La nobleza del periodista podríamos decir que parte del contexto que conocemos como la Anunciación o acontecimiento en virtud del cual el arcángel Gabriel notifica (informa) la encarnación del Padre. Tal es la responsabilidad del periodista, como quiera que tiene la misión de dar la noticia de manera objetiva e imparcial.
No hace mucho tiempo los periodistas en nuestro país observaban con rigor los principios (objetividad e imparcial) y esta ética, los hacía creíbles, respetables y hasta admirados por parte de la opinión pública.
Con esta mística se destacaron entre otros grandes exponentes del oficio: Antonio Panesso (Pangloss), Lukas Caballero Calderón (Klim), Guillermo Cano, Germán Castro Caicedo y Juan Gossaín.
Era tal la seriedad de estos periodistas, que el país podía tener la certeza de que sus palabras reflejaban las realidades que ellos describían en sus escritos o columnas. Desde la prensa se respetaba la institucionalidad, la figura presidencial, instituciones tan queridas por los colombianos como la policía, el ejército, la Justicia. Y esta dinámica permitía que el país tuviera un desarrollo armónico y la vida de la sociedad colombiana era pacífica y bonacible.
Los periodistas, cuando entrevistaban a los ministros, directores de institutos descentralizados, gobernadores y alcaldes, lo hacían con el debido respeto y consideración, de manera tal que el funcionario podía explicar de forma concisa y clara las políticas públicas de las entidades a su cargo.
Esta situación contrasta con el periodismo de hoy: altamente politizado, irrespetuoso, parcializado y carente de objetividad. Esta triste realidad ha envilecido la profesión, al punto que ya nadie quiere escuchar los noticieros radiales y televisivos de los medios privados, ni comprar periódicos y revistas, pues la opinión pública ve en estos medios a unos simples turiferarios de partidos políticos. Esto ha redundado en una crisis de credibilidad y confianza.
Esta hecatombe, solo tiene una solución: cambiar el paradigma de las escuelas de periodismo, donde los valores y principios de un nuevo periodismo estén fundados en la honestidad, la objetividad, la imparcialidad, y que por encima de sus preferencias políticas personales y de sus patrones, está el interés nacional.
La gran respuesta a todos estos desmanes periodísticos ha sido el surgimiento de medios alternativos que se han logrado posicionar a través de las Redes Sociales. Dichos medios alternativos han sustituído a aquellos que otrora tenían alguna credibilidad.
* Directivo SOER (Sociedad Escritores de Risaralda).