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PolíticaEl mundo feliz

El mundo feliz

Por: Juan Guillermo Ángel Mejía

Esta crisis se presta para todo, para difundir mentiras, para incrementar los delitos, para abusar de los recursos destinados para hacer menos dura la cuarentena, para tomar decisiones de género sin razón alguna diferente a hacer prevalecer una condición que hoy nadie discute, pero que no es razón suficiente para obligar a las mayorías a comportamientos ajenos a su manera de pensar, a los asaltos, para que prolifere el “Pensamiento Grupal, en la mentalidad de rebaño” del que habla Mauricio Rubio en el diario El Espectador,  dado que en situaciones de riesgo de lo primero que hay que cuidarse es de la estupidez. Así las cosas, a pesar de que siempre habrá quienes buscan soluciones y hasta a se arriesgan para salvar al prójimo de la misma manera asomarán quienes se dedican a buscar culpables, estériles como las mulas y abundantes como los pendejos de los que hablaba Borges.

Uribe con coronavirus, el editorial del Washington Post, que el cuñado de la alcaldesa de Bogotá contrate por más de mil doscientos millones de pesos, que detuvieron a un profesor de Harvard por entregar a los chinos el virus mortal, algunas serán ciertas, usted dirá, pero la plaga es de tal magnitud que tenemos que poner en cuarentena toda esa carga de información que nos llega sin ningún filtro y que obliga a verificar lo que dicen los políticos sin principios.

Las cuarentenas, las pestes han sido eventos recurrentes en la historia de la humanidad, dejan una estela de dolor y todas ellas han generado cambios radicales en las estructuras de poder y en la distribución de la riqueza; casi siempre la falta de brazos ha empoderado a las mayorías, otras, las menos, han incrementado la represión;  hoy, en un mundo interconectado, vaticinan que esta plaga será el fin del capitalismo salvaje y del estatismo absoluto, en pocas palabras no podrán existir ni los multimillonarios capitalistas ni los estados propietarios de todo, entonces que será, “¿cómo ha de ser, cómo ha de ser Dios mío?”.

No hace muchos años, cuando aterrizaban los viajeros provenientes de los países ricos, se escuchaba una salva de aplausos, unos pensaban que era un homenaje a los pilotos, otros lo interpretaban como la alegría de “haber coronado” del exitoso periplo del narcotráfico; en las islas del caribe el éxito en el delito se celebraba con jolgorio colectivo, actitudes que contrastan con el: “no basta conocer el bien, hay que desearlo, no basta conocer el mal hay que despreciarlo”, requisitos para que la ley moral gobierne nuestras vidas, que menciona Victoria Camps y que permita despreciar el boato producto muchas veces del delito tolerado.

¿Será posible que termine la feria de las vanidades,  que la humanidad abandone el deseo de poseer mucho más de lo necesario, será posible que los hombres dejemos de multiplicarnos de tal manera que nuestra sola existencia extermine las otras formas de vida?, ese es el dilema.

¿ Será que El Mundo Feliz que imaginó Aldous Huxley, aquel totalitario y deshumanizado que describió el novelista,  enemigo acérrimo de las simplificaciones de los dogmatismos políticos, ya que es indudable el florecimiento de los populismos autoritarios y de la masificación de los estribillos que embrutecen, todo ello sumado al crecimiento desmesurado, del consumo sin límites, son realidades que hacen peligrar al mundo y con él, el fin de la historia, o por el contrario veremos un mundo feliz que perdure y sobreviva a la estupidez de nuestra especie, quizás nos encontramos en un momento en el que produzca una ruptura epistemológica, un cambio radical en la sociedad existente.

Publicada originalmente en El Diario y reproducida en El Opinadero con autorización expresa del autor.

1 COMENTARIO

  1. La crisis generada por el Covid19, pone en la mesa, las muchas cuarentenas, a las que tendrían que someterse las sociedades actuales.
    Cuarentena para: el desaforado consumismo generalizado, cuarentena para la polarización política , econo mica, que impulsan totalitarismos a nivel mundial, cuarentena a los pastores de algunas religiones, quienes explotan la ignorancia de varios pueblos, cuarentena a los sistemas educativos, y una cuarentena de mayor delicadeza: el sistema de salud, pues la improvisación en este aspecto social, pone en riesgo lo mas sagrado del ser humano: la vida.
    Como dice el anestesiologo, Jaime Jaramillo: » replantear las prioridades siempre.»

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