ADRIANA VALLEJO DE LA PAVA
La globalización cultural, política y económica, la cuarta revolución industrial y la pandemia del Covid 19 plantean retos enormes para los países de América Latina y el Caribe, los cuales son bien analizados en un reciente estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)/Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), titulado “Educación, juventud y trabajo: habilidades y competencias necesarias en un contexto cambiante”.
El estudio aborda las relaciones entre la economía, la educación, la productividad y el desarrollo, considerando el contexto mencionado en el párrafo anterior y la velocidad de los cambios mundiales. Se revisan indicadores para analizar si los sistemas educativos están proporcionando a los niños y a los jóvenes las competencias y las habilidades necesarias para una mejor inserción laboral que permita disminuir las desigualdades sociales y de género.
En Risaralda esta semana se han resaltado los avances en el índice de competitividad, los cuales son importantes más no suficientes por la necesidad de contar con un sistema educativo con calidad y con mejores prácticas pedagógicas que desarrollen el pensamiento crítico y creativo y que dote a los niños y a los jóvenes de las habilidades cognitivas y digitales que requieren todos los sectores incluyendo el productivo. Cada vez más empresas entrarán en procesos de automatización, se desplazará la mano de obra más operativa y se requerirá para los jóvenes nuevas competencias y habilidades.
Lo anterior requiere en la región de una oferta educativa articulada basada en una visión futura de todos los actores que tampoco se ha logrado en el departamento. La triada academia, sector privado y sector público no falta en los discursos, pero está ausente en las acciones institucionales. Hay agenda para desarrollar encuentros, pero no hay agenda común para integrar la oferta educativa regional y corregir el desfase existente entre lo que ofrecen los centros de formación y lo que requiere la sociedad y el sector productivo.
Sugiere el mencionado estudio que se establezcan marcos nacionales de cualificación para actualizar permanente los perfiles profesionales acordes con la demanda laboral, también que se conformen redes empresariales para que los jóvenes realicen sus prácticas. En Colombia se puede implementar la modalidad de formación dual (academia-empresa) que hoy permite el Ministerio de Educación.
La educación es la prioridad para la recuperación, la productividad y la competitividad del departamento.