Por: David Osorio
Ante un grito de desespero del ambiente, son muchas las personas y organizaciones que enfocan sus esfuerzos en crear formas para contrarrestar el foco de contaminación a través de métodos limpios y renovables.
Para ninguno es extraño el concepto derivado de la crisis ecológica, de cómo estamos siendo participes, pero a la vez de cómo buscamos generar una huella verde.
Bajo este orden de ideas, nuestro semillero Gliglicos, aprovechando el espacio que nos ofrece EL OPINADERO, se dispuso a la tarea de investigar más a fondo acerca de nuevas estrategias que se pueden enmarcar en la sostenibilidad ambiental, ideas innovadoras que promuevan el valor de capacitar y ejecutar todo tipo de soluciones para nuestro ecosistema.
Tras una búsqueda exhaustiva, encontramos una estrategia que contiene beneficio social, propuesta de valor y consciencia ambiental; se trata de la energía geotérmica.
El concepto se da a conocer por primera vez en Suecia tras la crisis petrolera registrada en 1979, ante la necesidad de encontrar una fuente de energía que supliera las necesidades intangibles, recurriendo al aprovechamiento del calor del subsuelo. El mecanismo es simple, se ubican conductos a 100 metros debajo del suelo y estos a su vez sobresalen en la superficie para entregar la energía recolectada del interior de la tierra, la energía es procesada por bombas térmicas que se encargan de convertir el calor del núcleo de la tierra en energía eléctrica, en fuente para climatizar un espacio, y hasta puede recoger agua caliente para uso sanitario.
A pesar de ser una estrategia efectiva y amigable con el medio ambiente, no fue nombrada en el Plan de Energías Renovables (PER) 2005-2010, se sigue desconociendo y desaprovechando este ejemplo tan claro de obtención energética, demostrando tener como objetivo específico, defender y promover procesos limpios sin generar un riesgo significativo al medio ambiente.
Por el momento, este método energético solo se encuentra en EE. UU., Japón y algunos países de Europa; esto nos da a concluir la manera cómo se esta siendo indiferente a una estrategia que promete entregar energía renovable que supla la mayoría de las necesidades energéticas; pero también tras esta investigación podemos esclarecer el grado de ignorancia que tienen las grandes élites, frente al campo energético. Comprendemos que, para las grandes industrias, estos mecanismos geotérmicos tendrían un gran impacto negativo en su mercado, pondrían en riesgo todo el posicionamiento a nivel mundial que acaparan las industrias petroleras, hidroeléctricas y nucleares; además de que el costo por sus servicios para los usuarios es relativamente alto, el resultado o más bien la huella que dejan estas actividades a los ecosistemas, es deplorable.
Una vez más, deducimos que a pesar de todas las grandes ideas, proyectos y recursos que buscan proteger y prolongar la naturaleza en sinergia con el ser humano, siempre estarán obstruidas por dos grandes trincheras: dinero y poder.