PENSANDO EN VOZ ALTA.
*El papa Francisco es un conservador doctrinario: niega el matrimonio a sacerdotes, el diaconado y sacerdocio femenino y continúa manteniendo dogmas que, a todas luces, van contra la evidencia como la asunción de María en cuerpo y alma al cielo, a pesar de que Juan Pablo II dijo que, tanto el cielo como el infierno no son lugares, sino estados del alma. Por consiguiente, no podían llevarla allá. Lo mismo que el mito sobre la Casa de Loreto, supuestamente trasladada desde Nazareth a Italia, por acción de los ángeles. No tiene lógica que esa casita se la hayan quitado al pueblo de Israel, donde también se veneran las tradiciones de la cristiandad. Ni se diga de la transformación del pan y el vino en cuerpo y sangre de Cristo con unas palabras mágicas que pronuncia el sacerdote, cuando lo más sensato, para no enredar a los fieles, sería decirles que ese rito es un recuerdo del acto íntimo de Jesús al despedirse de sus más allegados seguidores antes del sacrificio horrendo en la cruz. Para qué tocar el tema de la resurrección de Cristo, sobre la cual hay suficiente información que dice lo contrario, empezando por los estudios del eminente padre Llanos S.J.
Toda su postura es absolutamente conservadora, y me parece muy respetable, porque el papa es el jefe de la Iglesia que profesa, sin chistar, todos esos dogmas que al común de la gente nos tienen sin cuidado.
Pero, Francisco es un revolucionario social, preocupado por la economía, las migraciones, el desastre ambiental, la purga a curas pedófilos y la reforma a la curia romana. Ahí reside nuestra admiración por este hombre providencial al que deseamos larga y lúcida vida para trazar la senda y nombrar el número de electores que garanticen la continuidad de sus reformas.
Bergoglio tiene un sitial de honor en la historia. Para consagrarse como el más grande de todos los tiempos tendría que reducir al estado laical, despojando de todos los títulos a los clérigos pederastas o encubridores, vivos o muertos, incluyendo a Juan Pablo y a Benedicto, de quienes ya se sabe que taparon semejante infamia contra los niños. Benedicto acaba de reconocer que mintió, cuando era arzobispo de Munich. Pero, eso sí, contra los teólogos de la liberación fue muy riguroso. Doble moral de ese señor que, además, no oculta el afeminamiento.
**Petro, arrasando en las encuestas. Pero no es gratuito el hecho: Claridad, transparencia, contundencia y pulcritud de vida.
***Larga vida a Egan, un gigante del ciclismo.
Jaime Bedoya Medina.