De qué sirve que los buenos sean más – MISCELÁNEA

Por JAMES CIFUENTES MALDONADO 

Esta semana me ha rondado un pensamiento y tiene que ver con esa vaina de que los buenos son más y que los malos son menos; y sí, efectivamente, los buenos pueden ser más, de hecho, son la inmensa mayoría, pero eso no parece servir de nada, no se percibe, no es importante, no es  noticia, porque noticia no es que el perro muerda al hombre sino que el hombre muerda al perro, y por eso los medios de comunicación no informan sobre el fondo de las cosas de la nación sino sobre la frivolidad y la superficie; estoy mamado de tanto sensacionalismo, de tanto titular para estimular el morbo de la gente; estoy saturado de tanto bochinche de esquina en la televisión, que no conduce a nada, que no produce un cambio en la sociedad ni la más mínima reflexión, solo emotividad.  

¿De qué carajos sirve que los buenos sean más? sí al país se lo roban de frente todos los días, en cada licitación, en cada obra que no cumple con lo contratado; con cada puente que se cae, con cada carretera inconclusa, con cada escuela que no se construye; con estadios y coliseos monumentales que se levantan en pueblos donde no hay futbolistas ni deportistas, con cada plan de alimentación que no llega a los estudiantes o llega tarde o descompuesto.  ¿De qué carajos sirve que los buenos sean más, si los malos roban y roban y no se cansan de robar?  

¿De qué carajos sirve que los buenos sean más? si la justicia es un juguete caro al servicio de quienes pueden comprarla; ¿de qué sirven las normas, los procedimientos y la independencia de los poderes, si del bolsillo de todos los colombianos pagamos el sueldo a un Fiscal y a todos sus dependientes para que abiertamente y sin sonrojo le construyan la estrategia a un expresidente de 4 en conducta, actuando más como su abogado defensor, haciendo todo lo posible para tumbar el proceso, valorando las pruebas que le convienen al acusado y descartando las que lo incriminan?   

¿De qué carajos sirve que los buenos sean más y que una joven promesa del deporte se esfuerce, y con él toda su familia, si un conductor intolerante le pasa por encima, frustrando sus sueños y los de todo un país? ¿Qué van a soñar el resto de los jóvenes? ¿De qué carajos sirve que los buenos sean más, si el peatón cumple con su deber, cruza por las esquinas y por las cebras, pero el motociclista, que no respeta los límites de velocidad, se sube al andén, lo atropella y lo mata?  

¿De qué carajos sirve que los buenos sean más, si algunos conductores ignoran las reglas de tránsito, pasan por encima de las zonas demarcadas, se vuelan los semáforos e invaden el carril del transporte masivo, sin respeto alguno o como si no tuvieran idea de que eso está prohibido y que de eso depende el orden de la ciudad, su propia vida y la de sus conciudadanos?  

¿De qué sirve que los buenos sean más, si las noticias sobre abusos a los menores no disminuyen y los abusadores siguen haciendo de las suyas en los jardines, en las escuelas y en las iglesias?  

¿De qué sirve que los buenos sean más, si no somos conscientes de lo que está mal y si no hacemos prevención desde la raíz, es decir desde nuestras casas?  

¿De qué putas sirve que los buenos sean más, si el país no es mejor, no es más justo, ni más correcto?