- Ignoro si viven en vía de extinción, si son minoría entre la especie.
- Bonhomía, bien supremo escaso en la esferas de poder, codicia y ambición, se encuentra en la incondicionalidad y peso diamante limpio, genuino de la amistad.
Hay en mi experiencia vital amigos verdaderos que han trascendido un cambio de milenio, de siglo, comparten la transición de época y paradigmas hasta la incertidumbre en el mundo de la velocidad, el vértigo y todo lo artificial que nos invadió la existencia. La autenticidad, sencillez, sobriedad y armonía de los amigos limpios, ciertos, potables, confiables, parece cada día un bien en extinción irreversible. Ignoro más allá de lo que puedo ver qué signifique y quién sea un amigo para los menores de cuarenta años, porque quienes me dan la riqueza invaluable que no perdería por nada en esta vida, el ágape de mis amigos, andan de cuarto piso etario en adelante.
Qué amigos hay en mi trayectoria terrenal y cuánto merecen y han ganado mi lealtad rotunda, incondicional. Calidad de seres humanos. Nos escogimos en reciprocidad y caminamos desde entonces con cada quien en la diversidad de géneros posibles dentro de mi mapa existencial. Los amigos ciertos, verdaderos, que no perfectos pues no hay, humanos todos, no son multitud, no son barras ni clubes de fans, son los que son. Juan Antonio me trajo hasta este espacio de opinión y qué lujo en todos los años desde casi inicio de mi familia nuclear, esposa e hijos. Así, en esa clave de comprensión de la vida, son los amigos que atesoro con sumo esmero. Respeto impecable con admiración total.
¿Mi familia me habría escogido para ser hijo, papá, hermano, tío, sobrino?
Los amigos verdaderos tienen una dimensión única, especial, porque le garantizan en la incertidumbre existencial a la conciencia la evidencia que nunca hallará uno en otra esfera vital, nos escogimos, elegimos y sintonizamos en la complicidad limpia para disfrutar lo mejor de los humanos, sin daño. Un amigo comparte la sapiencia, paciencia, cuidado, espera, silencio, observación, atención sobre el goce de la autonomía en el otro que somos, no tienen reclamos, reproches, recriminaciones, todo apunta al ideal de integridad y rectitud en la relación humana. Puede pasar el tiempo que fuere sin el encuentro físico y el nexo no se deteriora, como el mármol permanece incólume. Cero posesión.
Qué experiencia única gozar de la amistad. La esposa ideal para quienes vivimos la realidad de ser maridos, es amiga maravillosa si no se declara dueña de ninguna libertad que no sea la propia.
Después de los años de la pandemia, toda la actual década, ocurrió el reencuentro con mi amigo más golpeado en este tiempo con experiencias demasiado duras. Muy cerca y sin contacto presencial pero sin perder un día de conexión espiritual. Impresiona. Años sin abrazo físico y fue como si nos hubiéramos abrazado el día anterior, total cercanía, sintonía y afecto intacto. Una sensación generosa. La vibra sanadora intacta. Qué grata vivencia. Gratitud rotunda. Los amigos verdaderos son la gran riqueza vital.
Marzo 19 está marcado en el calendario como día San José y esta figura histórica, ancestral y patriarcal si alguien necesita verlo así, es la idea y el relato del amigo supremo, el soñado, el ideal. Dicen algunos que es el día del hombre, otros dicen que es el día del esposo, no sé qué otras advocaciones tenga esta fecha. Lo real es que quienes aprendimos a identificar quién es San José, esposo de María, padre natural ejemplo de Jesús, él sí lo crió, tenemos el referente ideal de los valores que contiene ser amigo leal, incondicional, hombre íntegro en el respeto con sus otros, con la mujer, con el hijo, sin ir más allá del amor verdadero. Qué ideal maravilloso de la grandeza humana y tiene el nombre que identifica a muchos, José. Leyenda, realidad, relato, es la presencia de los valores grandes del sapiens varón. Humano.
Mis amigos verdaderos son maridos de sus coequiperas existenciales casi todos, viven esta realidad que yo disfruto como foco de mi trayectoria vital después de recibir suficiente bondad de la vida. Qué magnífica vida hemos tenido y queremos cultivar mientras seamos habitantes de este viaje, en los amigos y en la familia. Ahí está todo para soñar y contemplar todo lo posible para bien en la belleza que nunca morirá en medio de todos los horrores que padece la humanidad. Gracias a mis amigos todos, amigo, amiga, amigue, como quieran escribirlo, decirlo, ser y vivir esta vida, somos en esencia quienes somos y el amor ágape es justo y en equidad, como en José, con cada uno y con quienes compartimos amistad juntos.
Escrito por Hernando Ayala M. Periodista Mail disnnet@gmail.com