Entrevista con un ateo 2

En la entrevista con ateo parte 1, les relacioné algunas formas para convertirse en ateo, más que todo, según mi invitado, por las incongruencias que se encuentran en los libros religiosos que se tienen que creer por creer y porque no cuadran en la lógica razonativa de alguien que dice llamarse ateo.

Le indagué al presidente de la Asociación de Ateos de Bogotá, David Mariño Segura, si odian o repelen o no toleran a un creyente y responde tajantemente que no, de ninguna manera; por el contrario, hay algunos que actúan tan indiferentes a la religión que muchos no se declaran ateos en una empresa donde tienen rituales religiosos, para no perder el empleo, pero si tienen que asistir, lo hacen y aparentan ser religiosos, pero no le dan mayor importancia al ritual, aunque lo respetan, de fondo no los ven necesarios y, simplemente, no se involucran en esas actividades.

Les quiero comentar que en Ulloa, Valle del Cauca, el primer gran escándalo en el pueblo en la década de los 60 ocurrió cuando el cura del pueblo embarazó a una joven que iba a colaborarle en los oficios de la parroquia. Yo no veo nada malo en eso. Es la función natural de un hombre y una mujer gustarse y aparearse, reproducir la especie como lo manda no solo la ley natural sino que eso de creced y multiplicaos es para toda la humanidad, Ahí no veo nada malo, y si cumplen con esa ley natural de crecer y multiplicarse, lo mejor es que respondan por sus hijos y por su obligación y listo!

Casos más graves se han visto como cuando el párroco de Mistrató mató con su sacristán o ayudante a una mujer y a su hija, su esposa y su hija. ¡Qué ignominia, por favor!. Y esos actos los cometen en nombre de un dogma al que se han acogido, mientas la naturaleza de su cuerpo les reclama la ley de la carne, no hay derecho.

La constitución del 91 permitió a los padres de familia solicitar a las Instituciones Educativas que no les impartan religión a sus hijos. De eso se encargan los padres de familia que al fin y al cabo son la primera escuela. Eso sí indicándole al menor que su buen comportamiento incluye el respeto hacia los demás seres humanos, hacia los demás seres animales sintientes y hacia la naturaleza.

Conozco casos de personas, hermanos nuestros todos, que se llaman ateos que al sacar conclusiones emiten conceptos plenos de toda lógica cuando analizan doctrinas y encuentran cosas con las que no están de acuerdo, porque no les nace, sencillo.

Un día me senté a hablar con un amigo muy querido, pastor de una iglesia cristiana, quien me dijo que a quien no seguía al pie de la letra los mandatos de su iglesia Dios no lo consideraba su hijo y por eso lo retiraban. Algo así como que su dios lo desheredaba. Entonces, digo yo que es otra forma de obligar a creer. Y también es otra forma de meter miedo como cuando le dicen al creyente que si se retira de tal culto su dios le manda una enfermedad o pierde el empleo o lo pone a sufrir de alguna manera. Estas también son actitudes en las que el ateo se basa para reclamar que no haya imposición.

En mi caso, de encontrarme con el sacerdote Francisco Gilberto Arias Escudero o el obispo de Buenaventura Rubén Darío Jaramillo, o con Behitman Alberto Céspedes de los Ríos, rector de la Universidad Católica, igual, nada me impide saludarlos y apreciarlos. Y así a todos. Y no porque yo sea ateo, porque no lo soy, solo que me estoy haciendo una idea de mi creador al que acepto como mi padre, y como espíritu universal del cual soy consubstancial y coeterno con él, según me considero y quiero adorar siempre en espíritu y verdad sin otros rituales materiales.

En mis actividades como periodista me he fijado mucho en aquello de respetar a quienes no les agradan las menciones religiosas en las narrativas periodísticas para no convertirme en un proselitista religioso y no pretender que mi audiencia tenga que pensar como yo.

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