Parecería que el legado de jugaditas del bachiller Macias cuando en calidad de presidente del Senado del gobierno de Iván Duque imposibilitó de una manera cínica que la oposición interviniera en presencia del presidente Duque no le salió del todo oculta: “Un micrófono de la mesa directiva del senado permitió escuchar lo que el mismo exsenador Ernesto Macías calificó como su última jugadita”. No dejar que el expresidente Duque escuche a la oposición”.
Esa mala costumbre de sabotear y mancillar la democracia de la época del bachiller Ernesto Macías, hizo carrera en el actual congreso, pues allí todos pueden hablar a discreción, así sea para insultar al presidente. También pueden ejercer un comportamiento personal indigno, hasta convertir el “templo de la democracia” en un salón de mambeo. Incluso, la plaza Rafael Núñez, utilizada por las madres de los falsos positivos, para hacer una exposición de sus hijos con sus botas, como símbolo de paz, mostrándole al país la memoria de la indignidad de sus ejecutores, fue brutalmente violentada y su exposición de botas de la paz, arrojadas a la basura, por un senador que aun no comprende, ni llegará a comprender la importancia de trabajar por la paz.
Si bien este tipo de comportamientos de algunos senadores resultan indignos e insultantes para la mayoría de los colombianos, palidecen ante el comportamiento demencial y ofensivo de lo senadores que solamente asisten al senado a gritar vituperios y monosílabos recurrentes a manera de un coro con libreto programado: Su objetivo es hundir cualquier tipo de reforma que beneficie a los colombianos, no importa la excusa y la estrategia, la consigna es negarla, hundirla, rechazarla y seguidamente con euforia celebrar, como si se tratar del mayor de los éxitos en contra del bienestar del pueblo colombiano.
No importa que, con el hundimiento a la ley de financiación, el presupuesto de 2025, se vuelva un caos, que la salud siga en deterioro, que la cultura se suprima y que el deporte se acabe: lo que importa es que, frenando las reformas sociales, la plata no alcance para financiar todos los programas sociales; pues lo realmente importante, no es el bienestar del país; lo que importa es la próxima campaña electoral a la presidencia de la república. Aunque, tacan burro quienes creen que, con un candidato extraído de las entrañas de ese remedo de senado, vayan a ganar alguna elección. Lamentable que, para intentar lograrlo, pasen por encima de todas las reformas, sin importar las consecuencias y los costos de destruir el país. Lo demás no importa. Solo cobrar un sueldo de 43.418 millones por ir a calentar banca y a gastar pantalón.
JAIRO ARANGO GAVIRIA
Diciembre 2024
Respetado Columnista:
Que gusto leer un texto que expone con argumentos la dinámica destructiva de los llamados » Congresistas» y de oposición.
Indignante, triste, realidad observar un recinto que supone la asistencia de grandes juristas, y encontrarnos con un recinto donde afloran los adjetivos, actitudes más bajas de la expresión humana