Por: RICARDO TRIBIN ACOSTA
La personalidad de cada cual tiene unos rasgos muy definidos que motivan el comportamiento a seguir según el momento en el que se encuentre. A veces concurren varias a la vez; en otras una se acentúa más que la otra; y en ocasiones, si se trabaja interna e intensamente en ello, se lograrán grados importantes de madurez que llevarán a la persona a crecer con el tiempo y como consecuencia, de su experiencia y circunstancias.
Un ejemplo que puede asimilarse fácil está en el trabajo. Allí no falta la persona que siempre anda diciéndole a los demás lo que tienen que hacer, aun si no se le ha preguntado, y en tal caso regaña, orienta, conduce e incluso critica a los afectados. En estos casos actúa de cierta manera en el papel de padre, y no en el mejor sentido, pues lo hace apenas con muy poco crecimiento emocional.
También se ve el caso del empleado que no hace caso en lo que le sugieren; deja todo para última hora; protesta, patalea, critica; y actúa basado en impulsos; piensa con frecuencia que el todo se lo merece. Jamás se mira así mismo, aunque si está listo para mirar los defectos de los demás, especialmente el de sus jefes. Nunca se encuentra satisfecho y no se cansa de pedir y hablar. En tal situación actúa como un pequeño niño, siempre venido de su parecer.
Finalmente se cita el modelo del adulto, el cual lo representa una persona equilibrada. Trabaja y deja trabajar. Ayuda y realiza. No deja para mañana lo que puede hacer hoy; vive agradecido con la empresa y con sus jefes por la oportunidad que le han dado de estar allí. Admira y valora a sus compañeros y llega siempre a realizar su labor con marcado optimismo y ganas de triunfar. En una sola frase, es un ser con suficiente balance emocional y mental, en el que su edad sicológica está en sintonía con la cronológica.
Estos casos no sólo se aplican al trabajo sino que bien pueden tener cabida en otras actividades como son: la vida en familia, la relación pareja, las interacciones con los vecinos y con la comunidad, en los que un sano balance nos indicará la importancia de alcanzar la posición de adultos, la cual requerirá de un buen trabajo interior en el que se realice la verdadera importancia de los crecimientos: mental, emocional y espiritual.