Miscelánea
Las elecciones tienen el mismo efecto de cuando uno está en internet y quiere saber qué nueva información carga la página, entonces uno oprime la tecla F5 y, ya está, de un momento a otro se refrescan los textos, cambian los datos, cambian las imágenes, cambia todo. En términos de democracia la acción de ir a las urnas, de ejercer el voto, en el mejor de los casos, equivale a dar F5 para que la página de la política se actualice y nos muestre las nuevas realidades y fuerzas que gobernarán un territorio durante los próximos 4 años.
El domingo pasado, en Pereira, 216.721 ciudadanos, los que votaron válidamente por alcaldía, refrescaron el mapa del poder y, en consecuencia, aquellos que venían estando al frente de la administración darán el paso al costado para que entren y se instalen los nuevos jefes; ¿lo harán bien o mal? ¿mejor o peor? Eso solamente nos lo dirá el tiempo, los elegidos ya se ganaron el derecho de probarlo, pero, mientras eso pasa, resulta interesante tratar de interpretar los resultados, de acuerdo con lo que se oye en la calle, en los cafés y en los corrillos:
– Maicol Lopera empezó a perder las elecciones hace 4 años, el mismo día en que eligieron a Carlos Maya, porque para ese entonces la carrera fue tan dura y el margen tan estrecho que el equipo no se recuperó del todo de semejante esfuerzo y desgaste.
– El Cambio empezó a caer el mismo día en que llegó más alto, por las decisiones discutibles que tuvo el líder de la manada, el recién elegido senador Gallo que en una sola rueda de prensa graduó de «fiquistas» y «rodolfistas» a muchos de sus seguidores sin consultarles, en ese giro inusitado que tuvo en las presidenciales, de la misma forma en que, en su momento, lo hiciera el senador Enrique Soto (QEPD), que una noche se acostó liberal y se levantó uribista. Mi suegra, que ya no nos acompaña, y yo, nunca lo asimilamos.
Mauricio Salazar en octubre de 2019, perdió pero inmediatamente empezó a ganar, porque, el alcalde Maya fue fiel a su estilo técnico y pragmático y nunca se sintonizó con la gente que, fatigada, empezó a reclamar el relevo a como diera lugar, ratificando la tesis de que, salvo el caso sui generis de Barranquilla, las hegemonías políticas no duran más de 8 años; por lo tanto, que Salazar llegara como cabeza al Palacio Municipal era solo cuestión de tiempo.
Mauricio Salazar ahora se alzó con el triunfo, sin duda, era inminente, pero no lo hizo con la contundencia de Gallo hace 8 años y, si bien 82304 pereiranos votaron por él, más de 120 mil tenían otra idea y se manifestaron por otras alternativas, es decir, como en el argot del boxeo, ganó por decisión dividida.
La campaña ya pasó, a partir del 1° de enero solo importará Pereira, serán «bienvenidos» todos; el nuevo alcalde crecerá en popularidad, mientras se construye el Plan de Desarrollo y se apropian los presupuestos, pero a mitad de camino, cuando empiecen las mediciones y a notarse los descocidos, cuando quede claro que una cosa es comprometer y otra bien distinta ejecutar, con la camisa de fuerza que es la administración y las finanzas públicas, ese día habrá iniciado la nueva campaña, nos prepararemos para dar F5 y volver a cargar la página.
Quedan notificados los perdedores de hoy, que serán los ganadores de mañana.