* Durante el siglo veintiuno Colombia eligió siempre el mal menor por ausencia de lo mejor.
* Vamos a seguir por el mismo camino sin relevo para salir de los extremos.
◽Las elecciones locales y territoriales que tendrá Colombia en ochenta y tantos días son prueba crucial para saber si tenemos en definitiva supuesta democracia sin ciudadanos libres y todo sigue siendo cuestión de compraventa barata de votos envenenados. O la ciudadanía asume la responsabilidad de sacar del control del Estado coptado por traficantes de votos a todas las plagas de la democracia electoral o seguimos condenados a los escándalos rutinarios de las familias políticas y sus delfines que tienen coptado el sistema burocrático para amamantar su codicia con la ubre del erario. De todos los que han llegado y pasado impunes elegidos en las urnas al frente del gobierno, ninguno puede lanzar la primera piedra. Empate sin fórmula para dirimir el trofeo del peor en ésa práctica. ¿Quién puede proclamarse impoluto?.
Un año después de inaugurado el gobierno del cambio tiene un desgaste y crisis de legitimidad por cuenta de la plaga de los delfinazgos y la interferencia de los intereses familiares en cada régimen gubernamental. ¿Quién, afecto al gobierno hoy, hubiera esperado semejante destape ocurrido durante la semana?. Imposible negarlo u ocultarlo. La plaga de la corrupción está normalizada y aceptada. Entre corruptos se acusan de quién es más y cuál es mejor en borrar el rastro. Hay que ver quienes piden renuncias sin poder tapar el rabo inflamable. Desastre criollo el mapa de los elencos electorales.
Sin el antagonista de la segunda vuelta en la elección presidencial de 2022 el gobierno del cambio no habría sido elegido. El llamado voto útil que marcó diferencia, inclinó la balanza por un mandatario que hoy ve diluir su legitimidad en el mayor sabotaje a un gobierno incluido el fuego amigo de sus propios errores y el desastre de las heridas familiares así denominadas por el propio mandatario.
La legalidad del gobierno no va a ser derogada ni habrá renuncia pedida por el antecedente de que todos los gobiernos desde 1994 han pasado impunes en medio de la ilegitimidad por estar contaminados de las mismas plagas. Examinarlos uno a uno para verificar.
Además del común denominador de todos los vicios coleccionados desde 1958, que incluyen la presencia de delfines en el sancocho y algarabía nacional desde el primer Lleras hasta el escándalo hoy Petro versus Petro, ése karma de las familias rémoras de la política y el erario está refrendado de que manera. Hay que ver delfines auto erigirse en los legítimos para pedir renuncias que no llegarán.
Si no hay ciudadanía legitima tampoco hay democracia en tal dimensión. El mensaje de octubre 29 en la elección de burocracia gubernamental en municipios, departamentos y corporaciones, dirá si la gente sigue subordinada y subalterna de sus empleados públicos que tan pronto pagan su elección se declaran dueños del erario del feudo comprado. A hoy la ilegitimidad es la plaga mayor de una democracia no creíble para la mayoría indiferente y culpable por omisión.
Muy difícil el cambio real con referente como Estados Unidos y su democracia peleando elegir en 2024 una presidencia entre candidatos no deseados otra vez con la prioridad de ungir en la Casa Blanca al menos imputado y menos peor de los dos finalistas repetidos como van las cosas. Colombia no promete mejorar su suerte si los ciudadanos legítimos sin la plaga de la venalidad no toman la determinación de reemplazar el elenco de actores políticos actuales.
Escrito por Hernando Ayala M Periodista Mail disnnet@gmail.com