Para ciertos profesores de Harvard o el M.I.T la economía y la política dependen de la forma como cada nación constituye y desarrolla sus instituciones. A esto se debe que países como El Congo, Arabia Saudita o Venezuela sean ricos en minerales o petróleo, pero suministren un nivel de vida mediocre a sus pobladores. En cambio Japón o Corea, carentes de grandes recursos naturales, crearon excelentes instituciones y las desarrollaron en un corto período de tiempo.
Países pobres o despilfarradores no producen sino pobreza y despilfarro. Sus instituciones políticas se denominan «extractivas», debido a que son usadas por ciertas oligarquías para monopolizar oportunidades económicas. Ejemplo de ello sería Carlos Slim. Quien_ según los mismos autores _, aprovechó las instituciones extractivas de México para asumir el control de un monopolio estatal de telecomunicaciones llamado Telmex, y terminó pagando su valor con las utilidades que generó esa misma empresa.
Los países desarrollados gozan de otro tipo de instituciones, denominadas «inclusivas» porque permiten la competencia económica y se encuentran al alcance de todos los ciudadanos, con un sistema de justicia eficiente y facilidades para el ascenso social. Inglaterra, USA, Francia o Alemania, sufrieron una larga historia de luchas internas o revoluciones antes de superar la denominada «ley de hierro de las oligarquías¨ consistente en que las élites oligárquicas derrotadas tienden a ser sustituidas por otras, que en ocasiones resultan aún peores.
Cuando los países logran sustituir ciertas capas dominantes por otras más eficientes, pueden generar lo que se ha llamado «destrucción creativa». Por ejemplo, para que surja en Colombia una ganadería competitiva a nivel externo, podría ser necesario que el sistema latifundista de pastoreo extensivo entre en quiebra, debido a la feroz competencia que susciten los TLC, con sus importaciones de carne barata.
No escapan a este agudo análisis los regímenes comunistas. Todos son portadores de instituciones extractivas, pues concentran el poder en un solo partido e impiden cualquier tipo de competencia. Debido a ello resultan económicamente ineficientes, como sucedió con Cuba o Vietnam, aunque China, con su neocapitalismo, trata de paliar esa situación.
Para nosotros resulta paradójico que profesores del M.IT o Harvard suelan usar el concepto de «oligarquías», común en la propuesta política de líderes colombianos como J.E Gaitán. Recordemos que este acusó a la «oligarquía liberal-conservadora» de acaparar todo el poder, con el fin de satisfacer sus intereses excluyentes. Parece como si algo de nuestra historia retornara, aunque en otro contexto y con actores de insospechable raigambre democrática.
AGM-14-V-2024
Excente…👍🤗