Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadCórrale, córrale que nos matan

Córrale, córrale que nos matan

Corría el año 2001, un día sábado de gloria, los habitantes del corregimiento de La Caucana, festejaban esta fecha con mucho entusiasmo, cuando se empezaron a escuchar disparos y ráfagas de fusil en el lugar, apenas amanecía,  las personas no entendían muy bien lo que estaba pasando, solo tenían claro que era necesario proteger sus vidas y la única manera era refugiándose en el monte, ya que los guerrilleros y paramilitares  iniciaron una de las peores masacres, mis padres salieron corriendo en compañía de mis dos hermanos, mi mamá tenía 8 meses de embarazo en unos días me daría a luz, en ese estado tuvo que proteger mi vida y la de mis hermanos  a toda costa logrando así lastimarse un poco su rodilla, al igual que mis hermanos por cuanto ellos se descompusieron un pie mientras corrían rumbo a las orillas del rio Man, mi papá los perdió de vista y se refugió en un rancho totalmente cubierto de plástico donde lanzaron una granada que por fortuna no estalló, los guerrilleros les indicaron por donde salir para estar a salvo pero mi papá decidió no obedecerlos e intentó ir en busca de mis hermanos y madre lo cual enfureció mucho a los guerrilleros y lo hicieron devolver con destino al río río Man; él estaba muy preocupado, por un momento pensó que ya no estábamos con vida  pero en esa misma búsqueda y preguntando a muchos guerrilleros y personas conocidas que le informaron que su familia iba pasando el centro con rumbo al río río Man, luego de apresurarse pudo dar con nuestro paradero y así escondernos todos nosotros en el monte, era muy devastador ver tantos cadáveres en el camino, perdimos muchas amistades a causa de esta masacre, pasaban las horas y las muertes no paraba en el corregimiento La Caucana y quienes aún estábamos vivos  nos enfrentamos al hambre, mis hermanos empezaron a llorar desconsolados, estaban muy pequeños aún  y no comprendían la situación por tal razón mi papá nuevamente decidió salir al pueblo esquivando las balas para buscar comida y  calmar nuestra hambre, fue un  momento muy duro para mi mamá quien ve preocupada como mi padre expone su vida pero no tenía otra opción, él observó cómo unos hombres descargaron un camión y aprovechó para hacerse pasar por uno de los que ayudaban en ese proceso de descargue, fue fácil porque en ese mismo afán no se dieron cuenta de que él no hacía parte de este mismo, mi papá recibió unas maltas y boli quesos, inmediatamente decidió salir huyendo y estos hombres lo alcanzaron para decirle que no robara la mercancía que habían otros puntos donde podía ir,  mi papá les explicó que en medio de esta situación nosotros estábamos muy hambreados lo que lo llevó a tomar esto para calmar nuestra hambre; mi papá pudo salir de ese lugar y llevarnos comida aunque un boli queso y una malta no lo son, en un momento como ese sirvieron de mucho por cuanto colmaron nuestra necesidad por poco tiempo.

La guerrilla empezó a saquear el pueblo, tomó la mercancía de los supermercados, los quemó al igual que con los almacenes, tomaban la ropa para  embarcarlas  en los camiones, se cambiaban para que las personas ya nos los reconocieran tan fácil y para parecer un civil más, todo negocio sufrió pérdidas irreparables porque  la mercancía fue llevada al monte o la tomaron los mismos habitantes para saciar el hambre que en ese momento también los estaba afectando, las horas seguían pasando y el hambre no paraba al igual que los enfrentamientos, saqueos,  niños tomados como rehenes por guerrilleros para que los paramilitares no les hicieran daño, cadáveres en todos los rincones del pueblo, solo quedaba pasar por un lado horrorizado por todo lo que sus ojos habían visto y sus oídos habían escuchados, muchos habitantes asustados pensaron que ya no vivirían para contar esta historia tan cruel.

Los establecimientos en donde vendían las pipetas de gas fueron los más usados para generar terror ya que a diario sonaban sus estallidos; por suerte la estación de servicios de gasolina no estaba cerca porque hubiera sido una tragedia mucho más peor.

Transcurrían las horas y los enfrentamientos entre ambos grupos, incineraciones y saqueos no paraban, las personas que estaban en el río escuchaban como lloraban sus hijos por que tenían hambre ellos al igual que mi papá nuevamente les tocó salir al pueblo para buscar algo de comida en los locales, en las carnicerías era muy común ver los pedazos de carnes colgados afuera del establecimiento lo cual le facilitó a mi papá tomar un pedazo de chicharrón de cerdo a pesar de que había carne de res él fue muy inteligente ante una situación como esta y tomó el chicharrón de cerdo porque era lo que daba manteca al cortarlo, regresó nuevamente al río río Man y en compañía del resto de personas y mi familia consiguieron un caldero, sal, candela y armaron un fogón para preparar algo de comer y así calmar el hambre.

A eso en las horas de la tarde, los habitantes observaron la presencia del ejército río abajo, quienes al llegar les hicieron seña a los habitantes de la Caucana que se encontraban en el río río Man, para que se desplazaran junto con  ellos, a medida de que el ejército avanzaba disparaban contra ambos grupos para así lograr retomar el orden y que ambos pararan la masacre que por tiempo se llevó a cabo; en ese momento se escuchaban las metralletas y ráfagas de fusil que venían también de un avión de la fuerza pública que en ese momento empezó a sobrevolar la zona; el ejército logró controlar la situación y los habitantes se fueron a sus casas aunque algunas fueron saqueadas pero aun así, lograron regresar y cuando llegó la noche empezaron a escuchar bombardeos, lo cual generó mucho temor y las personas empezaron a correr, pero en ese momento el ejército, se vio obligado a comunicarle a los habitantes, que no sintieran miedo ya que ellos estaban bombardeando una parte del corregimiento, para lograr que no quedara un guerrillero o paramilitar en este mismo.

Al día siguiente hubo un campesino herido quien fue remitido al centro de salud, pero debido a la gravedad de sus heridas fue necesario remitirlo inmediatamente al hospital de Tarazá, pero, desafortunadamente esta persona en el camino fue interceptada por desconocidos y dado de baja lo cual generó mucho temor otra vez en la población.

A la  mañana siguiente el corregimiento La Caucana estaba de luto, sus habitantes lloraban al amigo, madre, padre, hijo quienes fueron víctimas de tan macabra masacre, aún salía humo de los establecimientos que fueron incendiados, algunos habitantes salieron a rescatar lo que quedó en medio de las ruinas, otros optaron por hacer sus maletas e irse a lo que se le denominó como un desplazamiento masivo debido a que fueron muchísimas personas que salieron en busca de mejores oportunidades y tratando de dejar este mal recuerdo en el pasado.

Quienes quedaron allí observaron cómo bajaban ese mismo día varios cadáveres de una vereda llamada Villa en donde masacraron a estas personas de la siguiente manera: Encerraron a todos sus habitantes en la institución educativa de la zona rural, los llamaban a lista y quienes aparecían allí eran sacados a la parte de afuera en grupos para luego ser asesinados de la peor manera y dejar sus cuerpos a la intemperie, desde entonces las masacres empezaron a llevarse a cabo con más frecuencia en las veredas, muchos campesinos eran despojados de sus tierras pero otros optaron por dejarlo todo y desplazarse al casco urbano en busca de mejores oportunidades y con el fin de salvaguardar sus vidas al igual que la de sus seres queridos.

1 COMENTARIO

  1. Atroz una historia de este Calibre, pero valentia en esas personas que superaron esa masacre y lograron quedar con vida.
    Cada palabra de este escrito hace mover fibrar de la máxima expresión de la subjetividad de mi alma.

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