Por LUIS GARCÍA QUIROGA
Ahora que algunos medios de comunicación andan haciendo una especie de ranking de los elefantes blancos (obras inconclusas y costosas) se me ocurre que en ese escalafón deberían tenerse en cuenta el rango de edad o tiempo que lleva un proyecto a mitad del camino y la importancia o impacto para la comunidad.
Lo digo porque en Pereira tenemos un campeonato que difícilmente nos lo quitaría otra ciudad. Me refiero a la Avenida del Río, ese inconcluso corredor vial de 7 kilómetros que arranca con una doble calzada (apenas un kilómetro) desde Puente Mosquera serpenteando el recorrido del Río Otún pasando por 32 barrios y cuatro centros escolares hasta empalmar con la carrera 7ª y la Avenida 30 de Agosto en la horrorosa glorieta de Turín (solo es más horrorosa la de Corales).
Sentimos vergüenza al ver que en Manizales han hecho más de tres grandes avenidas con puentes elevados y pasos bajo nivel mientras nosotros, comparado con el crecimiento urbano y el desarrollo comercial, vivimos el atraso de infraestructura vial más grande de la historia de Pereira.
Tenemos un denso tráfico vial denso de oriente a occidente. No tenemos avenidas trasversales. Cada día es más compleja la movilidad vial y no tenemos proyectos estructurados técnica y financieramente para superar la crisis. Somos una ciudad cruce de caminos que no puede seguir siendo manejada a punta de retórica y redes sociales. Ni gastándonos 500 millones de pesos para sembrar flores en las glorietas. A punta de flóres no vamos a mejorar el caótico flujo vial que deteriora la calidad de vida de los pereiranos.
Este viejo elefante blanco llamado Avenida del Río, es el producto del plan de Desarrollo del Agustín Codazzi en los años 60. Fue diseñada hace 52 años siendo Gustavo Orozco Restrepo jefe de planeación y desde esa época entre uno y otro alcalde se venían ejecutando -sin duda con buena calidad de pavimento- tramos de obras hasta la ciclovía, arborización e iluminación que hizo la alcaldesa Martha Elena Bedoya en el 2002. De ahí a nuestros días, el avance es cero. Dos décadas perdidas.
Recuerdo en 1982 los enardecidos debates que se dieron en el piso noveno del palacio municipal donde funcionaba el Concejo de Pereira (nada que ver con ese concejito de ahora).
En esos años 80 eran concejales César Gaviria, Oscar Vélez, Gildardo Castaño, María Isabel Mejía, Pedro Nel Mesa y Jaime Salazar Robledo entre otros. Fueron debates candentes porque sobre el futuro trazado de ese corredor vial había numerosas viviendas de invasión cuyos votos cautivos, como siempre, eran y siguen siendo la talanquera electoral que no nos deja avanzar.
En todo caso -esa vía, que duerme el sueño de la desidia y la falta de visión de gobernantes, políticos y gremios- en estos momentos de crisis de movilidad vial, sería un alivio.
La Avenida del Río es un envejecido elefante blanco que se arrugó oyendo promesas de casi todos los alcaldes que con algunas excepciones algo han hecho, aunque no ha sido, ni lo suficiente ni lo que la ciudad exige.
Si tuviéramos administraciones municipales y departamentales y concejales y diputados visionarios, que pensaran mucho más en las necesidades de la comunidad y en las futuras generaciones; y menos en las futuras elecciones, ya tendríamos un plan serio con presupuesto, cronograma y obras complementarias para hacer un cambio real en la Avenida del Río. Eso no parece posible mientras la política sea un modo de vida y una ventanilla de canjes y negocios.
Porque un verdadero cambio en la concepción vial de Pereira debería incluir una nueva visión de la movilidad. Cuando se transita la ciudad nos damos cuenta de que, el problema es el pésimo flujo vial continuo. El problema no es tanto la cantidad de vehículos ni el comportamiento de los conductores.
El flujo vial es igual al problema de las obras: no tiene continuidad. Probado está que el flujo vial deja de ser continuo cuando se llega a una cualquiera de nuestras horrorosas glorietas. Éstas carecen de puentes elevados, pasos a desnivel y obras complementarias. ¿Alguien ha visto o sufrido un trancón en la intersección de Condina? Es el mismo tráfico que pasa por Corales.
El trancón en la glorieta Turín empeora porque allí Megabús comparte carril con el tráfico privado, pero parece que no ha nacido el alcalde que se decida a hacer en Turín un sistema de puentes elevados y deprimidos que conecten la Avenida del Río con la 30 de Agosto, salida a Marsella y acceso a la octava rumbo al centro.
Este encanecido elefante blanco, además de simbolizar la mediocridad que nos agobia, traduce el atraso de nuestra infraestructura vial y representa una gran frustración para la comunidad en pérdida de tiempo, en otros desarrollos de negocios, vivienda, en nuevas oportunidades, y sin duda, en pérdida de competitividad y deterioro en la calidad de vida de los pereiranos.
A mi apreciado amigo Jorge Eduardo Murillo siento que es mi deber periodístico ejercido por 46 años continuos, que el noble oficio -como lo llamó Camus- consiste en eso: en cacarear, entendido como sinónimo de decir que en este suelo que nos ha visto nacer, crecer, amar y soñar, lo que falta es cacarear, porque de dirigentes, pocón pocón, y de líderes transformadores, menos.
Más que inventario de obras prioritarias, lo que necesitamos los pereiranos es decirnos la verdad, pensar y actuar con grandeza y en nuestro caso como columnistas, señalar las falencias del desarrollo, los vacíos de poder, los abusos con el erario y los errores garrafales que están afectando la competitividad y la calidad de vida de la
Ciudad y los ciudadanos.
Así por ejemplo, es un pecado periodístico pasar agachado con el exabrupto urbanístico y de movilidad vial de la glorieta de Corales.
Ello es tan claro y contundente, que hace inútil cualquier inventario, en la lógica dialéctica probada y comprobada de que el entonces alcalde Gallo sabía que la prioridad era la glorieta de Corales con el diseño del ingeniero Augusto Ramirez Barrera por cuyo trabajo se hizo un justo pago millonario con recursos públicos provenientes de nuestros impuestos, pero hoy por hoy, a nadie le cabe duda de que ahí el cambio no fue para mejorar.
Ningún ingeniero sabe cómo ejecutar el diseño original de puentes elevados y pasos a desnivel sin que se configure detrimento patrimonial.
Esa glorieta es una cicatriz en el rostro de la ciudad. Da pena decirlo, pero queda en el inventario de la decepción.
Me hubiera gustado mucho poder estar de acuerdo con mi apreciado y respetado amigo Jorge Eduardo Murillo.
Lo lamento pero mi oficio es cacarear y siento que eso es lo que los ciudadanos esperan de mí.
Al ex alcalde Ángel hay que decirle duro pero con respeto, que la Avenida del Río no ha sido terminada. Es una vergüenza transitarla y observar el desperdicio de tiempo, recursos e incluso los esfuerzos iniciales. El conformismo es patético.
Incluso, la Doble Calzada Pereira-Cartago, de la que él fue pionero al comprometer en 1982 en su gestión al presidente Belisario Betancur (soy testigo); hoy decimos que está inconclusa porque carece de retornos y obras complementarias.
Tenemos el deber pereirano de superar nuestra propia visión del desarrollo, tantas veces tan mediocre. LGQ.
Esa avenida se inició y terminó en la administración de Juan Guillermo Ángel quien esto escribe.
Se elaboró de un solo carril hace casi 40 años cuando no había suficiente tráfico ni dinero, se dejó la reserva de torres para la segunda calzada.
Estimado Luis:
A Pereira la están dejando caer a pedazos y coincido contigo que es la inutilidad de las administraciones municipales de los últimos 16 años la que llevó a esta ciudad, que en los años 70-80 disputaba el 5to. lugar en el concierto de ciudades colombianas con Bucaramanga, a uno de los vergonzosos últimos lugares en calidad de vida según el más reciente estudio de Naciones Unidas.
Revivir el civismo para salvar a la ciudad de las garras de estas fieras, es misión de quienes amamos a Pereira.
Corrijo Murillo por M6
Luis propongo hacer inventario de obras PRIORITARIAS, hacer debate y colocarlas a disposición de candidatos y del gobierno nacional. Así pasamos se diagnosticar la cacareada falta de dirigentes a ser PROACTIVOS
Luis como siempre muy acertado, pero te falto un dato histórico, en la administración de Rodrigo Ocampo (1982) se concluyo esta obra, desde ese tiempo jamás se le hizo nada, allí se dejaron comprados los lotes para su ampliación posterior, hoy es una área invadida por talleres, y nuevas invasiones, donde la secretaria de gobierno no ha hecho nada para proteger ese espacio publico. Y no creo que esta administración con todos los enredos que anda , pueda ponerle motor a un proyecto de esta magnitud, nos volvimos viejos de esperar cambios. En la Reunión de aprobación del plan de desarrollo, dejamos constancia de esta situación, y lo mismo del atraso de las vías terciarias, para impulso de los proyectos turísticos del agro-cafetero.
Luis, totalmente de acuerdo contigo,e gustaría que avanzaras hacia la solución, ¿cómo se pueden hacer las obras? ¿ con qué recursos? , sobre la base que la moyor parte de los comunicadores y gremios apoyaron el no cobro de la valorización, mecanismo que parece enterrado.