Por JUAN GUILLERMO ÁNGEL MEJÍA
Quienes tienen dinero suficiente, visa de los Estados Unidos y tiempo de sobra viajaron al país del norte para vacunarse, quien sabe si a raíz del tate quieto será posible continuar con el turismo de salud; lo cierto es que el federalismo Norte Americano muestra disparidades en el manejo de la crisis, así en algunos condados no hay vacunas, se agotaron, en otros las tienen de sobra; en nuestro caso a los viajeros de la salud se suman otros que tampoco hacen cola, estos acuden a las tutelas para saltarse la fila.
La algarabía que sobre la situación de las vacunas en Colombia difunden: que nos vamos a quedar de últimos, critican que Colombia aceptara la cláusula de confidencialidad y la de eximir de responsabilidades al fabricante por eventuales reacciones al fármaco, exigen que no se acepten los derechos de autor, trampa en la que cayeron otros que hoy están de últimos en la fila, que las compramos muy caras, que mantienen oculta la información y los contratos, que no se ha actuado con la premura que la crisis demanda y por lo tanto no tendremos la vacuna con tiempo suficiente para evitar que todos nos contagiemos.
El peligro del virus es evidente, ya acumulamos más de 50.000 muertes en poco menos de un año, una cifra muy alta si la comparamos con los registros históricos que nos muestran que, antes del coronavirus, en el 2.018, 280.000 de los nuestros murieron, el coronavirus se nos convirtió en la primera causa de muerte.
Quienes hacen ruido tienen razón en urgir que se inicie el proceso que es engorroso y demorado, pero sobre todo ignoran en dónde vivimos; aquí no sirve el certificado de las agencias internacionales de salud para autorizar el uso de un fármaco, es indispensable contar con la lentísima INVIMA, no se puede comprar directamente puesto que es necesario hacer un proceso de licitación, superar la prohibición legal de invertir en algo experimental, hacer las correcciones presupuestales entre muchas vicisitudes, así tenemos la tormenta perfecta puesto que al final las decisiones no la toman los que saben sino lo políticos de un lado y los juristas y controladores que del tema nada saben, y si a ello debemos sumar la adquisición de las super neveras, las jeringas y el personal idóneo, tendremos un proceso largo y farragoso lleno de firmas y contrafirmas y de burócratas ineficientes que impiden actuar con la celeridad que todos quisiéramos; todo esto es cierto pero no razón suficiente para no tener el fármaco disponible, la primera razón es que este es un mercado dominado por los oferentes y no por los compradores y son ellos, los dueños de las vacunas, quienes deciden a quién, cuándo y cuántas dosis entregan.
En cuanto a que ya todo el mundo está vacunado menos nosotros, cuando al lunes pasado habían recibido la pócima mágica 40 millones de personas, menos del 0.5% de la población mundial, casi todas ellas en los países más ricos: USA, UK, Rusia, Israel, mientras que en el tercer mundo ha recibido unas pocas miles de unidades, buenas para hacerse propaganda pero cantidades que en nada han afectado los índice de contagios.
Sin duda los más débiles serán los últimos en la cola, países como Ecuador o Paraguay, apenas han asegurado unas pocas dosis, mientras nosotros ya negociamos, si descartamos aquellos quienes han declarado no desean vacunarse, la totalidad de las necesarias, pero por supuesto ese no es argumento suficiente, tenemos, dicen los profetas del desastre, que ser los primeros en la fila, es inadmisible no derrotar a los poderosos gigantes que dominan todo lo que en este planeta ocurre.
Seguimos esperando, parece que van a llegar primero las muestras gratis, las pasearán en carro de bomberos…
Un análisis muy acertado para el momento, aunque hay que muchos que opinan a la ligera y ojalá tengan la oportunidad de leer este artículo