Editorial
Por la boca muere el pez, pero también por la boca se alimenta. Y así vivimos todos, racionales e irracionales. Eso lo conocen los poderosos, y por eso cuando los seres pensantes crean un medio de opinión libre e independiente, no se afanan. Saben la forma de aniquilarlo. Así ha sido siempre. Los medios de comunicación son empresas, que viven del mercado. Aquí se produce información que nutre las mentes y construye criterios para vivir en democracia. Y la única forma de subsistencia hasta hoy conocida es la venta de pauta publicitaria que pueden comprar las instituciones públicas y privadas para vender sus productos y servicios. Esos servicios son, en el caso del Estado, los que interesan a la democracia misma. Es decir, la promoción de los valores, la difusión de la verdad y el fomento de la paz, dando acceso a la libertad de pensamiento y opinión. Solo que democracia es lo que menos interesa a quienes se sirven de ella. Ellos prefieren la genuflexión, la alabanza y la adulación al gobernante. ¿A quién le interesa que le señalen sus errores, cuando sus aciertos son casi que invisibles?
Aun así, periodismo libre es lo que hacemos. Sin medir las consecuencias. Preferimos recordar al maestro Javier Darío Restrepo cuando exhortaba a los los periodistas a no dejarnos contaminar, y sostenía que “las salas de redacción deben mantenerse alejadas del departamento comercial”. Nosotros, obstinados y perseverantes hasta la terquedad, le dimos vida el 9 de febrero de 2020, en homenaje al maestro Manuel del Socorro Rodríguez, a El Opinadero, bajo el eslogan “Todos cabemos aquí”. Un diario de opinión que se renueva cada día, con la verdad desde la óptica de cada columnista. Auténtica, libérrima, plural, diversa. Ajena a las injerencias de los poderes político y económico. Distinta de todo cuanto conocemos por periodismo hasta el advenimiento del mundo digital. Humilde en su origen, pues ha sido fruto de una modesta inversión en dinero, pero de un descomunal esfuerzo humano, el de reunir más de 60 líderes de opinión para garantizarles a ellos la libertad de publicar sus artículos sin mordaza o restricción alguna y a sus lectores, el derecho de leerlos, conservando el principio de la gratuidad.
Han transcurrido más de seis meses, y seguimos remando en aguas turbulentas, sin el más mínimo apoyo económico, ni siquiera de aquellos que desde las altas esferas se lucran de nuestro encomiable esfuerzo. Las puertas están cerradas. Promueven el emprendimiento, nos llaman a reinventarnos, pero cuando sometemos nuestro proyecto a su consideración como una experiencia de responsabilidad social miran hacia el otro lado, prefieren la comodidad de su desdén. Nos ignoran. Quizás en el fondo le apuestan a nuestra inanición. Al fin y al cabo, persistir sin alcanzar resultados no puede verse como cosa diferente que un acto de locura.
Pero no lo van a lograr. Resistiremos. El Opinadero no se cierra. No porque nos pongan mes a mes a presentar propuestas comerciales, ni porque nos exijan miles de documentos algunos absolutamente insòlitos, ni porque pidan métricas y demás pruebas de nuestra lecturabilidad para finalmente resultar con “un chorro de babas” presentando excusas y manifestando que “no fue posible firmar el contrato” porque no podemos certificar más de un año de experiencia en el mercado del periodismo digital o no sé qué otras invenciones.
No nos digamos mentiras. La democracia, poco les importa a los burócratas y menos cuando se alían con los poderosos para explotar a los pueblos. La democracia va más allá de votar por quien quiera que nos compre el voto. Un pueblo bien informado y mejor formado es lo que menos sirve a sus oscuros intereses. Y esa es, precisamente, la oferta de valor de El Opinadero. Ya estamos notificados, sólo quienes se beneficien de la verdad, aquellos dispuestos a apostarle a la paz, construida desde el disenso, los que están -como nosotros- interesados en un nuevo periodismo que ayude a construir, verán en El Opinadero un vehículo útil para movilizar sus ideas y un medio idóneo para promover sus productos y servicios, o al menos para apoyar sin esperar beneficios personales.
LA DIRECCIÒN
Tanto la libertad de expresión, como la de fundar medios masivos de comunicación, son derechos fundamentales consagrados en el artículo 20 de nuestra Constitución Política de 1991. Por esa razón, “El Opinadero” debe mantenerse en pide lucha, fortaleciendo la democracia y construyendo país día a día. Unidos le daremos la batalla a quienes pretendan callarnos.
Es una tarea muy dura y desgastante el construir un medio para construir democracia. Como dice el editorialista los gobernantrs de turno solo les interesa medios afines y tolerantes con su obra de gobierno. Hay que persistir en lograr que el acceso a los bienes y recursos públicos sean para todos en igualdad y transparencia.
No desfallezcan, Ahora es cuando!
El opinadero es la linterna de Diogenes
El Opinadero aquí vamos cabalgando
Gracias por acompañarnos siempre con su lectura y comentarios, es lo que nos anima a no claudicar
Señor Director: muy loable labor periodística de todo un equipo de trabajo, que refleja rigor, dinamismo, dinamismo.
Es un medio que convoca a Columnistas de un conocimiento específico, ( economía, política, literatura, historia, religion y otros )lo que permite al lector adentrarse en esa gama diversa, pero con calida académica.
Es un medio que convoca a: lectores a opinar en libertad, sin el riesgo de ser censurado u omitido su comentario.
Es un medio que no claudicar ante:
> La indiferencia estatal y privada, que ve en este medio independiente, la nula posibilidad de controlar de acuerdo a sus intereses.
> Ante entidades estatales que hacen todo tipo de reparos, para evitar que sigan abriendo espacios que amenazan a otros medios, que se quedaron atrás en sus propuestas periodísticas.
Nosotros sus lectores, sus comentaristas aplaudimos e,ese equipo de trabajo,.
Aplaudimos que vivan de nuestro reconocimiento y de otros que líos leen y les temen.
El futuro de El Opinadero es próspero, el presente es de siembra con inteligencia y abono con constancia y rigor.
Adelante,