Por Juan Guillermo Ángel Mejía
Con el apellido Gaitán se puede encontrar en Pereira un parque y una la vereda y puente sobre el rio Otún; por Oscar Jaramillo, el académico, nos enteramos que mientras el primero recibió su nombre honrando al inmolado jefe liberal, el dr. Jorge Eliécer Gaitán, el segundo lleva el nombre del general Ricardo Gaitán Obeso, otro jefe liberal, también asesinado, inerme en una mazmorra en Panamá .
Nombres como el de don José María Carbonel, quien descendió de los cerros que rodean a la plaza de Bolívar y mantuvo viva la chispa de la revolución respondiendo al angustioso llamado de José Acevedo y Gómez cuando cayendo la tarde se desocupaba la plaza de Santa Fé el 20 de julio de 1.810; a este poco recordado líder podríamos agregar el de Luis Auri, el marino francés quien, fiel al espíritu de la revolución francesa, sirvió sin pedir recibo al liberador Simón Bolívar y a ellos entre muchos otros sumamos el nombre de quien Jorge Isaacs dijera”…Le estimamos en cuanto vale -y mucho- para la causa liberal. Denodado, inflexible, perspicaz, culto y apuesto, bien estuvo y estará siempre en sus manos la bandera de los lidiadores por la república”
Ricardo Gaitán se rebela contra el general Daniel Aldana, quien pretendía reelegirse de manera ilegal en Cundinamarca; (las reelecciones que hoy sufrimos apenas merecen el nombre de triqueñuelas) participa en la segunda guerra religiosa en 1.876 en donde logra la gloria en la batalla de Garrapatas en la cual, gracias a su arrojo, recibió en título de general; en otra oportunidad, marchando desde Manizales acude en apoyo de las fuerza insurrecta de Jorge Isaacs, el poeta, quien se distinguió defendiendo la candidatura liberal, primero con la pluma desde su periódico y luego con las armas, quien desde Rionegro marchó a Medellín, para tomar el control de la capital de la montaña.
Gaitán se pasea victorioso por el río Magdalena, toma Ambalema, Barranquilla dos veces y fracasa cuando pone sitio a Cartagena, razón entre otras por las cuales el reaccionario Núñez pide el cadalso para el indómito luchador, finalmente sufre la derrota en la muy sangrienta batalla de la Humareda de la cual Vargas Vila dijo “ jamás se vio victoria más sombría, solo las nieves de Smolensk y Borodino vieron triunfos tan llenos de tristeza”, capturado, es enviado a Panamá donde fue envenenado, dado el fervor que despertaba entre los liberales este general mal recordado a quien Pereira le hace un reconocimiento, al dar su nombre a una tradicional vereda que rodea al Río Otún.
Otro cronista registra cómo parte de la familia Gaitán termina viviendo cerca de la de la Suiza, más allá del corregimiento de La Florida y recuerda cómo cuando una niña se ahogó en el río, los parientes del general se unieron en la búsqueda de la pequeña a quien encontraran cerca del puente que hoy lleva su nombre; así Pereira le rindió homenaje a quien Vargas Vila, el otro guerrero, quien con el luchó defendiendo las ideas liberales, describió así:
“ Era de raza heroica, de abolengo de próceres, de temperamento guerrero y de corazón greco espartano.”
Añoramos a los jefes liberales ajenos a las canonjías, quienes no cohonestaron reelecciones fraudulentas y menos atentados contra el patrimonio público, hoy apenas quedan excepciones en medio de lo que nuestro bardo llamara “un estéril solar de cobardía.”
*Referencias históricas tomadas de Rodrigo Llano Isaza: Ricardo Gaitán Obeso, Mártir del Liberalismo. Academia Colombiana de Historia.
Desde que inmolaron la corte de oro de hay para acá se perdio la imparcialidad y la ética en las cortes
Que buena clase de historia gracias…
Interesante que los partidos políticos, tuvieran solidez en la concepción filosófica, antropológica, sociológica.
Interesante que incluyeran sus planteamientos en acciones marcadas por la moral y la ética.
Interesante que no se fusionaron en alianzas perversas, sin fundamentos ideológicos,, sino que son alianzas para dañar al otro, al pueblo, para utilidad particular.
.