Por Ernesto Zuluaga Ramìrez
La semana pasada el magister Lisandro López Martínez escribió una columna de opinión titulada “La mariposa verde” en la que hace algunas aseveraciones que ameritan una discusión. Es importante aclarar que la figura de la mariposa la acuñó el poeta Luis Carlos González en su bambuco «Por los Caminos de Caldas» cuando le cantó al viejo departamento del que hacía parte su ciudad natal, Pereira: “Por los caminos caldenses/ llegaron las esperanzas/ de caucanos y vallunos/ de tolimenses y paisas/ que clavaron en Colombia/ a golpe de tiple y hacha/ una mariposa verde/ que les sirviera de mapa”. La fugaz existencia de aquel departamento concluyó en 1966 con la escisión de los territorios de Quindío y Risaralda, hecho que fue recogido literariamente por el escritor Guillermo Alzate Fernández en su libro «Desmembración de la mariposa verde».
Me animé a abordar este tema por la afirmación de Lisandro sobre las posibilidades integracionistas de los departamentos que conforman la mayor parte del territorio del Paisaje Cultural Cafetero, Risaralda. Caldas y Quindío. Seré un aguafiestas —una vez más— al afirmar de manera tajante que una posible complicidad entre las tres divisiones administrativas para mirar el futuro no existe.
Desde los albores y la génesis de sus capitales se fabricó un abismo que crece día a día, que nos hace tener idiosincrasias bien diferentes y que nos convirtió en rivales permanentes. Desde la misma creación del viejo departamento de Caldas los antagonismos y las pugnas entre las partes han sido tan virulentas que bien puede afirmarse que el carácter de cada una de las tres sociedades ha sido forjado sobre diatribas y difamaciones de sus hermanas. La pereiranidad se construyó sobre la antítesis del manizaleño.
Es pertinente traer a colación la visión precisa y brillante que esbozó en 1990 el escritor de esa tierra Hernando Salazar Patiño en su libro: “Manizales bajo el volcán”. “… de una unidad racial, sanguínea, de comunes ancestros, que los hace parientes entre sí, nada hay más diferente que un manizaleño, un pereirano y un «cuyabro». Es, lo que llamaríase su talante, lo que difiere. Más cívico y con un cosmopolitismo muy especial, producto del contacto permanente con gente en tránsito de diferentes partes del país y del exterior, dada su ubicación, el pereirano, impersonal, epidérmico y hedonista, tiene visión, capacidad de riesgo, menos escrúpulos y ninguna resignación. Ganoso de seguir adelante, en él el progreso es más una convicción que una meta. El de Armenia es más receptivo, sencillo, generoso y abierto, de gran reciedumbre y estimulante campechanía, emprendedor, tenaz, romántico y espontáneo; entre el cafetal y las guacas discurren sus virtudes de equilibrado pragmatismo y sensibilidad. Frente a éstos, el manizaleño aparece más fino, más culto, más conservador, reservado y diplomático, con más acentuada personalidad y capacidad de adaptación.”
Somos definitivamente bien diferentes y sobre todo competidores. Nos ignoramos cuando avanzamos y nos engañamos mientras alimentamos nuestras envidias.
Los éxitos y fracasos del uno son el acicate y el aliento del otro. Nos necesitamos porque cada uno es un ejemplo a superar por los otros. Si una es ciudad “de puertas abiertas”, otra es ciudad “sin puertas” y la tercera “ciudad milagro”. Si una tiene un gran aeropuerto las otras quieren otro mejor, Si una es fría y “educada”, la otra es caliente y parrandera. Si una es conservadora las otras son liberales.
Después del divorcio (llámese “desmembración de la mariposa verde”) es una paradoja que algunos de nuestros dirigentes insistan ciegamente en fabricar un hogar con la ex pareja. Lo único que deberíamos hacer juntos es mirar al Pacífico, espacio común para nuestra atávica pujanza.
Corrección en un párrafo : por qué
o propiciar lazos de unión……
Gracias,
«Somos definitivamente bien diferentes y sobre todo competidores……..»
Claro que si, Respetado Columnista, lo que permite aceptar que en la diferencia se pueden conciliar proyectos de avanzada para la region, donde cada depto aporta desde sus fortalezas , donde cada depto realiza acciones de complememtariedad dese sus opirtunidades y donde cada gobernante de cada depto, cada ciudadano, afronta sus debilidades , buscando el apto del otro, aplicando sus prácticas positivas, que le permiteiron salir avante de ellas.
Por qué ese afán divisionista, en épocas de reconciliación, de consenso, de trabajo en equipo?
Pipe que no propiciar lazos de union gubernamental y de ciudadanía.
Y mi pregunta: Cuantas fructíferas alianzas con los ex, a nivel académico, profesional, de negocios, tenemos como ejemplo?
Martha Cecilia: con toda me consideración y respeto, Cuáles proyectos comunes se han sacado adelante en los últimos 30 años? La autopista del café es una imposición del gobierno nacional con peajes salvajes La PLEC la llevamos solos a pesar de la oposición caldense. La Rap igual que el Corpes terminan muriendo por falta de oficio y de acuerdos. Seamos amigos, pero no socios …. Afanes divisionistas? Si ya estamos divididos…
Que buena y acertada decripción de cada una de las ciudades y sus gentes, también estoy descuerdo con su conclusión, imposible ese matrimonio!
Gracias por la cita, Ernesto. Faltó la síntesis de las tres. No discuto porque la vocación de «antítesis», ha sido y sigue siendo de ustedes. Sin perjuicio de la imitación. Solo que el término «fugaz» para 60 años, lo será dentro de trescientos. La conclusión si es conocida. No hay ciudad más feliz de ser capital de Departamento, o de lo que sea o se invente, en Colombia. Viven estrenando. Talante?