Por FRANCISCO GILBERTO ARIAS ESCUDERO, PADRE PACHO
Una de las causantes del subdesarrollo es la falta de sabiduría, de reflexión, de pensamiento capaz de elaborar una síntesis orientadora, y que requiera una clara visión del ser humano en su realidad, económica, social, cultural y espiritual. Hoy la falta de ética en una sociedad opulenta y del “bienestar” quiere encontrar en la “superpoblación” y no en la falta de solidaridad y en la corrupción interna de los países pobres, la crisis económica mundial.
Quienes defienden esta tesis, creen que la solución es un control de la natalidad, único camino que no solo pondría en peligro el colonialismo occidental, sino la supervivencia de las nuevas generaciones.
Hoy existen grupos orquestados por las Naciones Unidas, que con falsas afirmaciones quieren crear un impacto terrorífico sobre la cuestión demográfica, llevando esta premisa, a que el banco Mundial y el fondo monetario internacional destinen, grandes recursos, dedicados a la investigación de nuevos productos anticonceptivos y abortivos, hundiéndonos en una peligrosa implosión demográfica, donde las tasas de fertilidad disminuyen, la longevidad aumenta, todo ello con políticas irresponsables y egoístas en países que mal llaman tercermundistas.
Todas estas organizaciones internacionales manipulan las legislaciones internas reivindicando su apoyo jurídico y económico para quienes opten por leyes que direccionen políticas sanitarias, donde se impongan fuertes controles a la natalidad; legislaciones que promuevan el aborto, la esterilización, la eutanasia. Se reciben jugosas partidas como premio por su esfuerzo en destruir la misma vida humana, como principio de desarrollo, con una política demográfica denominada “índice de reemplazo generacional”.
En la encíclica “caritas in veritate” se plantea la relación existente entre vida y desarrollo, con el tema fundamental del respeto a la vida. El centro del verdadero desarrollo es una apertura moralmente responsable a la vida, como una riqueza social y económica. El verdadero desarrollo lo alcanzan las culturas que defienden la vida. Cuando se fomenta la apertura a la vida los pueblos ricos pueden comprender mejor las necesidades de los que son pobres, fomentar programas educativos y acciones políticas orientadas a tutelar y proteger la vida y la familia. “Caritas in veritate” nos confronta para que no seamos indiferentes ante una mentalidad que provoca cada año millones de abortos, que destruye la apertura a la vida por la anticoncepción, que defiende la eutanasia como una “solución” al misterio de la enfermedad y el sufrimiento y que amenaza con destruir los equilibrios ambientales, llevándonos no a una cultura de la vida, sino de la muerte, que no permite un verdadero desarrollo, que solo es posible construir sobre la caridad en la verdad.
El Papa Francisco refiriéndose al tema demográfico y el índice de reemplazo generacional afirma que, la batalla contra el aborto debe plantearse en una batalla a favor de la vida desde la misma concepción y esto incluye el cuidado de la madre durante el embarazo, la existencia de leyes que protejan a la mujer en el posparto, la necesidad de asegurar una alimentación adecuada de los niños, como también el brindar una atención sanitaria a lo largo de toda una vida, el cuidar nuestros abuelos y no recurrir a la eutanasia, una falsa compasión, esa manera sutil como el mal nos intenta persuadirnos que, la muerte es el final de toda cosa, de que venimos al mundo por casualidad y que nuestro destino no es otro que acabar en la nada. La eutanasia una forma que se inventa el hombre para hacerle el trabajo sucio a la muerte.
Padre Pacho
Respetado Columnista: su escrito un canto a la vida.
Un canto a la esperanza.
Una concepción del amor humano y divino : como posibilidad de que amemos no lo que nos falta, sino lo que tenemos delante y que nos llena de alegría .LA VIDA.