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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadEl hombre político de hoy.

El hombre político de hoy.

Aristóteles decía: «el hombre es un animal político”, esta frase significa que el hombre se diferencia de los animales entre otras cosas porque vive en sociedades organizadas políticamente, en cuyos asuntos políticos participa en mayor o menor medida con el objetivo de lograr el bien común: la felicidad de los ciudadanos.

En el pensamiento de Aristóteles se plantea la afirmación que el hombre no puede ser concebido fuera de su relación con el Estado en su condición de ciudadano.

El hombre es un ser gregario, social por naturaleza que no puede vivir aislado y sin contacto social. Es un ser racional, con capacidad para pensar, reflexionar, discernir, ser consciente de su existencia y de la de sus pares, puede distinguir lo bueno de lo malo, lo virtuoso de lo inmoral, lo positivo de lo negativo.

La razón en este sentido, empuja al hombre a buscar lo justo, lo virtuoso lo bueno, en suma: la felicidad.

Pero para ello, para formarse y realizarse plenamente, el hombre necesita de los otros, es decir: «el hombre necesita vivir en sociedad».  El hombre es también un animal político que participa en la organización de la sociedad y en la resolución de sus problemas, en la aplicación de las leyes y de la justicia, y en el logro del máximo bien común que es la felicidad de los ciudadanos.

A la participación del hombre en los asuntos públicos del gobierno y Estado se le llama «política».

La política es una rama de la moral que se ocupa de las actividades por medio de las cuales una sociedad resuelve los problemas que plantea su convivencia.

En la antigua Grecia, eran excluidos los hombres menores de 21 años, los esclavos, las mujeres, los niños y los extranjeros.

La verdad es que la figura del «hombre político» ha evolucionado grandemente desde los tiempos de Aristóteles.  El concepto clásico se ha transformado para abarcar la diversidad, la inclusión y la capacidad de adaptación.

Hoy, este ser político debe ser un experto en la gestión de la información, desarrollando destrezas para que dentro de un mundo digital hiperconectado sepa navegar las aguas turbulentas de las noticias falsas y la desinformación.

Debe ser un defensor apasionado de la verdad, la transparencia y rendición de cuentas.  Su liderazgo debe estar fundamentado en la confianza del pueblo, la cual sólo se puede ganar a través de una comunicación honesta y abierta.

El político moderno ha debido desarrollar la empatía comprendiendo la diversidad en todas sus formas: género, raza, religión y orientación sexual. Tener capacidad de conectarse con las preocupaciones y aspiraciones de los ciudadanos de diferentes orígenes para construir una sociedad más inclusiva y justa.

Debe trabajar sobre la sostenibilidad y conciencia medioambiental. Debe promover políticas que fomenten la conservación de recursos, desarrollo sostenible y la reducción de las emisiones de carbono. Trabajar de forma decidida en fortalecer la confianza institucional para que la ciudadanía la recupere a través de la transparencia, la rendición de cuentas y lucha contra la corrupción.  Evitar por todos los medios posibles la fragmentación y polarización, construyendo puentes y encontrando soluciones que unan a las comunidades en lugar de dividirlas.

Los líderes éticos y transparentes son fundamentales para recuperar la confianza pública. Las voces de todas las comunidades deben ser respetadas.

Estas recomendaciones pueden contribuir a superar la crisis de liderazgo en beneficio de la sociedad al promover un entorno político más saludable, inclusivo y efectivo. Sin embargo, es importante recordar que la responsabilidad no recae únicamente en los líderes políticos, sino también en la ciudadanía que elige y exige a sus representantes. Juntos podemos trabajar para construir un futuro político más positivo y equitativo.

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2 COMENTARIOS

  1. Gracias por tu comentario. Es verdad, es el ideal. Así deberían ser los líderes actuales pero estamos muy lejanos. Sin embargo, podremos pensar en un buen futuro para nuestra ciudad. De todos nosotros, los electores, depende tener los mejores líderes que realmente piensen en la comunidad y no en sus intereses personales, más bien personalísmos.

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