cauca, Antioquia, Tolima, Cundinamarca, Bolívar. Este respaldo electoral dado por los dirigentes de esta región central y occidental del país para que Núñez se consolidara como Presidente de Colombia, fue ampliamente retribuido con una concesión de tierras en la hoya del Quindío, que se materializó en una  empresa denominada La Burila, constituida por escritura pública, con 100 socios de Manizales y el Cauca, de las más variadas profesiones y oficios.

Sin embargo este pago de favores con tierras en extensión de 125.000 hectáreas, que como señala el historiador Jaime Lopera: “Cuya forma geográfica era un paralelogramo  de unas 125.000 hectáreas comprendidas entre Bugalagrande y el Páramo del Quindío, incluyendo los actuales municipios de Zarzal, Sevilla, Caicedonia, Génova, Pijao, Buenavista, Córdoba, Calarcá y Armenia”.

Este mal comienzo y arbitraria repartición de un territorio que cubría la mitad del Quindío, que cuando se estableció la concesión Burila, ya no era un baldío, pues en él estaban establecidas familias de colonos en cuantía superior a 10.000 personas, que se encargaban de descuajar bosques, sembrar maíz, fríjoles, tabaco, caña y construir casas y caminos, puentes, iglesias y escuelas.

Este concepto de “baldío” fue desconocido por las autoridades gubernamentales de Bogotá, cuyo único afán era el de retribuirle a la dirigencia de Manizales y  del Estado del Cauca, con tierras sin importar que ya estaban ocupadas por colonos antioqueños y caucanos desde comienzos de 1800.

Benjamín Baena Hoyos relata cómo La Burila desde Manizales desplaza al coronel Rodríguez en compañía de sus escoltas, para proceder con el desalojo de los colonos quindianos: “Es orden de Manizales. Ellos resolvieron y me parece bien, los problemas se resuelven agravándolos. Haga crecer las situaciones de tal manera que los colonos sientan miedo…” De tal manera que esta falsa titularidad de La Burila, tenga hoy las consecuencias que originaron en el Eje Cafetero el despojo y la concentración desmedida de tierras y la cuestionable titulación. Qué embarrada la de Núñez!.

JAIRO ARANGO GAVIRIA

Febrero 2023.

Artículo anterior
Artículo siguiente

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Más articulos