
Estaba dudando en si pedirle al director que me exonerará por estos días de mi columna de opinión pues el fútbol, como todos los demás deportes, está totalmente paralizado por la emergencia sanitaria. Y no encontraba tema de donde agarrarme.
Pero, echando una mirada al entorno, si descubrí muchas inquietudes que se mueven entre las ‘millonarias’ estrellas del fútbol, algunas de las cuales han hecho significativos donativos, y el deseo de los clubes de bajarles al 50 % sus salarios mientras dure la parálisis, con el respaldo de la mucho más multimillonaria FIFA –la federación inglesa ya lo dispuso así- y los módicos ingresos de los entrenadores que se defienden con sus escuelas de fútbol y que viven de lo que pagan los padres de los niños y jóvenes futbolistas que sueñan con llegar a ser Ronaldos, Messis, Falcaos, etc.
En Colombia la polémica está servida para el ‘pitazo inicial’ entre los deseos de unos de cancelar contratos –ya lo anunció Jaguares FC-, otros de suspenderlos, con los jugadores silenciosos y por los cuales habla una agremiación que lo ha intentado todo pero poco ha conseguido.
Y ¿la Dimayor que dice…?. Pues está en ‘fuera de lugar’ ya que le ha faltado criterio y decisión para adoptar una posición sólida, enfrascada como está –a puerta cerrada en su ‘camerino’- en una agria disputa interna relacionada con los ingresos de la televisión que tiene enfrentados a los clubes grandes y los pequeños, con la amenaza de los primeros de hacer toldo aparte como ocurrió en Inglaterra cuando fruto de una división por los millones de la TV surgió la Premier Ligue.
Y ¿cuál es el motivo?. Pues que los clubes más taquilleros y según ellos dueños del ‘rating’ televisivo quieren que la mayor tajada sea para ellos ya que consideran que no es justo que Nacional, Junior y Millonarios –por ejemplo- reciban lo mismo que Patriotas, Jaguares y Equidad. Y esto último es lo que no quieren los apergaminados del fútbol colombiano.
Volviendo a la ‘virosa’ parálisis, la Federación Colombiana de Fútbol también se merece la ‘tarjeta roja’ por su silencio y su indiferencia frente a una realidad que golpea duramente los bolsillos de los profesores y entrenadores del fútbol aficionado, que son quienes nutren con su trabajo, no tan bien pagado, el mercado del fútbol colombiano que llenan las arcas de los clubes profesionales, muchos de los cuales viven de los ingresos de esas escuelas
Lo mínimo que yo esperaría es apoyo al menos para los clubes que pagan su inscripción, árbitros y canchas en los torneos nacionales de su rama aficionada –la Difútbol- con una contribución en una justa y manejable proporción que sería de inmensa ayuda para los entrenadores, tan desprotegidos como siempre lo han estado en el ejercicio de su oficio.
Y es que debemos recordar que la Federación goza de la exención del pago del impuesto sobre espectáculos públicos cada vez que juega la selección Colombia en estadios de nuestro país. Esa la oportunidad para que la Federación retribuya algo en esta crisis. ¿O será que su misión no reconoce la responsabilidad social…?
Si hasta la Conmebol se preocupó por los equipos que aún siguen en competencia en la Copa Libertadores y en la Copa Suramericana, ofreciéndoles un anticipo de su participación económica en el torneo.
Si el gobierno nacional expidió un decreto de apoyo para el sector cultura, ¿será que el deporte pasará de agache?