Al colapsar el puente El Alambrado que une a Valle y Quindío, todo el tráfico automotor se descarga sobre la vía Cartago-Pereira asfixiando aún más el tramo de Cerritos que ya tenía suficiente congestión. Como decían los abuelos: tras de cotudos con paperas.
Esta crisis de movilidad vial amerita análisis y opinión de fondo por parte de nuestra institucionalidad de cara a la divergencia de conceptos dependiendo de los diferentes grupos de interés que van desde quienes afirman que la solución no son más vías, pasando por la proliferación y costos excesivos de los peajes, hasta la conveniencia o no, de desarrollar el proyecto Vías del Samán entre cuyas obras está la doble calzada El Pollo-La Romelia que desde el inicio tiene sus opositores.
Hay quienes, en el caso del transporte urbano, apuestan por desestimular el uso del carro particular y fortalecer un transporte masivo público eficaz, cómodo y ágil al servicio de la masa crítica de pasajeros en el día a día. Pero nos quedó grande el SITP, primero porque no es fácil, y segundo, porque lo han hecho aún más difícil las decisiones erróneas de las administraciones municipales. Basta mirar el millonario e impagable pasivo del Megabús, que llevó al concejal Samir Castro a pedir que, “volvamos al viejo sistema de buses”.
Hoy, nuestra clase dirigente ha sido impotente e ineficiente en la gestión ágil y en la ejecución efectiva de las obras viales, tal como se puede comprobar con la criticada Avenida Los Colibríes que ahí va, a paso de tortuga y con enormes retrasos, perjuicios y sobrecostos que solo en su primera fase, se estiman por el doble de lo presupuestado. Entre otras cosas porque mientras todos los precandidatos a la alcaldía de Pereira dicen que “las glorietas ya no son solución vial”, el alcalde Maya insistió en no hacer pasos a desnivel en las glorietas de Los Colibríes. Es lo que hay.
Por su configuración geográfica de occidente a oriente Pereira tiene un diseño vial lineal y tal como lo afirma el ex gerente de Autopistas del Café, Luis Guillermo Velásquez, “no hemos hecho nada por lograr una movilidad circular”.
Excepto la calle 50, tampoco hemos avanzado en vías trasversales ni en las proyectadas avenidas norte, y sur-sur. Menos mal, aunque incompleta, la Nación hizo la vía Condina, o de lo contrario todo el tráfico de El Alambrado pasaría por la Avenida Las Américas. La locura.
A todo lo anterior se agrega la decisión del Mintransporte de reducir en un 58% el costo de los peajes entre ellos Cerritos II, lo que es bueno para los usuarios, pero pésimo para las Vías del Samán, proyecto que ya traía afugias para financiar el paquete de obras viales a ambos lados del Río La Vieja. Esperemos a ver qué sale de la propuesta financiera que se anuncia para el 11 de mayo.
El tráfico de doble sentido Pereira-Dosquebradas es cada vez más complejo. La Avenida Oriental por ahora, es puro discurso, mientras el viaducto se infarta y la gente se desespera.
Podría ser más abundante en el mapa de los trancones y la inmovilidad vial, pero lo que queda claro es que, a los desafíos frente a la desconfianza y falta de credibilidad en la clase política, se suman los retos que tendrán los próximo alcaldes o alcaldesas de Pereira y Dosquebradas para darle respiración boca a boca a los usuarios de nuestras vías metropolitanas. Mientras tanto, ahí vamos, de trancón en trancón.