Desde incontables años atrás se viene hablando del tema pensionario sin que se haya tocado su problemática “estructural” por temor a fuerzas hostigantes y a conveniencias políticas. Misiones internacionales han sido oídas y no escuchadas. La coexistencia de dos regímenes uno público llamado de prima media y otro privado de ahorro individual trajo la novedad, en el segundo, de un pozo importante de inversión bursátil que hoy ante el gran déficit del primero, justifica el Gobierno ponerla en línea de complementación y no de competencia, para determinar en unicidad de pago y en el modelo de pilares, una ampliación que pretende abarcar más beneficiarios. En dos aprobaciones de cuatro, el horizonte aún no es claro y en tal manifestación ha sido muy difundido. No obstante, existe una preocupación analítica por el surtidor populista de dar subsidios, rebajas consolidadas, causalidades, incluir focos profundos en el reparto, (género) sin verificar fuentes que sostengan la universalidad como debe ser, lo cual hace engorrosa la salud fiscal de la nación. Es necesario y urgente prever de manera durable el cambio (que ya no sería estructural), que “no cumple-lo dice Fedesarrollo-, que deja por fuera a tres de cada cuatro adultos en edad de pensión (…)”. No faltan los que hablan de “expropiación del ahorro”.
El pilar solidario (para quienes no se pensionan por cualquier motivo) aunque pequeño, es de justicia social; ese subsidio si es necesario y se espera que se impute al presupuesto nacional, que asimismo tiene su origen en los contribuyentes. En razón de su insostenibilidad en el tiempo, el canje de semanas por hijos, etcétera, es por lo que la ministra Ramírez habló de revisión en quince años. De ahí que el exministro Ocampo, quién fuera cerebro tributario de Petro, vuelca serias críticas a su coadyuvado al anunciar su promoción de colocar el punto de cotización en cuatro salarios mínimos y no en el pactado de 2.3. La retractación, es inseria; es, al decir de algunos, poner “conejo”, porque es un error jugar con los acuerdos y ello estigmatiza al mandatario, pues, según expertos mientras más alto sea el umbral, menos duradero resulta la pretensión, y agregan que además la reforma crea pasivos inmensos que en los tiempos venideros estallarán en mil pedazos. A pesar de lo que ocurre, nadie, ni las asociaciones de pensionados hablan del barómetro del reajuste anual que, en vez de establecerlo con el IPC, fuera el porcentaje de subida del salario mínimo, por aquello de la brecha que se abre en el poder de compra. Por supuesto que el agujero se ensancharía demasiado.
Se piensa que por el transcurrir de plazos inmediatos y las disecciones, el proyecto está en la cuerda floja.