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El puro centro

Por Juan Nicolás Gaviria

La ideología política de moda, todos dicen pertenecer; todos quieren parecer. Finalmente, la naturaleza humana y la estadística no lo permiten. En las próximas líneas trataré de disertar al respecto, de porqué creo que una ideología política de centro absoluto es una imposibilidad ideológica y estadística.

Se volvió costumbre. Hoy día cualquiera que quiera evitar alguna confrontación ideológica o un simple debate, en el cual se deba argumentar una postura férrea frente a temas sociales o políticos, usa la muletilla ideológica del “centro” para salir por la fácil, no herir susceptibilidades, o quizás evitar la fatiga.

Pero, ¿qué significa ser de centro? ¿De donde surge el término? Para poder argumentar a dónde se dice pertenecer, resulta fundamental entender la genealogía sobre lo que se pretende evangelizar, pues de otra forma solo se está hablando paja. Pero para eso debemos empezar por el principio, la génesis de los partidos.

El parlamentarismo en Inglaterra, y posteriormente la Revolución Francesa sienta las bases de los partidos políticos en el mundo. Estos surgen en medio de movimientos revolucionarios liberales, o libertarios que logran dar muerte a sistemas políticos como el “Antiguo Régimen” de Francia. Su finalidad no era otra que coordinar la acción social y la recién ganada participación de los ciudadanos en política, elementos fundamentales para la relación entre las nuevas forma de estado y la sociedad.

Para nuestro caso la dinámica fue similar. Posterior a logro de la independencia por allá en 1820, surge la necesidad de establecer un gobierno y por supuesto las formas de participación ciudadana. Pues debemos recordar que nuestra campaña libertadora fue fuertemente influenciada por La Revolución Francesa, y otros movimientos revolucionarios y libertarios en el mundo.

Resultado de este proceso, nuestro sistema político fue en sus orígenes bipartidista, liberales y conservadores se disputaban la arena política, ambos de derecha, pues en esa época ni se entendía que era la izquierda o el comunismo en estas latitudes.

Sin embargo, para 1930 y de la mano de figuras emblemáticas como, Jorge Eliécer Gaitán, llega a nuestro país el comunismo y el socialismo como ideologías políticas y sociales. De forma que surgen nuevas alas de participación política, la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria, el Partido Comunista Colombiano, posteriormente la ANAPO, todos surgen por esos días y todos con claras tendencias de izquierda.

En ese orden de ideas, para la segunda mitad del siglo XX dos vertientes eran claramente identificables. Estas con el pasar de los años fueron cambiando sus nombres, sus logos, sus colores, pero nunca su ideología. En resumen, para la segunda mitad del siglo XX en Colombia se era de izquierda, o se era de derecha.

Pero no contaban con lo que sucedía en Europa por esos mismos días, puntualmente por los años cincuenta. Los europeos resolvieron que el Socialismo marxista estaba como difícil de implementar y estaba generando más caos que virtudes. Así que decidieron ubicarse más al centro al abandonar las ideologías Marxistas. Con ello me gustaría decir que nace en términos etimológicos la centroizquierda.

Lo anterior coincide con el surgimiento de la ANAPO en Colombia. Partido en el cual confluyen liberales, conservadores moderados y socialistas, sobre el cual argumentaban sus militantes, no se les podría catalogar como de izquierda, pues sus posturas sobre la economía y la propiedad privada distaban de las comunistas. Es decir, el mismo discurso de la “Neo Socialdemocracia” europea de 1950.

En lo que respecta a la Centroderecha pasa algo similar, grupos políticos de derecha que logran alianzas eventuales con partidos que se hacen llamar de centro. Sin embargo, es más fácil referirse a estos como partidos de derecha moderada, partidos que promueven el estado social de derecho y las libertades individuales, lejos de fundamentalismos y sobre todo lejos de ideologías confesionales.

En todo caso, se puede advertir claramente que todos los partidos y tendencias políticas de nuestro país, incluso del mundo, surgen y mantienen posturas enfrentadas. Lo cual no es malo, todo lo contrario, invita al equilibrio, al debate; aduce a los principios, y la etimología misma del término democracia.

Sin embargo, hoy vemos cómo el concepto de centro cursa carrera en Colombia. Cada día nos hablan más de él; ciudadanos bien intencionados, ávidos de conciliar, y promotores de un discurso de rechazo a los extremos ideológicos.

Pero el centro no es otra cosa que un deseo de alejarse de los extremos; un llamado a la moderación, a la estabilidad. Como posición ideológica tal cosa no existe, quien lo promueva siempre termina confluyendo en alguna de las vertientes ideológicas predominantes de donde se encuentre.

Como dijo el Filósofo español José Antonio Marina sobre los autoproclamados partidos de centro, “(…) Pero, como se ve en España, parece que inevitablemente se da lo que los estadísticos llaman “regresión a la media” o, en términos populares, que las aguas tienden a volver a sus antiguos cauces.(…)”.

En conclusión. Hoy vemos a muchos vestir la camiseta de la Socialdemocracia sin entender su génesis y arraigo constitucional en Colombia, queriendo pintar tal postura como de “Centro” izquierda o derecha, es tan versátil que usted puede elegir. Otros se quieren probar las botas del “Puro Centro” ideológico, sin advertir siquiera si existen.

Yo los invito a no caer en el error conceptual. Pues “el puro centro” bien podría ser otro extremo, sobre todo si enarbola banderas excluyentes como vemos hoy. Y recuerden que, más temprano que tarde, su propia naturaleza los ubicará donde correspondan, a la derecha o la izquierda.

No lo digo yo, lo dice la estadística.

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